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Seungmin suspiró en silencio mientras veía a través del ventanal desde adentro de la acogedora floristería. El sol comenzaba a ocultarse, sin embargo, las nubes grises que empezaban a aparecer hacían que el atardecer fuese imposible de contemplar. Fue entonces que, con labios levemente fruncidos en un mohín, giró en dirección a la chica que se mantenía concentrada acomodando algunos artefactos.
ㅡ Deberías apresurarte.ㅡ habló a su compañera, captando su atención de inmediatoㅡ Está comenzando a llover, si no sales ahora podrías llegar empapada a tu cita.
La rubia se mostró dubitativa, no sabiendo si hacer caso a la recomendación del chico o quedarse hasta acabar de ordenar. Kim rió ligero al ver como la otra se debatía internamente en qué hacer.
ㅡ Vamos Ryujin, no te preocupes, yo terminaré de guardar los adornos y cerraré la tienda por ti.ㅡ se ofreció, viendo la mirada feliz de la aludidaㅡ Ahora ve, no hagas esperar mucho a Yeji.
ㅡ Gracias Min, eres un sol.ㅡ agradeció abrazándolo antes de despedirse y salir casi corriendo con su bolso de la floristería.
El nombrado, luego de despedirse, se limitó a ver por medio del vidrio a la chica alejarse hasta que desapareció de su vista.
Aprovechando que estaba completamente solo, puso algo de música tranquila y observó por un rato como por el exterior las personas aceleraban sus pasos huyendo del mal clima, mientras que las calles empezaban a mojarse de a poco debido a la lluvia. Por su mente, la idea de aplazar el cierre del local y quedarse hasta que escampara le pareció buena, por lo que tras estirarse, se tomó su tiempo para comenzar tanto con el trabajo de la rubia como con el suyo, los cuales tampoco eran del todo complejos; solo debía de limpiar y ordenar ciertas flores y decoraciones que estaban esparcidas por todas partes.
Minutos más tarde, en lo que acabó en acomodar los lazos en sus respectivos cajones, la campanilla de la puerta principal resonó en el lugar llamando al instante la atención de Seungmin. En pasos cuidadosos, una figura aparece y avanza por la luminosa sala, se trataba de un chico de largo cabello rubio que en su honesta opinión era muy, en serio muy, guapo. Pero no se permitió el seguir apreciando cada rasgo del desconocido al momento en que notó su mirada afligida y por su semblante parecía que se pondría a llorar en cualquier momento.
Se veía tan herido que Seungmin quería rodearle en un abrazo y borrar cualquier rastro de tristeza.
ㅡ Uhm, buenas.ㅡ saludó tímido al notar la presencia del chico de cabellos lilasㅡ ¿Aún no cierran, verdad?
Kim analizó por un segundo de pies a cabeza al alto, notando así que en su mano sostenía una sombrilla desgastada y algo torcida, probablemente ésta era la culpable de que el cabello del contrario se viese húmedo al igual que sus prendas. Por eso, decidido, sonrió lo más cálido que pudo y se acercó al bonito cliente.
ㅡ ¿Te parece una taza de chocolate caliente? ㅡ ofreció, sorprendiendo al altoㅡ Ven, siéntate mientras te atiendo.
Extendió su mano y, a pesar de que el otro pareció dudar por un momento, le fue permitido llevarle al otro lado del mostrador y sentarle ahí a esperar. Rápidamente, le pasó el primer paño que llegó a encontrar y en silencio, se puso a preparar el chocolate con la maquina que semanas atrás Ryujin había adquirido con tal de no seguir llegando tarde por pasar a comprar su bebida para el desayuno.
