Chanwoo

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Está arrepintiéndose de haber aceptado jugar con el castaño a su costado. Si bien al principio pensó que sería inofensivo y sería sencillo, claramente estaba equivocado, y es por eso que él no era un hombre de videojuegos como el menor.

Pero, no había podido evitarlo cuando Chanwoo se había plantado fuera de su habitación sonriendo ampliamente mientras le preguntaba si podían jugar juntos ya que el resto de los chicos estaban ocupados. Junhoe sabía que estaba mintiendo, sin embargo, él mismo había prometido en el último cumpleaños del chico jugar con él en algún momento. Bueno, suponía ese momento ya había llegado.

—¡Agh, joder! — Exclamó golpeando el control sobre su muslo. Había muerto, de nuevo.

—¿De nuevo? — Preguntó riendo el contrario.

—No sé qué tienen contra mí.

—Ese es el objetivo del juego, matar al enemigo. — Comentó riendo Jung.

—No le encuentro sentido.

—Te ofrecí jugar otro juego.

Dejando escapar un gruñido bajo desde su garganta, espera porque su jodido personaje se regenere y pueda continuar jugando.

Apareciendo en el mismo punto que había muerto, giró su personaje para cubrirse tan pronto cómo los disparos comenzaron a llegar de algún sitio.

—June, Seiyeon quiere saber porque Yejin no ha respondido sus mensajes. — Jinhwan entra en la habitación en ese momento, puede verlo por el rabillo del ojo caminar hasta su colchón y dejarse caer contra este.

Está usando únicamente una playera qué conoce perfectamente porque es suya y es su favorita, solamente dibuja un garabato blanco sobre la esquina izquierda y el resto del color obscuro resalta contra los muslos pálidos al descubierto del mayor.

Su personaje muere en la pantalla, otra vez. El castaño a su costado no pasa desapercibido al mayor del grupo y mucho menos la playera del pelinegro en él.

—Probablemente se quedó sin batería, — responde el más alto despreocupadamente, girándose de nuevo en la silla dirección al televisor sólo para darse cuenta que está muerto.

Soltando un suspiro frustrado, Chanwoo por fin se apiada de él.

—Cambiemos de juego. — El pelinegro no lo dice, pero agradece con sus labios en una línea y un imperceptible asentimiento con su cabeza.

—Sei quiere que la acompañe a una fiesta. — Interrumpe el más bajo aún tumbado sobre la cama del dueño de la habitación.

—¿Quieres llamarle? Mi celular está sobre el buró.

Si el castaño entiende por hecho que Jinhwan conoce la contraseña de Junhoe, o en su defecto su huella digital está registrada en su teléfono, no dice nada, sólo se limita a cambiar el disco de la consola.

—Nop, dejaré que sufran un rato. — El más alto ríe nasalmente, es esa risa tonta que sólo muestra cuando se trata de Jinhwan.

Junhoe se gira nuevamente cuando el intro del nuevo juego aparece en la pantalla, pero antes ve al rubio tomar el libro que yacía sobre su buró, ese mismo que había estado leyendo la noche anterior.

Junhoe sabe que probablemente Jinhwan perderá la página en la que el separador indica, pero no se molesta, siempre puede iniciarlo nuevamente.

—¡Estás masacrándome!

Varias partidas luego, y muchas muertes de parte de Junhoe después, el pelinegro por fin ha comprendido el objetivo del juego: matarse unos a otro, otra vez.

Cinco veces en que iKON pensó que June y Jinan estaban saliendo, y una que síDonde viven las historias. Descúbrelo ahora