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-¿Por qué no vemos ese vídeo?- alguien preguntó, la bruma del sueño me tenía boba, casi mareada.

-¿Cuál?

-Donde se invoca el monstruo ese, el tal Slenderman- algunas se rieron y de pronto el sueño se había alejado.

-No sé si es buena idea- había un temblor en su voz, como cuando intentas no llorar.

-Eres una miedosa, ya estás llorando- rió y su risa fue acompañada por otra.

-Paren- dijo, un sollozo estrangulaba su garganta.

-Ya cállate, si tienes miedo ahí está la puerta- y hubo silencio, el murmullo del viento golpeaba contra el cristal de la ventana y apreté los dientes.

Abrí los ojos y vi la pantalla del ordenador, una cabeza con cabello rubio apenas y tapaba mi visión.

No deberían ver eso, pero yo no era nadie para decirles nada y tampoco me interesa el futuro desgarrador que tendrían.

La voz del hombre en el vídeo era casi un susurro, te pone la piel de gallina y un escalofrío te recorre el cuerpo.

Entonces, la primera campanada sonó y cerré los ojos, lo hice como hace dos años atrás.

La segunda campanada sonó y dejé la mente en blanco, me sentía volar y respiré profundo.

La tercera campanada sonó y abrí los ojos, y las imágenes volvieron a repetirse otra vez, unas imágenes que recordaré siempre.

Cuando el vídeo terminó alguien encendió la luz, dos de ellas se miraron y rieron, la otra, la más joven, estaba temblando.

-Que chorrada- y rió a carcajadas.

-No debieron de haber visto eso- dije por primera vez, mi voz pastosa resonó por las paredes blancas de la habitación.

-¿Por qué? El vídeo es una mierda- habló la que estaba temblando, tal vez intentando no verse como se siente.

Solo sonreí, la muerte está llamando a nuestra puerta.

(..)

Dos de julio, a pesar de estar en verano, el clima es tan frío como una noche de noviembre.

Hace dos semanas ví el vídeo por segunda vez y como la primera vez, las imágenes se grabaron en lo más profundo de mi cerebro, grabado hasta mi muerte.

Sentí un golpe en mi hombro por la misma rubia que temblaba al terminar el vídeo, parecía enferma, con ojeras oscuras y hundidas al rededor de sus ojos.

Débil.

-Te vez enferma, ¿Te encuentras bien?- quise reír y llorar pero me contuve.

-Yo…sí, sí, estoy bien- sus ojos se movían con rapidez por todos lados como una paranoica.

Sonreí, claro que no está bien.

-¿Por qué no mejor vas a descansar un poco? Pareces una muerta Sharon- mordí mi labio, de verdad quería reír.

-Me llamo Anne.

-Bien por ti- le di una palmada en el hombro y me alejé de ella silbando.

Caminé un poco más, en línea recta y paré cuando en sol se ocultaba en la lejanía.

Y lo ví, justo en el borde del bosque, con los tentáculos deslizándose en el aire, al pestañear, había desaparecido.

Caminé con dirección al bosque, me estaba metiendo en la cueva del lobo y me encanta.

Qué bonita noche sería.

(...)

Espero que les esté gustando esta historia, le estoy echando ganas 💁.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2020 ⏰

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Cuando los árboles lloran.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora