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Navidad, fría y emocional temporada.

La nieve caí con lentitud sobre las casas y pintaba de blanco las calles y todo lo que estuviese a su paso, la ciudad exhibía sus mejores escenografías, los adornos antiguos y contempérenos se complementaban y relucían en cada vivienda y edificio. Las luces brillaban con millones de colores, la magia recorría la ciudad transportándola a un universo de fantasía que celebraba el nacimiento de un dulce niño.

Y no es Jesús.

Sino un tierno pequeño que nació el 24 de diciembre de 1991, toda la ciudad se vestía con sus mejores galas para festejar cada año de vida de esa dulce criatura.

O eso pensaba Louis de pequeño

El adulto actual recordaba con cariño cuando creía que la ciudad entera celebraba su cumpleaños.

La inocencia de los niños, dulce regalo desvalorizado.

Hoy el apogeo de los centros comerciales no cesaba y es que la gente aún no perdía la mala costumbre de dejar las compras para último momento. Así que miles de personas recorrían los pasillos del amplio lugar dispuestas a pagar lo que fuese necesario para cumplir con su necesidad capitalista y para disculpar todos sus errores con ostentosos detalles.

Bella y excéntrica navidad.

Louis no pudo evitar bufar con hastío y cansancio, para su mala suerte él era una de esas personas que criticaba, pero ojo, no por voluntad propia sino porque a pesar de ser el mayor de los hermanos siempre caía bajo los mandatos de Lottie. Su voluntariosa hermana nunca aceptaba un NO como respuesta y siempre lograba arrastrarlo entre las tiendas.

Por favor, mañana cumpliría 30 años y se dejaba mangonear con facilidad.

Sentía vergüenza de sí mismo.

Recostado en una incómoda silla del centro comercial, observaba el enorme reloj expuesto en un gran escaparate de muebles frente a él, contaba los minutos que parecían transcurrir con dolorosa lentitud mientras insultaba mentalmente a su hermana.

La joven entre la ocupación diaria dejó pasar el tiempo, recordando a último momento las compras navideñas, así que ahí se encontraban, juntos (entiéndase como Lottie luciendo en plan adicta por las compras y Louis buscando donde sentarse en cada almacén... el hombre ya estaba en sus treinta deberían tener compasión por él) a las once de la mañana de un 23 de diciembre rezando para que nadie los reconociera. Si era honesto no poseía la energía suficiente para tratar con cámaras y gritos.

¡Que ya estaba en los treinta! Por Dios.

Le fue imposible contener una sonrisa al imaginar la expresión de Harry, seguramente lo mandaría a callar y lo regañaría por actuar como un abuelo amargado.

No malentiendan la situación, Louis amaba a sus fans con la misma fuerza que ellas lo hacían, sus Louies o pequeñas mierdas como ellas misma se denominaban, eran poderosas en muchos sentidos mas hoy era uno de esos días donde solo quería ser Louis Tomlinson 'La persona' y no Louis Tomlinson 'El cantante'. A pesar de fastidiarlo, realmente deseaba pasar un día normal con su hermana.

Sobando su estómago que ya comenzaba a gruñir por el hambre, sacó el celular que guardaba en su chaqueta y frunció el ceño al sentir el cuero pegado a su cuerpo

¡Uh! Desagradable.

¿Lottie se enojaría demasiado si simplemente se largaba? Quería almorzar temprano.

Frustrado con todo, desbloqueó el teléfono e ignorando todas las notificaciones de sus redes sociales ingresó a WhatsApp, la estúpida foto que Harry tenía de perfil le hice reír de inmediato, era él usando un ridículo sombrero de sapo. Presionó sobre su chata y revisó su última hora de conexión, fue poco después de que hablaron, por lo que supuso que todavía estaría en la sesión de fotos.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora