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TaeHyung estaba embelesado desde el momento en que vio a Jung HoSeok por primera vez, creyó haberse muerto y estar en el cielo pues el mayor simplemente tenía que ser un ángel, su belleza era desbordante.
Él lo quería, HoSeok lo hacía sonreír con tan solo pensarlo y no llevaban mucho conociéndose pero deseaba poder conocerlo más, poder conquistarlo y con un poco de suerte ser algo más; él definitivamente lo quería.
Ese día en particular, contó cada una de las sonrisa que el castaño le dio, las que él provocó, fueron siete, siete hermosas sonrisas que hicieron que su pecho se inflara de alegría; en la mañana, cuando se dirigía al instituto, compró un pequeña bolsa de regalo en la cual metió siete chocolates que él había hecho la noche anterior, que ahora estaban perfectamente envueltos.
Con los nervios recorriendo todo su cuerpo se acercó a HoSeok cuando llegó al instituto y este lo miró con curiosidad mientras sacaba unos libros de su casillero.
—Hola, TaeTae— Le saludo con un sonrisa, y TaeHyung comenzó a contar.
Uno...
—Hyung, hola, mmm, yo... ¿Sabes? Ayer conté las veces que me sonreiste— Confesó tímido, el castaño alzó sus cejas con curiosidad y sonrió divertido.
Dos...
—¿Ah si? ¿Y cuántas fueron?
—Siete, y por eso, te traje esto, es uno por cada sonrisa— Le extendió la pequeña bolsita y tan pronto como HoSeok la tomó salió huyendo, haciendo reír al mayor enternecido y sacó el contenido de la bolsa, siete chocolates.
—Te has perdidos dos de mis sonrisas, TaeHyung— Pronunció para sí mismo y tomo uno de los chocolates, le quito la envoltura y lo metió en su boca disfrutando del dulce sabor.
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Una nueva sonrisa surco en sus labios cuando, TaeHyung, se acercó a él con una nueva bolsita y se la extendió con timidez, había pasado una semana entera desde que el menor comenzó a tener ese bonito detalle con él.
Tres...
—¿Cuántos fueron esta vez?
—Trece, Hyung, ¿Te están gustando los chocolates?— Preguntó ansioso por la respuesta.
