Este es el momento idóneo. Estás embarazada pero, ¿te has planteado si vas a querer a ese hijo o hija una vez haya nacido?
Te lo diré yo: no. Vas a despreciarlo toda su vida, hacerlo sentir miserable, decir que era su deber cuando hace algo bien y llamarle fracasado cuando falla en algo. Incluso serás capaz de encontrar errores en sus aciertos.
Tú serás la razón de la deficiente salud mental de tus descendientes. Tendrán problemas de autoestima por siempre, ni ellos mismos se valorarán y, aunque se hagan mayores y estén lejos de ti, siempre encontrarás alguna manera de recordarles su inferioridad en el mundo.
Si crees que ellos son odiosos, pregúntate, ¿tienen motivos para odiarte? ¿Por qué odian al mundo? Ten por seguro que si el mundo fuera un lugar agradable para ellos, no serían tan infelices como lo son a tu lado.
Por eso te suplico, ahora que estás a tiempo: abórtame. Por favor, corta de raíz este sufrimiento antes de que empiece. Ni tú serás feliz siendo mi madre ni yo seré feliz siendo tu hija.
No creas que es una broma; numerosas veces me habré planteado el suicidio pero creo que la mejor solución habría sido nunca haber existido. Abórtame. No permitas que nazca. No sufriré cada día de mi mísera existencia por sentir que nadie me quiere o que, de hecho, las personas que más deberían amarme me desprecian. No vivirás decepcionada pensando que tu hija es un fracaso, que solo sirve para gastar tu dinero y tus fuerzas por tener que cuidarla.
Lo siento mucho, yo no pedí nacer. Por favor, abórtame.
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Todo lo que no he podido decirte
Short StoryPor algun motivo desconocido, a mi buzón van a parar todas las cartas ajenas, ésas que la gente quiere envíar pero no se atreve, no las escribe o simplemente que se pierden por el camino. Todas van dedicadas a alguien especial, bien sea un exnovio...