El horrible caso de la boda Rubegetta (+18)

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Hoy era el gran día, por fin después de tanto esfuerzo podría liberarse de ese viejo amargado que lo molestaba y lo controlaba. Siempre persiguiéndolo, diciéndole que era lo que tenía que hacer. Discutían todo el tiempo, debido a que el señor Vegetta era un moralista de primera: "Eso es ilegalisimo". Estaba harto, pero después de tanto tiempo fingiendo que ese pecho marcado y esos ojos morados le interesaban iba a poder conseguir lo que quería.

Tampoco iba a mentir, como siempre lo protegía y le creía era adorable, pero más que atrayente daba lastima. Siempre trataba de aparentar saber mucho y ser un soberbio de mierda, pero en el fondo era un perro faldero que se arrastraba sobre su propio trasero. Fácil de manipular como un niño pequeño al cual le das un caramelo.

Miro en su mochila el vestido que le habían elegido para su boda, "Es horrible" pensó mientras lo analizaba. No pensaba ponerse eso sin darle algunos retoques. Cogió unas tijeras y lo corto al costado del lado izquierdo para que se pueda observar sus largas piernas. No pensaba pasar a ser una mojigata solo para la felicidad de ese decrépito de morado.

Se puso el horrendo vestido, el cual le costó un poco ajustar, su peluca de color rosado, el maquillaje y los tacones. Miro su reflejo en el espejo, no era muy sexy, pero le daba un aire ciertamente tierno que sabía que le gustaría al fósil. Y hablando de fósiles, el hombre más viejo de Karmaland se encontraba tocando su puerta.

-Pasa, Fargan.

Grito desde su habitación mientras miraba sus piernas pensando que algo faltaba.

De repente, sintió como dos manos traviesas agarraban su cintura. Unas risas traviesas compartieron los dos hermanos oscuros.

-Oh, no, Fargan, tengo que ser virgen hasta la boda.

-Tu? ¿Virgen?

-Ya cállate, gilipollas

Rubius lo agarró del cuello de la camisa y lo beso sin pensarlo dos veces. El padrino de bodas se sorprendió levemente, pero siguió el beso lleno de fogosidad y bastante baboso. Lo empujó hacia una pared, con la respiración agitada quiso besarlo en el cuello.

-Sin marcas, cabron

-Como mandé la damisela.

-Y no me saques el vestido.

Fargan rodó los ojos para arriba quejándose, pero decidió hacerle casó. Se agachó, poniéndose de rodillas y acarició la larga pierna izquierda. Subió lentamente el gran vestido blanco y le quito los feos calzones de

... Spiderman?

- ¿De enserio, Rubius?

-APURATE

Dicho eso, el híbrido búho comenzó a besar la punta de pene erecto del futuro esposo de Vegetta. Demandante y aburrido de lo lento que iba su hermano oscuro, cuando esté paro un segundo para tomar una bocanada de aire, lo agarro por el cabello e introduzco su polla de forma brusca en la boca del otro. Este se atraganto levemente y pidió con la mirada que lo soltará, a lo que Rubius reaccionó con cara de fastidio y soltó el cabello contrarió. El híbrido oso, ansioso, babeo sus propios dedos y comenzó a introducirlos en su propio ano, sin mucha dificultad, mientras el búho lamía su pene. Luego de un pequeño momento repetitivo, tiro del pelo de Fargan para que parará y se dio la vuelta.

Él otro comprendió el mensaje y saco un condón de su bolsillo.

-No hay tiempo para eso y yo no soy un tikis mikis como Alexby, así que apúrate.

Al escuchar esas palabras, algo tembló levemente... Alesby....

Rápidamente, fue empujado al suelo por el híbrido osó, el cual se sentó a sobre su pene auto-penetrándose. Seguido por el momento de calentura, agarró a Rubius de las nalgas y comenzó a guiarlo en los saltitos que este daba.

Un ruido se escuchó abajo, alguien tocaba la puerta.

-Mierda, es Lely.

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Bueno, hola infectadinis. Quedó medio choto y prometo editarlo para mejorarlo, pero lo escribí rápidamente porque tenía la idea en la cabeza y no me la podía sacar de la cabeza.
Ame el capítulo de la boda, obviamente dentro del rol es triste, pero me encantan los personajes que son muy hijos de put#, por eso me encantó Rubius. Lo re exageré, pero quería que quedará claro lo forro que es. Y bueno, Fargan es Fargan, no es un santo y no quería que quedará como un pobrecito, pero tampoco tan malo como Rubius.