xvii. The man with two faces.

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Era Quirrell.

Alessia no lo podía creer. Aquel hombre el cual parecía indefenso a la vista de todos, era el que se encontraba en la misma habitación que ellos.

— ¡Usted! — exclamó Harry.

Quirrell sonrió. Su rostro no tenía ni sombra del tic.

—Yo — dijo con calma — me preguntaba si me iba a encontrar ustedes aquí, Potter, Benedette.

Alessia sujetó la túnica de Harry.

—Pero yo pensé... Snape...

— ¿Severus? — Quirrell rió, y no fue con su habitual sonido tembloroso y entrecortado, sino con una risa fría y aguda —. Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme. Al lado de él ¿quién iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p-profesor Quirrell?

Alessia apretó sus labios. Todas las piezas encajaron.

— ¡Pero Snape trató de matarme!

—No, no, no. Yo traté de matarte. A los dos, mejor dicho. Su amiga, la señorita Granger, accidentalmente me atropelló cuando corría a prenderle fuego a Snape, en ese partido de quidditch. Y rompió el contacto visual que yo tenía contigo. Unos segundos más y te habría hecho caer de esa escoba, igual cómo lo tenía planeado hacer con Benedette. Y  lo habría conseguido, si Snape no hubiera estado murmurando un contramaleficio tratando de salvarlos.

— ¿Snape trataba de salvarnos? ¿A nosotros?

—Por supuesto — dijo fríamente Quirrell —. ¿Por qué crees que quiso ser árbitro en el siguiente partido? Estaba tratando de asegurarse de que yo no pudiera hacerlo otra vez. Gracioso, en realidad... no necesitaba molestarse. No podía hacer nada con Dumbledore mirando. Todos los otros profesores creyeron que Snape trataba de impedir que Gryffindor ganase, se ha hecho muy impopular... Y qué pérdida de tiempo cuando, después de todo eso, voy a matarlos esta noche.

¹Alessia y la Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora