Capítulo 4: Preparativos

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A la mañana siguiente después de la muerte de Vilgax, Ben estaba sentado en el sillón con sus manos entre su pelo y con la mirada baja, nunca se había sentido tan desesperado, tan angustiado, tan aterrado, se había enfrentado a las grandes amenazas que el universo podía ofrecer pero nada comparado como estar a casi nada de perder a Daniela y ahora que ya no tenía el omnitrix, el miedo lo invadía cada vez más, deseaba con todo su ser que Azmuth terminara cuanto antes el nuevo omnitrix. ¿Como podía protegerla? ¿Como protegería a la mujer que estuvo a su lado en las buenas y en las malas, animandolo, cuidándolo, dándole afecto? Ya no tenía el omnitrix para mantenerla a salvo, ¿y si los zombis o sus enemigos regresan? Esas preguntas lo carcomían por dentro, deseaba con todas sus fuerzas que el abuelo estuviera ahí, necesitaba desesperadamente su consejo, el abuelo siempre creyó en él y le enseñó todo lo que sabía, a usar armas, a pelear mano a mano, todo sobre los plomeros y a pilotear naves

Ben ya no creía en si mismo, se levanta y sube las escaleras hacia el cuarto donde estaba Daniela, luego se detiene al lado de la cama, se arrodilla y con ambas manos tomaba la mano de la pelinegra y la pone contra su frente mientras cerraba los ojos. Él le pedía perdón, perdón por dejarla sola, perdón por a veces no prestarle atención, perdón por a veces no darle todo lo que merece

Daniela era una bella mujer con un corazón de oro y una personalidad cálida y radiante, esas eran cualidades que pocas mujeres tenían y Ben tenía a una gran mujer junto a él pero sentía que no la mercería, no después de todos sus errores y por ser alguien que asesinó a sangre fría a su enemigo, no sentía que alguien como Daniela pudiera estar con un hombre como él. En el fondo temía por la forma de ser de Daniela porque es bien sabido que las personas como ella mueren jóvenes y de manera injusta

“Ben, no hay nada que perdonar” — dijo en voz baja con los entrecerrados y con una pequeña sonrisa

Ben abre los ojos y la mira, sentía como la felicidad lo inundaba al ver que estaba viva, luego la abraza y hunde su cara en su hombro, ella se sorprende pero corresponde al abrazo

“Gracias a Dios que estás bien. Creí que Vilgax te había... Creí que...” — decía mientras su voz se quebraba, le temblaban los labios y cerraba los ojos — “Por favor perdóname”

“Oye tranquilo, se necesita mucho más que una descarga para mandarme al más allá” — dijo con orgullo para animarlo, al parecer estaba funcionando pero nota que su expresión cambia a una más deprimente

“Perdí el omnitrix. Ya no puedo protegerte”

“¿Como que lo perdiste? ¿Que pasó?”

“Vilgax y yo.... peleamos.... y él logró dañar el omnitrix. Azmuth vino y se lo llevó, dijo que me estaba matando cada vez que me transformaba..... y se lo llevó. Me dijo que haría otro pero podría tardar años”

“¿Como se supone que protegeré a la mujer que amo si ya no tengo ese maldito reloj?”

Daniela se sorprende por lo que dijo, ¿de verdad la amaba?. Ella siente un nudo en la garganta porque creyó que sería ella la que le confesara su amor pero resultó ser él quien lo hizo primero, ella lo abraza recostando la cabeza del castaño en su pecho y él corresponde

“Con o sin reloj tú eres un héroe y siempre lo serás” — decía con ternura antes de darle un beso en la cabeza, lo que sorprendió al ex portador del arma más poderosa del universo — “¿Sabes?, nunca te dije que te amaba porque temía que no sintieras lo mismo por mí”

“Te juro que no sé que hice para merecer una mujer tan buena como tú. Parece que Dios envió al ángel más hermosa que tenía” — ella le acaricia la cabeza

“Eres muy dulce” — lo con ternura — “Mi mamá solía decir que los momentos oscuros son solo temporales, que al final todo vuelve a la luz”

Ben 10: The End Donde viven las historias. Descúbrelo ahora