Todo pretendía ser normal en el colegio, la clase del profesor de Historia era algo lenta. Sin embargo para Riddle parecía realmente interesante, moviendo su pluma incesante, mientras escribía toda aquella información en sus apuntes.
Siempre fue así de aplicado en clases, siguiendo las reglas, impecable en cada ámbito de su vida. Pero de pronto dejo de escribir al sentir un pequeño dolor en su pecho y un pensamiento que recorrió su mente.
¿Realmente disfrutaba estas cosas o solo era costumbre?
Movió su cabeza de un lado a otro, intentando borrar ese pensamiento. De pronto, cuando sus ojos voltearon al pizarrón divisó que su nombre estaba emparejado con otro chico de segundo grado.
-¿Floyd Leech? –Mientras pronunciaba su nombre, su rostro comenzó a mostrar un impacto que ni él se podía creer. Entre todos, justamente entre todos los estudiantes de segundo año ¿tenía que ser él? -¡Me niego!-Musitó para sí mismo.
-¿Dijo algo, joven Rosehearts?-El profesor, a pesar de sus años. Tenía un sentido del oído espectacular.
Estaba a punto de decir que se negaba rotundamente a hacer equipo con el chico de cara de consumidor de drogas. Siempre lo estaba molestando con su altura y cada vez que tenía oportunidad tenía esa manía de decirle ''pececito dorado''.
En su mente decía: ¡Si hay muchos problemas!
Pero ante la mirada del profesor, solamente se sentó sin decir nada. Realmente no podía contra la autoridad y eso que él también era una autoridad.
-Muy bien, si no tienes nada que decir. Todas las parejas tendrán que presentar para mañana este proyecto y dar una pequeña exposición. Se hizo de esta forma con otros salones del mismo grado para que todos aprendamos a convivir ¿entendido? Aquí estamos para aprender, no para peleas de niños mimados. Terminando sus clases, pónganse de acuerdo con su compañero para la investigación.
Después de tan largo discurso, los estudiantes salieron a su última clase: Deportes.
Riddle parecía casi paranoico, buscando escabullirse para que aquel animal no lo encontrara. Cuando llegó a los vestidores, por fin pudo respirar.
-Imposible que nos toque deportes juntos...-Comenzó a desabotonar su traje de estudio para ponerse el uniforme de deportes.
Cuando dejo su espalda al descubierto de pronto, sintió unos fríos dedos recorrer todo el camino de su espina dorsal. Haciendo que un gemido escapara de sus labios.
Pero tan rápido como recobro la compostura, se dio media vuelta para afrontar a ese acosador.
-¡¿Quién te crees que eres!?-Se tapaba con su ropa como una chica cubriendo sus pechos.
-Pececito dorado~
-¡¿Qué haces tú aquí?!
-Ah~ ¿Qué pasa? ¿Estás enojado?-Se encorvo un poco para alcanzar a mirar frente a frente a su presa. Relamió sus labios. Le encantaba jugar con Riddle, había algo en sus acciones que se le hacía adictivo de ver.
Esos grandes ojos grises, viéndolo con desprecio y a la vez muy pero muy profundo, con miedo. Sus expresiones tan fáciles de leer. Era divertido que el pelirrojo en su defensa pareciera un gato encarcelado. Floyd parecía un sádico, pero a la vez disfrutaba de unos momentos de masoquismo con aquel pececito dorado.
Burlón, Floyd intentaba quitarle su abrigo con el que se estaba cubriendo su compañero. Recibiendo como respuesta insultos y que el chico se pusiera rojo de la vergüenza.
-¿Eh?~ De que te preocupas... Ambos somos hombres ¿No, pececito?
Ese tono burlesco, enloquecía a Riddle.
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Tiempo de estudio.
FanfictionRiddle se da cuenta que tiene que hacer equipo con otros salones de segundo grado, todo estaba bien hasta que descubrió quien seria su compañero: Floyd Leech. Eso crea bastantes conflictos pero también un interesante desenlace.