La luz se acercaba a mí… era grande pero luminosa, tanto que cegaba mis ojos verdes y producían un entrecerrado en ellos. Mi sistema cardíaco se elevó al máximo, haciéndome temblar desde los dedos de mis pies, hasta el último pelo de mi cabello. Era aterrador y lo peor, es que no teníamos salida; íbamos a estrellar, él iba a chocarnos. Solo me atiné a abrazar a mi hermana como si fuera que nunca más la volvería a ver ni sentir. Ella sollozaba en mi pecho y yo me mantenía fuerte, mostrándole ó tratando de decirle que nada sucederá; aunque mi mente susurraba y me volvía loca diciendo que algo malo… algo malo pasaría.
Hasta que se estrelló.
Esa noche, fue la más trágica de mi vida. ¿Quién iba a pensar que eso sería la última cosa que vería? Ni yo… además de mi visión, se llevó a las personas más importantes de mi vida: mis padres. Mi hermanita, Kelsey, fue salvada junto conmigo, quedando huérfanas y al mando de mi abuela y mi tía/madrina… personas completamente importantes para nosotras.
Tener recuerdos de esa noche, y rememorarlos, me hace doler la cabeza por la enorme frustración y enojo que siento al saber que por un estúpido alcoholizado, estoy ciega, vidente –por sentir cosas fenominales– y sin padres. No era mi culpa… era la de él, el tipo de cincuenta y picos de años –ahora en la cárcel– que mató a mis padres por no tener un mínimo cargo de conciencia. ¿Quién merece esto? ¡Nadie! ¡Ni yo!
Debo superarlo… dos años pasaron. ¡Dos! Dos que mi vida cambió en un giro de trescientos sesenta grados.
Era aburrido estar aquí… escuchando la televisión, acostada en mi cama y sin nada que hacer por estar de vacaciones en el colegio, del cual, salí antes de ayer.
–¡Beethoven! – grité llamando a mi perro… mi adorado mejor amigo canino. Según mi abuela, es un Lazarillo, una raza de perros para ciegos y está adiestrado a la perfección para ayudar a personas como yo.
En instantes, su pelaje suave y sedoso estaba en mis manos, enredándose en mis dedos. Sonreí inconscientemente y acaricié sus orejas, hasta su hocico. Él estaba sentado enfrente de mí, en el piso, mientras que yo, sentada en la cama como un indio y enfrente a él, dispuesta a poner mis pies sobre la alfombra de mi habitación y caminar hacia el baño de mi habitación, tanteando con el bastón.
Hice mis necesidades, como toda persona, y volví hacía donde mi bastón encontró el escritorio, donde además de mis libros y cosas de la escuela estaban, se encontraba mi celular, la correa de Beethoven y los anteojos oscuros que utilizo para que la claridad de la tarde no me lastime los ojos.
Cuando menos lo pensé, ya estaba recorriendo el vecindario. Los vecinos que me veían, saludaban con una amigable voz y seguramente, con otra sonrisa amistosa… yo, al reconocerlos por la suavidad de sus palabras y gracias a mi prestigiosa memoria, le devolvía el saludo con una sonrisa y otro simple ‘Adiós’ de mi fina voz.
–Camina Beethoven – renegué al sentirlo sentado a un lado. Instantáneamente, se paró y siguió caminando sin rumbo cuando el sonido de columpios rechinado, niños gritando y riendo junto con los pocos autos andando por la carretera, llegó a mis oídos, dándome a entender de qué me encontraba en un parque – Quieto – ordené dulcemente cuando ya habíamos cruzado la calle y estábamos en la vereda del parque. Imaginando el lugar y escuchando atentamente me senté en una banca que gracias a Beeth y mi bastón, encontré.
Suspiré relajando mis músculos y acomodé un mechón de mi fino pelo, detrás de una oreja. Solo escuchaba el canto de los pájaros y el sonido de niños gritando por el efecto de adrenalina y diversión que los juegos ocasionaban. Mentiría si digiera que no me gusta hacer esto… porque en realidad, asumí que este es mi destino.
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ojos ciegos (Justin y tu )
Teen Fictionla novela no es mia es de una escritora de facebook https://m.facebook.com/media/set/?set=a.479477338788947.1073741849.186558984747452&type=1 y su grupo de lectora la quieran entrar : https://m.facebook.com/groups/lectorasdeBelu/?refid=56