La tarde en un invernadero estaba dividida entre gritos y quejas por parte de las personas que estaban dentro; unos sentados en sillas con abanicos, otros lanzándose agua con una mangera, y una muy enojada chica gritándoles a todos. ¿Cuál era la razón de esto? Nada más y nada menos que el insoportable y resplándeciente sol.
Las personas dentro del invernadero eran inquilinos y algunos aprendices encargados de cuidar de las preciosas plantas que estaban allí. Estos eran un grupo de cuatro personas; un chico y tres chicas.
Aquella chica que le gritaba a las demás personas, era la que estaba más preocupada de que la 'irresponsable' jefa llegara y viera que ninguno había hecho algo de lo que les pidió.
―Vous êtes tous irresponsables!
Gritó aquella chica de cabello púrpura corto a los demás trabajadores del sitio.
―Burgundy, ya sabes que no te entendemos cuando hablas en francés ―dijo un joven con cabello café y ojos azules muy despreocupado.
El único varón del lugar; su nombre era Cameron. Un chico bastante infantil pero agradable, quien no estaba allí porque le gustaran las flores. No, él estaba allí porque necesitaba dinero y el único trabajo que tenía a su disposición, era el de ayudar a arreglar plantas y arrancar malas hierbas según él.
Eso aunque le parecía gracioso, a las demás trabajadoras del lugar, a una en especial no le causaba mucha gracia que cierto chico hiciera algunos desastres, entre ellos: olvidar regar las plantas, cortar los pétalos de los girasoles, arrancar los tulipanes, etc. Burgundy no era muy tolerante a esas cosas que digamos, por esa razón siempre lo regañaba, aunque hoy... le tocó regañar a todo el equipo.
―Hace mucha calor, Burgundy. Por favor, déjanos descansar, además Gardenia dijo que iba a tardar.
Esta vez habló una chica bastante alta de cabello verde esmeralda y ojos rojos llamada Forsintya, seguido de eso, una chica de un tono de cabello verde más obscuro asentía.
Un equipo de cuatro personas muy peculiar y bastante relajados. Solo siguieron refrescándose del inmenso sol.
Burgundy dio un largo suspiro y se dirigió a la puerta de salida del invernadero, tenía la esperanza de que la jefa Gardenia llegara y regañara a todos esos vagos irresponsables. Se supone que su trabajo era cuidar de las plantas que se encontraban allí, no importa si el ambiente estaba tan caluroso como un desierto.
Llegó a la salida y fijó sus preciosos ojos violetas en una mujer de cabello corto naranja, esta corría muy apresurada hacia ella con una maceta que contenía un hermoso girasol.
"Ya tiene muchos, ¿por qué necesita más de ellos?" Pensó la peli-morada mientras su ya mencionada jefa se acercaba con dicho objeto.
―¿Por qué tardaste tanto?
Y como si se tratara de una especie de hermana, Burgundy le habló un tanto enojada y regañándola de cierta forma,
En respuesta de tal regaño, Gardenia le extendió la maceta junto con el girasol, dedicándole una sonrisa nerviosa. Dejarse regañar por sus propios empleados, vaya jefa, pero eso no justifica que se ausente cada vez que se le quita el ojo de encima.
De ser así, siempre regresa con una flor diferente, es... un tipo de manía que tiene por coleccionar tantas flores.
―¡Lo siento mucho! ―dice una arrepentida Gardenia inclinándose y juntando sus manos en forma de plegaria ―Tardé y lo sé, pero tengo una buena noticia para todos. ―finalizó guiñándo su ojo izquierdo y mostrando una sonrisa.
Burgundy se mostró confundida ante las palabras de Gardenia, pues tratándose de la energética jefa, todo puede pasar. Hasta que esta lo notó.
―Tal vez estás algo confusa, pero no es nada de qué preocuparse. Solo vendrá un nuevo trabajador, ¡¿no es increíble?! Esa es la razón por la que tardé, el chico que va a venir es un amante de las flores y un gran cocinero, me insistió mucho que quería este trabajo y yo dije que sí de inmediato.
La peli-morada entendió el porqué de su tardanza, un nuevo trabajador.
No es que sea la mejor florista en el mundo, pero le gustaba su trabajo, pasar el tiempo con las plantas de alguna forma relaja a las personas, y no es para menos, ya que su olor y belleza son tan magnifícos y si ganaba algo de dinero por las cosas que le gustan, eso estaba muy bien para ella; así conseguiría dinero para pagar su universidad.
―Oh, ¡mira! ¡Es él! Vino más rápido de lo que imaginé. Bueno, después de todo estaba muy ansioso por venir a ver el lugar
Señaló a un chico alto, de piel claro, ojos verdes y su cabello igual. Se acercaba muy sonriente hacia donde se encontraban las dos damas.
Y... aquí vienen los pensamientos descabellados de cierta chica, "Se ve presumido", "tal vez quiere quitarnos el trabajo a todos", "debe creerse el mejor, solo porque es un gran florista, eso no es la gran cosa". Juzgar a las personas antes de conocerlas era la especialidad de Burgundy, definía a algunas por sus olores y físico, pero al parecer con la descripción que le dio Gardenia y al ver a este chico con su sonrisa, ya tenía "claro" que era un arrogante.
―Creí que tenías que ordenar algo con tus hermanos ―dijo burlona Gardenia
―Sí, pero ellos se encargaron de todo. Quise venir a conocer a todos mis nuevos compañeros ―respondió seguro el oji-verde.
Ya lo había visto todo, ya recordaba porqué tantas "malas vibras" saliendo de este tipo. Era el mismo chico que fue un día a su escuela para presentar un proyecto de la universidad, puesto que este era un año mayor que ella y había salido exitosamente de la preparatoria graduándose así antes que ella.
Se presentó ante la clase junto con sus demás compañeros, haciendo pláticas triviales hasta que vinieran las verdaderas preguntas. Su proyecto se trataba sobre el cuerpo humano y consistía en hacerles preguntas a los estudiantes que pasaban ya por el último año de la preparatoria. Por una casualidad le tocó hacerle una pregunta a Burgundy, esta se trataba sobre cuántos huesos poseía el ser humano, la chica contestó muy segura, pero lastimosamente su respuesta no era nada correcta, a lo que el chico la corrigió y le trató de explicar.
De alguna forma, la joven terminó humillada, no solo por su vaga respuesta, sino por la insistencia que tenía en demostrar que ella tenía la razón. Esa fue su peor experiencia y desarrolló desde entonces un tipo de odio hacia el chico quien solo le explicó la respuesta correcta.
Nunca olvidaría su nombre, el nombre del hombre que la humilló inconscientemente.
Cilan.
―Déjame presentarte a Burgundy, es una de las trabajadoras y una de las mejores ―Gardenia señaló a la chica quien se había perdido en sus más profundos pensamientos.
No había pasado mucho tiempo desde la primera vez que se vieron, así que Cilan reconoció inmediatamente su rostro, aunque no su nombre.
―Oye, yo te conozco. Eres esa chica que-
No pudo continuar de hablar ya que esta le lanzó la maceta que cargaba Gardenia entre sus manos.
Gardenia tanto como Cilan se quedaron boquiabiertos por la acción tan repentina de la chica.
La tierra húmeda de la maceta y el girasol con sus raízes afuera se posaron en la elegante y sofisticada ropa de Cilan. Ante la sucedida acción, la oji-púrpura corrió dentro del gran invernadero que también era la casa de Gardenia, solo que estaban separados.
Inmediatamente se encerró en uno de los cuartos donde había palas y varios sacos de semillas, se recostó en el suelo y comenzó a recordar y llenarse de odio por ese día tan desagradable y vergonzozo que vivió no hace como tres semanas, y que desde entonces sus compañeros no dejan de fastidiarla por eso.
Pero no se puede regresar el tiempo atrás. Lo hecho, hecho está. Además no había nada que pudiera hacer ante esa situación, pero ¿qué tal si hacía algo... cómo un tipo de venganza para olvidar aquél momento?.
―¡Eso es! Gardenia dijo que insistió mucho para este trabajo, eso quiere decir que si pierde su trabajo será realmente infeliz, y compensará lo que me hizo.
Una idea malvada y perversa.
Sonrió malevolamente y se levantó victoriosa alzando una mano empuñada.
―¡Lo haré perder su trabajo!
Y sip, esa era su propuesta de aquí en adelante.
Continuará...
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❀✿La más hermosa flor✿❀
Fanfic🌸Algunas cosas están destinadas a suceder, no importa la forma en la que sucedan... Sin embargo, en este caso... se podría haber empezado mejor. ―¡Maldito Cilan, sal de mi camino! ―Solo estoy tratando de ayudarte... Una típica pelea entre un expert...