Jeon Jung Kook estruja el reposabrazos de su silla y un jadeo desesperado se escapa de su boca. Separa las piernas sin siquiera pensárselo y echa la cabeza hacia atrás, dejándola caer descuidadamente en el respaldo, impulsando la pelvis para obtener más del húmedo placer que significa la boca ajena entre sus piernas.
Siempre se ha sentido fascinado por la lengua de Min Yoon Gi, en especial cuando recuerda que esa lengüita traviesa se volvió una experta gracias a él. En ese instante, parece más ávida e insaciable de lo común: lamiendo con parsimonia a lo largo del pene de Jeon, cambiando el ritmo de vez en cuando; chupando con ímpetu para eventualmente regresar a la lentitud inicial.
Pareciera que el pálido lo hace a propósito, intentando volverlo loco, provocandolo.
—Hyung, chúpame debidamente —exige con voz ronca sin poder ocultar el deseo y la ansiedad.
Min levanta la mirada hasta encontrarse con los ojos ajenos. Uno esperaría que debido a la posición, Jung Kook fuese quien observa con superioridad, pero los ojos de Yoon Gi están llenos de orgullo y presunción. Se nota que se sabe poderoso ante el hecho de que Jeon está al borde de la desesperación.
El pálido se separa con suavidad, dejando una molesta sensación de frialdad y ansiedad en su amante, permaneciendo a la distancia adecuada para que su respiración choque directamente con la piel que él mismo ha dejado mojada y sensible.
—Mocoso, entonces pídemelo debidamente —sugiere lo suficientemente cerca del pene ajeno como para que su aliento consiga hervir la sangre de Jeon.
El menor se pregunta si su hyung está jugando a provocarle y ante el pensamiento le es imposible contener una sonrisa irónica.
—Min —pronuncia a modo de advertencia y con voz firme; sabe que a su gatito ese tono lo enciende e intimida a partes iguales.
Jung Kook va a perder la lucidez si Yoon Gi no acelera el ritmo y el pálido en definitiva va a perder la movilidad durante el tiempo que el desenfreno le dure a Jeon.
No va a rogarle a su hyung, de verdad que no. Sin embargo, el maldito jadea ocasionando que la piel de Jung Kook se erice y un traicionero gruñido lleno de necesidad mal contenida salga de su garganta.
Ese jadeo por parte del pálido fue intencional, pues una sonrisa cargada de satisfacción se dibuja en su rostro.
Jung Kook enarca una ceja. Si acaso Yoon Gi está pensando que va a tener el control, está muy equivocado; así que habrá que recordarle que no será así.
Toma esa pálida mandíbula con la mano, aplicando la fuerza necesaria para mantenerla abierta sin despegar un sólo segundo la mirada de la incitante visión que esa acción conlleva.
Min sonríe de nuevo, hasta que la punta goteante del pene de Jeon roza sus labios y cierra los ojos al sentir la hombría ajena hacerse paso entre su boca. Ahora es el acalorado y dominante instinto de Jung Kook el que impone el ritmo.
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Una y otra vez | KookGi |
FanfictionNo le importa que las paredes de la oficina no sean precisamente insonoras, Jung Kook necesita adentrarse en su hyung y hacerlo gritar su nombre una y otra vez.