Mi vida

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Llevaba días encerrada en este sitio. Donde no ves a nadie de los tuyos, sino que simplemente ves a las 4 caras de siempre. Sin ninguna meta clara en la vida, solamente el querer salir de este sitio, que no solo quita libertad sino que consume. Algo natural cuando estas encerrada en un centro de menores. 

Hola soy Laia, soy de Barcelona, y si aún soy menor de edad y  no por mucho tiempo. 

Mi padre es propietario de una empresa multinacional muy importante, y mi madre es una actriz internacional. Así que,  soy una hija que tiene padres ricos. Pero que no soy de su agrado por mi forma de ser. A veces, el tener fama y dinero no lo es todo, porque de qué te sirve si luego no puedes disfrutar la vida ni disfrutar de los tuyos. 

Digo esto, porque desde muy pequeña mis padres nunca estaban en casa, se pasaban días y días de viaje por trabajo, y eso hacía que yo los viera 2 veces al mes. La que siempre ha cuidado de mí, ha sido mi abuela y Susan, que era la sirvienta y niñera que teníamos en casa. Eran super buenas conmigo, y eso que muchas veces las sacaba de quicio. Digamos que yo no era la niña ejemplar, era más rebelde que otra cosa, y mejor no hablemos de mi etapa instituto, hasta que hace una semana me metieron aquí.

Os cuento mi historia de como acabe en el centro. Como os podéis imaginar yo iba a un colegio de pijos, de estos bilingües que llevas uniforme y todas esas chorradas que no me gustaban nada. Y si me conocierais también pensaríais lo mismo. Para que os hagáis una idea, soy ese tipo de chica masculina con tatuajes y piercings y alocada, ¿ de verdad que me veis vestida con uniforme y faldita? jajajaja ya digo yo que no, de pequeña lo soporté porque no era consciente de lo que era, pero de mayor que ya tenía claro lo que quería, la lie mazo cuando llegué a secundaria ya que una falda yo no me la ponía nunca, mi ropa era de chico y yo quería llevar pantalones.

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⏰ Última actualización: Aug 16, 2020 ⏰

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