Sine principio et fine

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Recuerdo todo como si de una pesadilla se tratase, empezó una mañana de sábado, habíamos empezado a discutir por algo estúpido, ese día los dos nos enfadamos y dijimos cosas de no sentíamos de verdad, pero siempre en el fulgor de la ira no se miden las palabras.

Vienen a mi mente cada una de sus palabras, sentí como despedazaban lenta y dolorosamente mi corazón, sabía que no lo había dicho a propósito, pero me dolieron en su momento.

- Me convertí en tu novia solamente por lastima, desearía jamás haberte conocido y desearía que te murieras –

Después de ello no dije nada más, cuando ella se dio cuenta de sus palabras cubrió su boca con ambas manos y trato de enmendar sus palabras, en ese instante la detuve y me fui dándole la espalda.

No quería prolongar la discusión soltando palabras hirientes, pero también era porque lo que me había dicho, alcanzo a cortar profundamente, en ese momento me cuestionaba si lo que dijo era verdad, me había sumido tanto en esas palabras que simplemente me aleje tratando de explicarme a mí mismo si debía creer en ello o simplemente olvidarlo.

Después de que salí de casa comencé a caminar sin rumbo, como si todos mis pensamientos fueran abstraídos de mi cabeza por el recuerdo de sus palabras.

Había decidido quedarme en un hotel, puedo recordar que fue la semana más larga de mi vida, el día lunes, mi teléfono no sonó para nada, sabía que ella no me escribiría ni me llamaría porque creía firmemente que volvería una vez se me acabase el enojo.

Pero no fue así, al día siguiente mi teléfono no paro de sonar, al mismo tiempo recibí montones de mensajes, preguntándome constantemente que por qué no volvía a casa. No quería contestarle de mala manera, así no era yo, solo me limite a ignorarla durante ese tiempo.

Al tercer día, volví a casa, ella se alegró al verme entrar por la puerta, ya no estaba enojado y pensé las cosas con calma, sabía que ella estaba arrepentida de corazón, todas sus acciones lo demostraban, cuando llegué ella corrió a abrazarme, lloraba pidiéndome perdón, que lo que había dicho era mentira.

Al verla de esa manera recordé nuestra declaración, lloraba como aquel día, la envolví entre mis brazos y hablé despacio cerca de su oído.

- Tonta, sabes que no importa lo que pase, yo siempre te amare, te prometí el primer día y lo cumpliré hasta el último –

Ese día no hicimos nada, solo nos sentamos en el sillón en silencio simplemente disfrutando de la compañía del otro.

Al cuarto día, me había levantado temprano para salir a trabajar, deje todo preparado para ella, nuestra pelea me había hecho recordar todos los bellos recuerdos que habíamos hecho juntos, e hizo que me enamorara aun más de ella.

Sin duda durante el resto de la semana habíamos vuelto a actuar como recién casados, cariñosos, amables, tiernos y detallistas.

Lástima que no todo dura para siempre, recuerdo aquel trágico día, en el que mi mundo se desmorono.

Era justamente un domingo, habíamos acordado salir a cenar esa noche, planeamos darnos regalos, así que nos separamos, me arrepiento completamente de esa decisión.

Estaba en un centro comercial buscando el regalo perfecto, cuando vi las noticias en la televisión de la tienda.

*Criminales asaltan tienda y toman rehenes*

No le preste mucha atención, en mismo momento recibí una llamada, conteste sin ver quien era, pero en el instante en el que escuche su voz temblorosa y llena de miedo, mi cuerpo se paralizo por completo.

Nuestro Último EncuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora