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Pasan los días y no mencionamos nada del incidente de las preocupaciones de Lib, lo entiendo, si él no saca a relucir el tema no hay ni que pensarlo.

Justo ahora me encuentro en la cocina u son las... 5:56 de la madrugada. ¿Por qué? Por amor. Exacto, por el castaño de ojos caoba que se robo mi corazón.

Ay, que poeta.

El punto es que le voy a hacer de desayunar.

– Ahí dice que... Media taza de harina, ¿Dónde está la harina en esta casa?

Comencé a buscarla mientras tarareaba una canción de la cual no recordaba el nombre.

– ¿Jean?

Me mié.

Alabado sea Cristo rey que no era algún ente demoníaco qué venía a robarse mi alma y solo era Orson.

– Con un carajo, en esta casa no saben que es avisar de tu presencia.

– No. ¿Que haces tan temprano?

– Le hago el desayuno a Libardo.

– Ah. ¿Que hiciste?

– Nada, ¿No puedo hacerle de desayunar a mi mejor amigo solo porque si?

– Uy si, mejores amigos. Esa ni tú te la crees.

– Tienes razón.- ¿Pero que dijeeee? Se supone que nadie debería saber. Me voy a hacer monjecito de esos que ya no hablan. Todo por hocicon.

– No esperaba tanta sinceridad de tu parte, Leon. Pero supongo...- volteó a otro lado.– Que estamos en las mismas.

¿Qué?

¿Cómo que otro homosexual en la casa?

– ¿Naim?- no sé ni para que pregunto, es obvio. Él asiente con la cabeza.– ¿Tiene mucho que te diste cuenta?

– Poco después de conocerlo. ¿Sabes que es lo peor? Es el tipo más heterosexual que he visto... No hay ningún apice de interés en hombres.

Le di unas palmaditas en el hombro.– Ya. Tienes razón, es muy hetero. Iugh.

Soltó una risa tenue. – ¿Y tú qué tal?

– Lo acepté hace poco. Creo que siempre me ha gustado.

– ¿Y vas a dar el siguiente paso?

– No.

– ¿Por qué no? ¿El desayuno que es?

– Porque sé que el no quiere eso. Quiere una amistad, un lugar seguro. Estoy dispuesto a dejar de lado mis sentimientos si es para que él esté tranquilo.

– Que valor. De manera sincera te lo digo, te admiro en ese sentido.

– Gracias. Espero poder soportarlo. Estar cerca de él me pone mal.

– Y que lo digas. Hacen cosas de manera inconciente y no saben lo mal que nos pone.

– Sus besos en la mejilla...

– Su manera de mimarme...

– Estamos perdidos.

...

– ¡Buenos días, solecito!- abrí la puerta y pasé con la bandeja de comida.– Mira qué te traje.

– ¿Mmm?- se levantó de golpe aún con los ojos cerrados. No pude detener mi risa. Se veía tan lindo con el cabello hecho un desastre. Se veía lindo siempre.– No te rías, tu despiertas peor.

– Lo sé, lo sé. Mira, sé que no es mucho pero...

– Me hiciste de desayunar...

– Sip. Solo no chilles, porque yo chillo si tú chillas.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2023 ⏰

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Fudanshi [LIEAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora