Una persona inesperada.

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No podían haberse equivocado... esa voz, sin ninguna duda era de Juancho.

Norma se levantó enseguida y empezó a gritar con mucha fuerza:

-¡JUAN!,¡MI AMOR!- Se disponía a salir corriendo si no fuera por la mano de Óscar que la sujetó con fuerza, y le pidió que se tranquilizara.

Franco por su parte, ya no estaba en ese lugar, había ido enseguida a encontrarse con su hermano.

-Óscar, ¡suéltame!, tengo que ir a buscar a Juan-

-¿No ves que ya fue el flaco?, lo mejor es que nos quedemos aquí o nos perderemos todos-

-¡¿cómo puedes estar tan tranquilo?!-

Óscar le sonrío mientras caían lágrimas por sus ojos verdes

-En estos momentos sólo tengo ganas de correr e ir a abrazar a mi hermano, quizá viene con Jimena y Sarita... pero... -

-¿pero qué?-

-Y si Jimena no está con él..., Norma... si Jimena no viene con él... te juro que me muero... estoy muerto de miedo-

Óscar se puso a llorar más afligido, enseguida Norma lo abrazó y lo tranquilizó.

-Óscar... escúchame... vamos a buscar a Juan... estoy casi segura que él está cuidando de Jimena y Sarita... no te preocupes antes de tiempo... ¡vamos!-

Los dos jóvenes se levantaron y fueron a encontrarse con Juan.

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Juan caminaba con lágrimas en los ojos mientras sus piernas temblaban por el cansancio, ya había caminado demasiado con Sarita en brazos, y la llevaba con mucha delicadeza ya que le daba pánico moverla demasiado.

Había escuchado los gritos de su esposa, eso de alguna forma, le había llenado el corazón... aunque en el fondo creía que todo era una especie de espejismo, una mala jugada de su mente. Así que realmente no tenía muchas esperanzas de encontrar a su familia.

Fue en ese preciso momento cuando siente una voz que lo llama demasiado cerca.

-¡JUAAAAAN!, ¡POR FAVOR, RESPONDE!- Franco buscaba a su hermano desesperadamente entre los árboles y la ceniza que nublaba el ambiente.

Juan se tumbó en el suelo de rodillas con Sarita aún en sus brazos y con sus últimas energías exhaló un gritó fuertísimo.

-¡ESTAMOS AQUÍ! , ¡ESTAAAAAMOS AQUÍ!-

Franco sabía exactamente de donde venía el sonido, corrió con todas sus fuerzas y la imagen que encontró hizo que su corazón se parara por un momento.

-No puede ser...- Franco se desplomó en el suelo, mientras sus ojos se abrían y caían un montón de lágrimas de ellos. Retrocedió con miedo.

Juan que tenía la mirada cabizbaja, se esforzó mucho en levantar la cabeza y poder ver directamente a los ojos azules de su hermano, este último estaba en shock.

PASIÓN DE GAVILANES 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora