El viento soplaba muy fuerte esa tarde, más de lo normal. En el pueblo todo era más intenso que en la ciudad; el aire era más limpio, el césped más verde, las nubes más suaves, la fruta sabía más dulce, y nuestras manos estaban siempre llenas de amor. Había buena comida, buena música, buenas personas; noches llenas del canto de los grillos. Todo aquí era bello, pero lo que más adoraba de estar en casa era ver los atardeceres llenos de viento; fluyendo con el perfume de las flores silvestres que cultivaba mi madre sin darse cuenta.
Eso y tus ojos tan azules que dolían. Azules, como el cielo que los envolvía. Azules, como los escalofríos que corrían por mi espalda.
"¿Por qué me miras tanto?" reíste, mientras tratabas de alejar el cabello de tu rostro.
Mi vida entera estaba en tus mejillas, quemadas por el sol de verano, más rosadas que nunca. Podía ver mi futuro escrito en tus labios, mis días en tu sonrisa, mis noches en cada una de tus pestañas color ámbar. Tenías toda la esperanza que había sentido a lo largo de mi vida, las primaveras de mi infancia, el otoño de mi vejez. Todo estaba en ti. Eras mi respuesta definitiva, mi beatitud eterna.
Los días pasaban rápido cuando íbamos al claro secreto, donde el sol nos bañaba suavemente, pegábamos nuestras espaldas al pasto y nos dejábamos llevar por el ronroneo del río detrás del bosque. Las noches, en cambio, pasaban tan lento que podía sentir el mundo girando. Podía sentir tu respiración mezclándose con la mía cuando bailábamos la melodía de las luciérnagas; esa noche dijiste que podías escuchar arpas a lo lejos, que conocías el sabor de las nubes y al autor del amor; que podías sentir el caramelo en mis labios.
Adoré estar contigo durante el viaje a Verona, hogar del balcón de Julieta y el puente romano; donde bailamos canciones callejeras, te tomé de la mano y anuncié al mundo que mi corazón era tuyo. Donde pasamos nuestra primer noche juntos; donde te entregué de mí todo lo que había.
Sin importar el lugar, siempre brillabas más justo antes de que oscureciera. Por eso amaba el ocaso. Por eso te amaba.
Te amaba mucho.
Pero dejaste de verme a mí para verla a ella. El cielo ya no existía, nada era importante a su lado. Ningún atardecer se comparaba, ni siquiera los miles que pinté para ti cuando no mirabas, ni el que bordé dentro del suéter que te presté esa noche de frío, ni el que exhalé cuando me arrancaste de tu beso. Sólo ella. Le regalaste las flores y las fresas que recogimos juntos, las canciones que te compuse, las miradas tiernas antes de dormir; le dedicaste el zumbar de las abejas, el caer de la lluvia, las pecas de la luna, tu cuerpo.
Nunca signifiqué nada para ti. Me hundiste en dolor agridulce, en el hedor del néctar, en las estúpidas cobijas de algodón que olían a ti. Incendiaste nuestro claro, me robaste el sabor a miel, me arrebataste la juventud, el verano.
Me dejaste solo, en el pasto seco, mientras la nieve me robaba la vida. Mientras el atardecer lloraba.
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hola!! me llamo lucky y soy nueva, un gusto. ♡
espero que les haya agradado este one-shot, está cortito, pero es mi bebé y es el primero de varios que pienso subir más adelante; justo ahora me encuentro atrapada en el interminable agujero que es el franqueen/lightnesco jajjsjjsj, así que pueden esperar más de eso.
cualquier cosa o pregunta que quieran escribirme, la leeré felizmente uwu
gracias por llegar hasta aquí, nos leemos pronto!! ♡

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❀ 𝒇𝒍𝒐𝒘𝒆𝒓 𝒇𝒊𝒆𝒍𝒅𝒔 // 𝒇𝒓𝒂𝒏𝒒𝒖𝒆𝒆𝒏 ❀
FanfictionDonde Francesco y McQueen están de vacaciones en el pueblo natal de Bernuolli: Borghetto, Italia. ❀ los personajes le pertenecen a Pixar, no son de mi autoría (ya quisiera yo) ❀ au inspirado en la canción strawberry blonde de mitski ❀ one-shot cont...