☆Bendigame Padre, por que he pecado☆

448 61 12
                                    

                      ~~~~*~~~~

—Bendígame padre, porque he pecado.

La voz al otro lado del confesionario lo sobresaltó. Sintió un sudor frío en la frente y un escalofrío recorriendo su espalda, conocía el dueño de esa voz, no era la primera vez que acudía a él para confesarse.

Respiró profundo apoyando las manos nerviosamente en el reposabrazos de su silla y se preparó para lo que sabía que oiría a continuación.

—El Señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados—dijo su línea mecánicamente, como  se lo exigía su deber.

—Jesús, Hijo de Dios, apiádate de mí, que soy un pecador.

Escuchó la respuesta pertinente y sin remedio se dispuso a comenzar la confesión.

—Cuáles son tus pecados hijo mío.

—He vuelto a tener pensamientos impuros, padre.

El sacerdote apretó los puños y se tomó unos segundos antes de proseguir.

—No consentirás pensamientos ni deseos impuros, noveno mandamiento.

—Conozco los mandamientos padre, pero no puedo evitarlo, vienen a mí, y por mucho que lucho por alejarlos no abandonan mi mente.

—Debes ser más fuerte, acabar con la impureza de tu corazón. Ignóralos y déjate llenar por el amor infinito de Dios. 

—Lo intento, padre, pero soy débil, el deseo me consume, me tortura, y no puedo resistir.

—No habrás ...

—Sí, me he tocado, en mi habitación, en la cama.

Los dedos del sacerdote oprimieron su sien, como si con esto pudiera evitar la pesadumbre que lo atacaba.

—¿Cuántas veces ha pasado?—preguntó, tratando de que su voz sonara firme.

—Muchas, la última semana lo he hecho cada noche.

Las palabras lo golpearon y el aire abandonó su boca con fuerza.

—¡Te dejas llevar por la tentación demasiado fácil!—le gritó, perdiendo la calma, pero al momento se recompuso, recuperando la profesionalidad que se suponía debía mantener.—Las tentaciones pueden vencerse con la gracia de Dios—prosiguió—sólo la voluntad puede pecar, debes mantenerla inflexible. Encomiéndate a Él y no vuelvas a pensar más en la tentación; ocúpate de algo cuando la sientas.

—Lo he intentado todo.

—No hay justificación, recuerda lo que dicen las santas escrituras.  "Pero pueden estar confiados en la fidelidad de Dios, que no dejará que la tentación sea más fuerte de lo que puedan resistir. Dios les mostrará la manera de resistir la tentación y escapar de ella."  Corintios 10:12-14.

El cura escuchó el profundo suspiro proveniente de su interlocutor.

—Conozco la Biblia padre, sabe que puedo recitarla como seminarista que soy.

—Sin embargo sigues recayendo en el pecado de impureza. Te estás preparando para ser sacerdote, si no aprendes a controlar los impulsos de tu cuerpo no podrás practicar el sacerdocio. Somos devotos sirvientes de Dios, cualquier falta contra su voluntad de nuestra parte es doblemente pecaminosa.

—Lo se, por esa razón me lo estoy replanteando.

La información lo tomó de sorpresa, a pesar de los problemas que enfrentaba el joven seminarista conocía el interés y devoción de este y su deseo por formar parte de la congregación.

Bendigame Padre, por que he pecado(One Shot)☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora