Dulce Veneno

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—Sasuke-san

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—Sasuke-san...— Llamó en un susurró a su acompañante.

Ambos estaban en las cabezas talladas de los Hokages. Era un bonito clima, estaba caluroso pero también había un fresco viento.

—¿Piensas hacerlo?— Preguntó sabiendo porqué lo había citado ahí.

Ella estaba sentada de piernas cruzadas mirando toda la aldea, sintiendo los chakras de los demás a varia distancia, estaban solos.

El mencionado había llegado hace unos minutos pero ninguno dijo nada luego de la pregunta del Uchiha ¿Qué podían decir? Extrañé no haber engañado a mi pareja ¡No!

Ella tenía que ponerle fin a todo esto, su esposo comenzaba a sospechar, ella no quería que la toque. Sus hijos... Sus hijos la veían raro, salía por la tarde y volvía de noche, alborotada y se iba directamente a bañar sin saludarlos por temor a que reconozcan el perfume varonil.

Naruto la amaba, y ella a él... O eso quería creer. Ese hombre que arriesgó su vida para salvarla de que se casara con otro, ese hombre que se casó con ella hace 14 años atrás, que juró amarla por siempre y aún así cumplía su palabra. Él era un muy buen marido y padre, aunque haya estado ausente no perdía el toque... Pero todo tiene su defecto.

Después de ocho años en un lindo matrimonio el Uzumaki comenzó a ausentarse dejándola en abandono. Apenas y llegaba a casa o a veces ni llegaba. No salían como una familia, no comían juntos. Él ni siquiera estaba presente en los días más importantes para sus hijos o ni una simple flor le regaló en su noveno aniversario de casados.

Pasaba tanto tiempo en la torre Hokage que solamente veía a sus hijos cuando ellos iban de misión. Y qué decir de ella, ante una rutina tan vacía decidió volver a ser ninja, sus dos hijos ya podían cuidarse y ambos estaban de misión constantemente. Así entrenó arduamente y volvió a solicitar para ser ninja, necesitaba algo de emoción en su vida.

Aunque su edad no la beneficiaba mucho lo ignoró. Ella se veía joven y su cuerpo estaba en muy buen estado a excepción de muy pequeñas arrugas en sus ojos.

Y así fue como volvió a ser ninja, a veces completando misiones con sus hijos, aprovechaba de entrenar con ellos o comprar cosas en el camino como recuerdos, las misiones no eran como en sus tiempos así que no tenían mucho que hacer.

Una de las misiones en la que participó en solitario fue dónde se encontró con él.

Él seguía en su viaje y como ella tenía tiempo de sobra en la misión que ya había completado lo acompañó, una misión de dos semanas pudo completarla en cuatro días. Ambos compartieron muy pocos vocablos en el transcurso, lo cual fue cambiando a medida que se encontraban fuera de la aldea o en ésta misma.

Hinata siempre lo trató como el mejor amigo de su esposo pero con el tiempo fue más que eso, su conocido, su amigo, su mejor amigo y... En dos años se convirtió en su amante.

Dulce Veneno SasuhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora