﹟₂ the music store ; yeonjun

único

hannie despertó gracias al sonido de su celular. abrió sus ojos cansados, lanzó la manta al piso y tomó su celular, una nueva notificación había sido la responsable de despertar a la peli verde: "nuevo álbum, nuevo vídeo musical, ¡vaya a verlo!", la chica saltó de la emoción, gritó y levantó los brazos meneándolos como locos, bailó y saltó en la cama. estaba emocionada, su grupo favorito había lanzado un nuevo disco. después de la universidad, iría a comprarlo.

entró al baño, se duchó y arregló para salir de su habitación, pasó por la cocina y tomó la bolsita del desayuno que su padre le dejaba siempre con una nota positiva para empezar el día: "quizás no todos los días son buenos, pero siempre hay algo bueno todos los días", tomó su mochila y salió de la casa —no sin antes asegurarse de que estaba cerrada con llave, no quería que un ladrón entrara—.

ella caminaba tranquilamente hacia la estación de autobuses, miraba los autos y motocicletas pasar, a unas calles de donde estaba se encontraba uno de sus lugares favoritos: la tienda de música. poco a poco se acercaba al lugar, comenzaba a sentirse nerviosa. todos los días pasaba por allí entre las 7:30 y 7:40 de la mañana, a esa hora empezaban a abrir la tienda.

la chica giró su cabeza y miró a través de los autos al chico alto y cabello azulado que estaba abriendo la puerta para entrar a la tienda, una vez lo hizo y confirmó que todo estuviera bien, dirigió su vista a la calle y sus miradas se encontraron. él le regaló una sonrisa y la saludó agitando la mano, la chica sonrió tímida, le devolvió el saludo y corrió lejos de ahí. su respiración estaba agitada, no podía sacarse de la cabeza la imagen de aquel chico al que veía cada mañana.

miró a su alrededor para intentar pensar en otra cosa. el día estaba despejado, como era normal en primavera... los intentos de la peli verde fueron en vano, no dejaba de pensar en ese chico, cuando de pronto se le cruzó por la mente el nuevo disco y se alegró, no tanto por el contenido del disco, sino por la persona a la que vería. tal vez ya era hora de confesarle sus sentimientos.

se centró en mirar a la calle, ya casi llegaba a la estación. miró su reloj de muñeca y apresuró el paso, ya casi pasaba el autobús. trotó hasta llegar a su destino y suspiró al ver el vehículo estacionado, se sentó en el primer puesto que vio vacío y se dedicó a mirar por la ventana el resto del viaje. la universidad no era tan lejana, por lo que al cabo de quince minutos el autobús la dejó frente a ésta. al bajar, corrió directo a su clase, cuando iba a entrar, una voz conocida la interrumpió.

— hannie, llegas un poco tarde, ¿no lo crees?

— sólo cinco minutos tarde, jannie.

— entremos —dijo mientras tomaba el brazo de su amiga y entraban al espacioso salón.

ambas chicas se sentaron juntas en su respectivo lugar, tomaron sus cuadernos y empezaron a escribir.

la clase de geografía era su favorita, por eso empezaron a ser amigas. su pasión por los lugares del mundo era increíble, ambas se sorprendieron de conocer a una persona que amara igualmente la geografía como la otra, se sorprendieron aún más cuando se presentaron, hannie y jannie, lo único que cambiaba era una letra. el asombro con sus nombres y su parecido hizo más cercanas a las jóvenes, y ahora eran las mejores amigas, compartían mesa, apuntes, bolígrafos, casi se combinaban el atuendo y el bolso, pero no llegaban a ese extremo. hannie confiaba plenamente en la pelinegra... tal vez ella le diera algún consejo sobre cómo confesarle al peli azul sus sentimientos.

la profesora la sacó de sus pensamientos al interrogar al chico que estaba sentado frente a ella, por lo que empezó a prestar atención a su clase favorita.

no fue sorpresa que la hora pasara volando, hannie tomó sus cosas de la mesa y las guardó en su mochila, se levantó y esperó a que jannie hiciera lo mismo, salieron del salón y caminaron hacia los bancos al aire libre.