Piel de Ángel || Haruhiko X Misaki

IV

Miró su reloj una vez más, dándose cuenta que faltaba poco para que dieran las seis, Misaki estaba por salir de sus clases y él se encontraba atascado en una reunión; movía su pierna con inquietud, viendo cada cierto tiempo la hora y clamando por acabar todo rápido.

—Joven Usami, ¿Se encuentra bien? —preguntó suavemente un pelinegro, unos años mayor que él, deteniendo su presentación.

—Oh si, si, claro, estoy bien—respondió rápidamente retomando la compostura al verse descubierto divagando en sus pensamientos.

—¿Seguro? —inquirió con un deje de preocupación en sus palabras.

—Muy seguro, puede continuar señor Kurosawa—con un ademán de manos le resto importancia a la situación, mostrando una sonrisa de labios sellados, siendo observado por los demás presentes.

No bastó más para que el mayor siguiera con su explicación, asintiendo ante lo dicho por el pelicastaño.

Dió por culminada la reunión luego de unos minutos, aceptando los términos y acordando almorzar al día siguiente con los inversionistas para aclarar algunos detalles más.

Se levantó de la silla en la que se encontraba, rodeando la mesa dispuesto a salir de la sala en la que se había llevado a cabo la reunión, se dirigió rápidamente a los ascensores, saludando brevemente a uno que otro empleado que se cruzaba en el camino.

Revisaba su reloj cada cierto tiempo, comprobando que no fuera tarde. Antes de ingresar a su auto revisó su teléfono verificando que no hubiera ningún mensaje o llamada de Misaki, eso era buena señal significaba que aún no había salido, no le gustaba hacerlo esperar.

Conducía a una velocidad moderada, quería llegar rápido, pero sabía que a su Misaki no le gustaba cuando se excedía, pues él decía que—no importa el tiempo, yo lo esperaré Hikkun—sonrió al recordar a su ángel, observandolo a la lejanía quien lo esperaba en el lugar de siempre.