Mi vida es tan extraña.

"Capitulo 2"

Me encontraba aquí sentada frente al ataúd de mi abuelo en su casa, esto no era sencillo para mi, solo oí a la demás gente hablar a mi alrededor y decir que lo que yo sufría era mucho ya que estaba en shock. La única verdad aquí es que nadie sabía exactamente como me sentía, solo creían que lo sabían, pero no, solo aquellas personas que habían perdido a alguien muy importante podían de decir que era el dolor. Muchas de las personas que se encontraban aquí solo lo hacían por educación, porque les interesa saber sobre la herencia y si les toco algo, solo son unos hipócritas que nada mas están como animales hambrientos frente a una carne fresca y otros, que eran pocos, de verdad sentían su perdida.

Yo, yo solo miraba el cuerpo inerte del que fue mi ejemplo a seguir, las lágrimas bajaban desde mis ojos, llevaban un camino por mis mejillas y terminaba en el piso. Me encontraba aferrada a una fotografía mía y de mi abuelo de hace muchos años cuando era niña, esa vez fue uno de los mejores días de mi vida y quisimos recordarlo por siempre.

Me acordaba de todas esa veces que había venido a su casa y le contaba cosas que me ocurrían, el muy divertido me daba consejos para mi pequeños conflictos y hacia como que se los tomaba enserió. Era para mí simplemente el mejor, me contaba anécdotas de su vida.

Creo que recordar algo de esto no me ayudo de mucho en mi duelo, así que decide dejar de pensar y mejor observar a la gente. Todos vestían de negro, algunas de las señoras portaban de un velo del mismo color. En mi recorrido con la vista, me quede confundida al ver a los nuevos vecinos de Lia , no me explicaba que hacían aquí ellos no conocían al abuelo.¿ Acaso su presencia era por educación? , vi que mi padre y mi madre hablaban con ellos, se presentaron y les dieron las condolencias, ya que se abrazaron.

Estaba yo muy entretenida con los nuevos vecinos y con su inesperada presencia que no note cuando mis amigos llegaron.

-Amiga, se te está haciendo costumbre comerte al vecino sexy con la mirada.- dijo Lia con cierto tono de diversión.

-Lia , ¡por favor! No estoy para eso, es solo que me impresiono que esa familia viniera. No conocían a mi abuelo, acaban de llegar al pueblo.

-Vale lo siento, ya sabía, pero es que también sabía que te iba a encontrar terrible así que intente bromear para sacarte una sonrisa.- confeso con sinceridad y preocupación en su rostro.

-Juli, sabes que nos tienes, tu hermano me dijo que te aplicaron tranquilizante cuando te dieron la noticia por lo mal que te pusiste. Solo te quiero decir que no te hundas en la depresión, nosotros te queremos y mucho, así que aquí estamos para lo que nos necesites.- hablo Jack después de mantenerse al margen del fallido intento de Lia de levantarme los ánimos. Yo solo asentí, no podía hablar a causa del nudo de mi garganta. Los tres nos abrazamos y llore de nuevo pero más calmada esta vez.

-Gracias, yo también los quiero mucho.- dije con sinceridad una vez que nos soltamos.

Después de eso no ocurrió nada, la gente iba y venía, supongo que ellos tenían que seguir con su vida al igual que yo pero aun no sabía cómo le iba a hacer. No será fácil que vuelva a ser la misma antes de que esto pasara, es mas ni siquiera sabía si iba a ocurrir, algo me decía que ya nada va a ser igual todo cambiara. Es como si la muerte del abuelo Marc hubiese cambiado algo fundamental. No lo sé, tal vez sean imaginaciones mías pero eso era lo que pensaba y sentía.

Decidí echar de nuevo un vistazo a la sala, mientras veía me tope con la mirada intensa del vecino joven, él me examinaba, me sentí un poco incomoda, pero creo que ya lo había estado haciendo porque sentía su mirada a todo lugar donde me movía, solo que lo ignoraba pero ya no podía más.

Le estuve manteniendo la mirada a este chico, hasta que mi hermano me interrumpió.

-Juli, dice papá que debemos dormir un poco, es bastante tarde y debemos estar listos para mañana en el sepelio, vamos.- me tendió la mano, pero yo me negué, no me pensaba mover de aquí. Era la última noche con mi abuelo y no lo iba a desaprovechar. La última vez que íbamos a estar juntos antes de que se lo llevaran y yo ¿dormida? ¡Claro que no!.