Capítulo 1: Un día lluvioso

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El olor a tierra mojada flotaba en el aire mientras el viento revolvía mi cabello. Apresuré mi paso. Me aferré al abrigo en un intento desesperado de disminuir el frío. Las primeras gotas comenzaron a caer y chocar en mis mejillas al quedar atrapadas en el viento.

Sólo unos cuantos metros más.

Distinguí a lo lejos las amplias ventanas de la cafetería. Habían unos cuantos clientes esparcidos. Reconocía a algunos que eran recurrentes.

Parece que hoy será un día tranquilo, aunque si se suelta la lluvia, vendrán a refugiarse aden—

"¡Hey!"

Me agarré instintivamente el hombro con el ceño fruncido. El hombre encapuchado ni siquiera se detuvo o volteó a verme, siguió su camino como si nada. Suspiré enojada mientras veía su silueta alejarse. No tenía tiempo para discutir si es que quería llegar a tiempo al cambio de turno.

"Alguien viene de mal humor."

"Un idiota chocó conmigo y siguió caminando como si nada."

"Hmm."

Entré al cuarto del personal y me puse el uniforme. Guardé mis cosas en el locker, até el delantal y mientras salía en dirección a Rhea, me puse el gafete. El familiar olor a café emergía de la máquina y me paré junto a ella.

"Dime."

"Pues, como ves, ellos han sido los únicos clientes hasta ahorita. Ya hice todo lo de hoy porque estaba aburrida, así que no hay pendientes."

La lluvia empezó a intensificarse, no había ni una persona afuera. Suspiré y me recargué en la máquina. Miré a mi compañera.

"Acabo de llegar y ya estoy aburrida."

"Qué te digo, amiga. Es de esos días, pero por lo menos no tienes que trabajar hoy."

"Bueno, eso sí."

Algo captó mi atención, de reojo dirigí mi mirada a las ventanas. No se distinguían más que siluetas borrosas por la lluvia torrencial. Sentí un escalofrío en la nuca.

"Phebe, estás temblando." Me miró Rhea con el ceño fruncido.

"Sí. ¿Está la calefacción puesta?"

"Hasta tuve que bajarle un poco porque empezó a hacer calor. Creo que te vas a enfermar." Rhea soltó una pequeña risa.

Era una sensación extraña, ya que no tenía frío, sin embargo; temblaba. Tenía un mal presentimiento aún sin saber el porqué. Me sentía inquieta, como si tuviera que hacer algo al respecto. Decidí ignorarlo.

Todos hemos tenido uno de esos días que nada hace sentido, ¿no?

El sonido de chasquidos y los dedos de Rhea enfrente de mi cara me sacaron de mis pensamientos volviéndome a la realidad. Pestañeé un par de veces y me enfoqué en ella. Después, mirando alrededor me enderecé para ver si había nuevos clientes.

"Hoy estás muy rara."

"Perdón, no dormí muy bien ayer."

"Bueno, te decía que el viernes en la noche—"

La lluvia empezaba a ceder. Veía cómo las gotas se deslizaban en los cristales de las ventanas. Las siluetas deformes empezaban a tomar forma de los coches que pasaban en la calle. Me quedé mirando al horizonte, escapándome nuevamente de la realidad.

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La campana de la puerta sonó por última vez al cerrar la cafetería, marcado el final de nuestro turno. Guardé las llaves dentro del bolsillo de mi abrigo. Asentía con la cabeza a la conversación de Rhea.

"Entonces, ¿qué crees que debería hacer?"

"Sólo dile lo que sientes."

"¡Ja!" Una pequeña nube blanca salió de sus labios al decirlo.

"No entiendo por qué ambos se torturan tanto. Es obvia la atracción que hay entre ustedes, pero los dos son demasiado orgullosos para ser el primero en admitirlo."

"Hmm...touché."

Las gotas empezaban a caer cada vez más gruesas y más rápido. Apresuramos el paso hasta la estación. Nuestras pisadas sonaban al contacto de los charcos de agua.

"¿Trajiste sombrilla?"

"No, ¿y tú?"

"Tampoco."

Rodamos los ojos y corrimos justo cuando se soltó la lluvia de nuevo. Alcanzamos a llegar a la estación no tan mojadas. Nos formamos para esperar el metro cuando volví a sentir un escalofrío que me erizó la piel. Me llevé una mano a mi nuca.

El metro llegó y se bajaron unas cuantas personas. Sentía una mirada sobre nosotras al entrar a este. Estaba casi vacío a excepción de un grupo de tres hombres, una señora y otro hombre encapuchado. Volví a sentir ese mal presentimiento.

"Rhea, mejor hay que irnos en el otro." La jalé del brazo.

"Ay, no. Ya me acomodé y ya estamos adentro." Se zafó de mí.

Las puertas del metro se cerraron frente a mí. Suspiré y me dejé caer al lado de ella. Rhea se me quedó viendo de arriba a abajo.

"¿Por qué querías irte en el otro?"

"No sé, sólo tenía como un mal presentimiento, pero creo que era mi paranoia."

"Phebe"

"¿Qué?" Volteé a verla

"Uh...no creo que sea tu paranoia." Susurró.

"¿De qué hablas?" Fruncí el ceño.

"Shh. Hay tres tipos muy sospechosos discutiendo entre ellos. No voltees."

"¿Cómo que sospechosos?"

"Oh no."

"Rhea."

"T-T-Tienen una pistola y navajas." Comenzó a respirar más rápido y entrecortado.

"Okay. Deja de verlos. Rhea, veme a mí." Desvió su mirada hacia mí. El corazón comenzó a latirme con fuerza.

"Respira profundo, todo va a estar bien. Tenemos que mantener la calma, ¿okay?"

"O-Okay." Rhea apretó mi mano.

Podía escuchar los latidos de mi corazón retumbando en mis oídos. La adrenalina corría por mi sangre a medida que se acercaban sus pasos. Todo se sentía en cámara lenta.

BloodstoneWhere stories live. Discover now