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—No tenía idea de que Sung Kyu fuera un joven tan espléndido. Me encantaría que alguna vez nos deleitara con su hermosa voz —apremia con sinceridad la madre de Myung Soo; una mujer joven, muy bella y con una sonrisa deslumbrante.

Sung Kyu la observa con fascinación antes de que su curiosa mirada se centre en el apuesto joven que está sentado frente a él. Sonríe con dulzura y continúa degustando su deliciosa comida.

—Le aseguro que mi hijo estará fascinado de hacerlo —dice la otra mujer: una dama recatada con semblate serio, aunque no por eso desagradable.

Myung Soo vuelve el rostro hacia Sung Kyu y nota su pulcro aspecto, sus delicadas facciones e impecables modales. Así que no le cuesta mucho trabajo aceptar que se casará con él. Los padres de ambos han arreglado el matrimonio; algo sumamente común en familias de su estatus social.

Ambos jóvenes no están dispuestos a ir en contra de los deseos de sus progenitores, pues saben que no sólo se trata de una unión por intereses económicos, sino para mantener la buena reputación de todos los miembros de las dos familias.

—Aún no hay fecha para la boda —interviene el padre de Sung Kyu—, pero esperamos que, para antes del otoño, podamos fijar una.

Los muchachos asienten, secundando la afirmación de sus padres, quienes no pueden estar más satisfechos con la próxima unión matrimonial.

—Háblame un poco de ti, Sung Kyu —le anima Myung Soo, acercándose un poco más a la mesa para acomodar sus manos entrelazadas sobre ella con porte elegante, dispuesto a escuchar con interés todo lo que tiene qué decir el otro joven.

—Bueno, como ya lo mencionó mi madre, me gusta cantar y tocar el piano, también me gusta leer y salir a caminar. En este momento continúo estudiando. Espero graduarme de la universidad el año que viene —explica con cortesía curvando sus labios en una dulce sonrisa—. Y a ti, ¿qué te gusta hacer, Myung Soo?

—A mí me fascina tomar fotografías. Tal vez después pueda tomarte algunas Tienes un perfil precioso.

Sung Kyu se sonroja de golpe haciendo sonreír a su futura suegra.

Inesperadamente, Sung Jong, el asistente de Myung Soo, entra al cubículo privado del restaurante en donde todos están cenando, ganándose una fugaz y desaprobatoria mirada por parte de los padres de Sung Kyu. Aunque, enseguida retoman la compostura, pues ya se les ha advertido con anterioridad lo ocupado que está Myung Soo con su nuevo nombramiento en la empresa de su familia.

El joven asistente le habla al oído a su jefe y éste mueve la cabeza de forma afirmativa de inmediato. Hay varias cosas que se han quedado pendientes en la oficina y muchas de ellas son de carácter urgente, por lo que no tiene más remedio que disculparse con los presentes.

—Siento tener que retirarme, pero me es imposible posponer algunos asuntos de la empresa —anuncia Myung Soo mientras se pone de pie—. Ha sido un verdadero placer, señores Kim. Espero que esta maravillosa cena se repita muy pronto —dice inclinándose con educación.
Myung Soo le regala una última mirada a Sung Kyu y el joven le sonríe con sutileza. El pelinegro abandona el lugar entonces, seguido con rapidez de su asistente.

Mientras se retiran, Sung Kyu mira la espalda de Sung Jong y no puede evitar pensar que es un jovencito muy atractivo, además de que hay otra cosa en su mirada que no sólo denota admiración y obediencia hacia Myung Soo. Pero no ahondará en ese asunto; después de todo, no es precisamente un sentimiento romántico lo que lo unirá en matrimonio con el joven heredero, no obstante, no tiene ninguna objeción.

—Lo he estado pensando por un rato y, si ustedes lo permiten, me gustaría que pasaran algunos días en nuestra casa —menciona la madre de Myung Soo, puesto que Sung Kyu y sus padres sólo han viajado a Corea para conocerlos, ya que su vivienda se encuentra en Japón.

—Muchas gracias por la invitación, pero mi esposa y yo tenemos qué regresar hoy mismo —aclara el señor Kim—, sin embargo, creo que nuestro hijo estará encantado de conocer la ciudad. Era aún un niño pequeño cuando tuvimos que mudarnos.

El joven asiente y continúa comiendo, aunque sigue pensando en Myung Soo y en lo ocupado que está como para haber abandonado así la cena.

◇◇


—Disculpe por interrumpir así la cena con la familia Kim, pero el señor Park llamó y dijo que no podía posponer la reunión. Tiene que viajar al extranjero mañana —dice Sung Jong, apenado, mientras ambos caminan hacia la puerta principal del edificio.

La familia de Myung Soo es dueña de un enorme conglomerado de telecomunicaciones, y la familia de Sung Kyu se ha desenvuelto en el rubro de las tiendas departamentales. Los padres de ambos vieron la oportunidad de hacer crecer sus empresas con una fusión, la misma que iniciará con el matrimonio de sus hijos.

—Ten todo listo en la sala de juntas.

—Como diga, señor.

Ambos se detienen frente a las puertas del ascensor y, cuando suben, Sung Jong tropieza. Aprieta los ojos y afianza más los papeles que trae en las manos, dispuesto a no dejar que se maltraten al aterrizar en el piso, no obstante, su caída se ve frustrada por los brazos de Myung Soo, quien lo ha sujetado por la cintura con bastante firmeza, pero al mismo tiempo con una notable delicadeza. Sung Jong suspira de alivio y levanta el rostro, sonrojándose al instante en que sus ojos hacen contacto con los de su jefe.

—¿Estás bien? —pregunta Myung Soo con preocupación. El otro joven asiente y de inmediato se yergue.

—Sí, señor. Gracias —susurra, temiendo que su voz suene por demás entrecortada.
Myung Soo parpadea y se le acerca un poco más, levantando la mano en su dirección para intentar tocarle una mejilla, pero de pronto su móvil empieza a sonar y lo saca del bolsillo interno de su saco para responder mientras Sung Jong presiona el botón que los llevará al piso más alto del edificio.

—¿Qué sucede, Woo Hyun?

—Sólo quiero saber si puedo pasar por tu oficina mañana. Ya tengo listo el boceto de la construcción —le hace saber su mejor amigo al otro lado de la línea.

—Por supuesto. Te espero en la tarde —dice, antes de cortar la llamada.

Myung Soo suspira y guarda el aparto al tiempo que observa de reojo a su dedicado asistente, quien aparentemente se mantiene estático a su lado, aunque por dentro su corazón está latiendo desesperado.

Hush | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora