1

4 0 0
                                    

La finura del pasillo que atravesaba las celdas era bastante escalofriante, estaba diseñada de modo que sólo pudiera pasar una persona a la vez, si la falta de planeación o la mera casualidad hicieran que dos personas caminarán en sentidos opuestos, aproximándose el uno al otro, se encontrarían en la incómoda situación de colocarse de lado y frotar sus cuerpos al avanzar.

A diario llegaba la comida a la misma hora, nos habían proporcionado un lápiz y un cuaderno al llegar, no sabía cuánto tiempo estaría en ese lugar así que me abstuve de escribir algo que no fuese demasiado importante y es que en una celda las cosas importantes no llegan con mucha frecuencia.

El día que me dispuse a escribir estaba más solo que de costumbre, las celdas eran cuartos de concreto sin ventanas, de 3 metros de alto con una bombilla adherida a la loza, un retrete y un bloque de concreto a modo de cama, sin embargo, siempre se escuchaban los murmullos de los presos aledaños, las voces de los guardias y los eventuales encuentros que conectaban a dos personas y las obligaban a pasar muy cerca de la otra. Se respiraba un ambiente plagado de gente, pero este día todos parecían callar, ni siquiera el sonido de mi respiración se hizo presente, lo único que pude escuchar fue el sonido del lápiz raspando el papel en cuanto empecé a escribir sobre ella. Nos conocimos en un mercado plagado de personas, aún escucho las voces de los cientos de transeúntes que frecuentaba esas calles y pasillos; nos conocimos a escondidas de Dios, en un encuentro furtivo entre la basura y sus bolsas rotas, me detuve a auxiliarla y sin embargo no llegué a decir mucho, me dio las gracias y se fue murmurándole al cielo los miles de cosas que al parecer le estaban arruinando el día. Aunado a mi deseo de conocerla y verle mejor me dispuse a seguirla despacio, advertí que entraría a un café y di una vuelta a la calle para encontrarme con ella atribuyéndole eso al destino, conversamos un rato e intercambiamos miradas culposas, era obvio que nos agradaba la compañía del otro, no tardamos mucho en empezar a hablar de la vida y en empezar a pelear como si nos conociéramos hace años, como si nos amaramos o nos odiáramos a partes iguales.

Ella trabajaba en un despacho jurídico a dos calles de ahí, frecuentaba el mercado para comprar manzanas y poder comer algo en el trabajo sin tener que levantarse de su silla o salir del edificio, yo trabajaba limpiando ventanas y aseando pisos en el edificio de enfrente, me confesó que me vio en repetidas ocasiones y yo le confesé que la casualidad no me había traído hacia ella, como si hubiera algo en nuestras mentiras que hiciera más seductora la charla. Pasaron los días, los años, no recuerdo cuando le pedí matrimonio ni cuando tuvimos a nuestro primer hijo, solo recuerdo el olor a jazmín que sentía en su piel cada vez que me tomaba del cuello y me besaba, me besaba como si me conociera de toda la vida y yo la besaba como si no tuviera deseos de borrar ese día.

Una mañana tomamos el auto, llevábamos al niño al colegio, ella iba dormida, el trabajo la consumía viva, yo conseguí un empleo mejor pero nunca lo suficiente para sentir que valía la pena estar casado conmigo, mi hijo estaba en octavo grado y amaba el aroma a limón del aromatizante de nuestro auto. Ese día pasaron muchas cosas, los tres nos quedamos dormidos, nunca supe que pasó con ambos, me abrí paso entre cirugías y doctores que evaluaban mi situación, mis párpados estaban apenas abiertos pero mi cuerpo no respondía, quería gritar pero no podía y sentía que no valía la pena hasta que un día alguien dejó un ramo de jazmines en mi habitación, se sentó y escuchó música a mi lado, me hablo sobre el café y sobre el sentimiento que encontraba en el aromatizante de limón de los autos, a través del estrecho pasillo que formaban los párpados de mis ojos apenas abiertos no pude ver quién era, solo sentí como se acercó y besó mi mejilla.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 18, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Untiled 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora