Que Sería ; O18

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En la mañana me desperté por un mal sueño que tuve y me sorprendió que Jungkook me estuviera abrazando protectoramente. Sentí mis ojos aguados, quería llorar en ese momento por lo feliz que estaba.

Jungkook y yo habíamos iniciado una relación cuando ambos teníamos dieciséis años. Nos conocimos en la escuela debido a que pertenecíamos al mismo grado y yo era la nueva compañera extranjera que ingresaba. Iniciamos nuestra amistad en aquel mismo año que me incorporé y poco a poco sentimientos amorosos crecieron por el otro. Permanecimos como novios nueve años hasta que nos casamos hace tres años atrás.

Nuestro comienzo como marido y mujer empezó de buena manera. Jungkook y yo arrendamos un departamento en el centro de Busan hasta que tuviéramos el dinero suficiente para pagarlo completamente. Jungkook trabajaba como profesor de artes en la prestigiosa universidad de Busan, mientras yo me dedicaba como fotógrafa para las revistas más conocidas de Corea.

Cuando nuestros descansos coincidían en la misma fecha, era un alivio para ambos porque así podríamos pasar tiempo juntos.

No sabía que había sucedido, pero los días pasaron y nuestro amor no era el mismo de antes. Ninguno era el de antes.

Las discusiones comenzaron a ser más frecuentes, incluso dormí en casa de mi madre una noche por una pelea entre ambos. Nos distanciamos. Las mañanas ya no eran cálidas y Jungkook se había mantenido alejado de mí.

Algunas personas de mi círculo cercano me recomendaron el divorcio, que nos tomáramos un tiempo. Pero me sentía feliz a su lado a pesar de todo. Lo de esta mañana me había dado esperanza de que nuestro matrimonio se podía recuperar.

Mi celular comenzó a sonar y en la pantalla apareció en grande la palabra: "Mamá". Lo cogí de la encimera y descolgué, contestándole.

— Gracias a Dios me contestas, Lisa. Me tenías preocupada. — la voz exaltada de mi madre llenó mi oído y sonreí avergonzada, a pesar de que no me estaba viendo.

— Lo siento, mamá. Ayer se me olvidó llamarte de vuelta, estaba muy cansada.

¿Cansada? No me había atrevido a levantarme de la cama y tampoco quise hablar con nadie el día de ayer. Jungkook había viajado a visitar a su hermano en Seúl y yo no tenía nada que hacer. Estaba tan triste que no fui capaz de nada.

— No le mientas a tu madre. Estoy segura que estuviste llorando todo el día. — su voz afligida encogió mi corazón. — No han resuelto sus problemas, ¿verdad?

Suspiré. Mi madre me conocía tan bien.

— No. Nos dirigimos la palabra si no es para asuntos importantes como los pagos. — sentí mi garganta apretarse y casi me costó decir lo siguiente: — Estoy muy mal, mamá. Quiero estar contigo ahora.

— Mi niña, no estás sola. Puedes quedarte unos días aquí. Tu padre estaría feliz.

— Lo sé, mamá...— trate evitar de soltar lágrimas y mi voz no se escuchase rota pero fallé. — ¿Crees que esto es el fin? Sé que puedo hacer muchas cosas sin él mas no quiero. Me encanta estar a su lado y sonrío cada vez que recuerdo nuestros momentos juntos antes de que todo se arruinara.

— ¿Han tratado de solucionar las cosas?

— Jungkook siempre está ocupado con la universidad. — dije, hipando y limpiándome las lágrimas con mi mano libre. — Tal vez esta así porque no he logrado darle un hijo.

— Por Dios, Lalisa Manoban. —me reprendió. — Ese pensamiento es tan estúpido como cuando tu padre bebe mucho.

Reí por el comentario.

— Lili, no creo que el problema sea ese. Jungkook no es tan ridículo para castigarte y por algo tan estúpido como eso.

— Esta mañana desperté con él abrazándome, ¿crees que significa algo? —mi voz esperanzada fue fuerte para superar la lastima de mi madre, por eso, dijo:

— Estoy segura que Jungkook sigue amándote.

Luego de unos minutos de que mi madre terminara de decir que me amaba mucho, colgó y prometiéndome que nos visitaría pronto con papá.

Me sequé las lágrimas que habían quedado en mis mejillas y me giré para caminar nuevamente al dormitorio y enfrentar a Jungkook, sin embargo, mis ojos lo vieron parado frente a mí.

Mirándome.

— Hola. —musitó.

¿Había escuchado mi conversación con madre? ¿Había visto cómo lloraba? Me puse nerviosa y apreté los labios con fuerza.

— Extrañaba abrazarte por las noches, si te soy sincero. —confesó dando pasos para acercarse a mí.

— ¿Me abrazaste a propósito? —pregunté, encogiéndome.

— Sí, Lis.

— ¿Todavía me amas?

Una de sus manos se posó en mi mejilla y sus ojos me demostraron lo que tanto pedí que no se perdiera entre nosotros.

— Te amo, Lisa. Te amo mucho, mucho.

Volví a llorar. Esta vez de felicidad y aliviada.

Me aferré a Jungkook, sin ganas de soltarlo.

— Perdóname, Lisa. Creí que lo nuestro estaba perdido, creí que no había nada más que recuperar. Pero anoche, cuando te vi durmiendo en nuestra cama... Lisa, nunca dejé de amarte. Siempre has sido la mujer de mi vida desde que tenía dieciséis años y nunca dejaras de serlo. Dios es testigo de lo que digo.

— Eres un imbécil.

— Lo sé, muy imbécil.

No dije nada, solo seguí abrazándolo.

(...)

Este escrito esta "basado" en la canción de Francisca Valenzuela, llamada "Que Sería". Les recomiendo sus canciones, son muy buenas.

Espero que se cuiden y les deseo mucha salud para todas sus familias. Los quiero. <3

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