C̷h̷a̷p̷t̷e̷r̷ O̷N̷E̷

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Un chico peliazul estaba terminando su desayuno en el comedor de su gran casa

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Un chico peliazul estaba terminando su desayuno en el comedor de su gran casa. Con anterioridad se había arreglado, cosas básicas, como lo eran su uniforme, sus útiles, todo estaba listo.
En su hogar, todo era calmado, y callado, su padre no se encontraba, seguramente estaba en sus negocios.

En cuanto terminó de desayunar, las mucamas comenzaron a limpiar la mesa. Él se levantó de la mesa y salió de la casa, en la entrada estaba una mucama que le entregó su mochila.

— Aquí tiene, joven maestro — Le ofreció su mochila y éste la tomó, acto seguido hizo una reverencia como señal de respeto y agradecimiento a la vez.

Abrieron la puerta y salió. Ya estando afuera el peliazul se percató que estaba la limusina esperándolo.

Un guardaespaldas abrió la puerta de la limosina por él. — Buenos días joven maestro.

— Buen día — Realizó una reverencia y entró al auto — «Hoy será un día igual que siempre...» — Eso es lo que él pensaba.

Realmente no le desagradaba su vida, pero tampoco se le hacía algo que disfrutara, sin saberlo o notarlo, era controlado por su padre.

Su plan sólo era mejorar para demostrarle a su padre de lo capaz que era para ser un gran hombre de negocios.

Sentía algo de envidia por su mejor amigo, Han Jumin, el hijo de otro CEO reconocido socialmente, que incluso era superior a su padre, ya que la empresa era más grande. Sin embargo eran socios.
El peliazul reconocía que el pelinegro tenía un gran talento y potencial, le gusta lo que hace y su padre seguramente está orgulloso de tener un hijo como él.

Pero también se alegraba por él, y agradecía que sea su mejor amigo, o eso él consideraba.
Podía adquirir nuevos conocimientos gracias a Jumin, pero en ocasiones se sentía inferior a él, ya que quería que su padre notará su impecable trabajo.

En un momento a otro ya había llegado a la escuela.

Se había hundido tanto en sus pensamientos, que ni cuenta se dió cuando llegó.

Reaccionó y se dispuso a salir del auto.

El chófer abrió la puerta, salió de ahí, hizo otra reverencia e ingresó a la institución.

A sus diecisiete años de edad, se le hacía algo aburrido y monótono, pero era la vida que le tocó tener, y hasta eso no se quejaba, sólo aceptaba su destino.

Alzó la mirada y se encontró a un joven pelinegro que iba caminando mientras revisaba algo en su teléfono.

— Hey — Llamó su atención al verlo.

— Oh — Se detuvo al verlo —. Hola Jihyun — Guardó su teléfono y lo miró.

— ¿Qué tal todo? — Se miraba cansado.

❝ Bҽƈαυʂҽ σϝ ყσυ ❞ // © ¦{Kιɱ Jιԋყυɳ/V}¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora