Era una noche oscura, donde ni las estrellas se alcanzaban apreciar. Sintio su cuerpo pegado al de ella, como la poseía sin ninguna contemplación. Sin moverse, sin decir nada dejo que el hiciera lo que el quisiera. Al terminar aún con los ojos cerrados, haciéndole pensar que estaba dormida escuchaba sus palabras
-Eso es, conmigo tendrá todo lo que quieras -sintió la caricia en su mejilla
Pero en vez de sentirse excitada o sentir alegría, lo único que le causaba era repulsión y asco hacia ella misma. La mañana llegó, como cada vez que pasaba se sentía sin fuerzas; sin emoción miraba al cielo y las inmensas ganas de llorar se hacían presentes pero ninguna lágrima caía de sus ojos. Y es en esos momentos en los que se odiaba aún más quería gritar salir corriendo sin mirar atrás, desaparecer del mundo y jamás sentir ese dolor que le causaba tener que estar junto a el
Pero no podía, su miedo era más fuerte que ella. Sentía miedo a el, al mundo y al fracaso. Era tanto su miedo que sentía la carga sobre ella y que en cualquier momento la aplastaria sin contemplación
En cuatro paredes veía la vida pasar, sin moverse temiendo que en cualquier momento o cualquier paso en falso la llevara aún más al fondo del abismo
《Miedo, era el maldito miedo》La que la ataba a un lugar donde no era feliz, y mientras la luz de ella lentamente se apagaba; el sentía que más la tenía en sus manos
Una noche donde el frío traspasaba su piel, pensando que lo peor lo había vivido. Sin imaginar que esa misma noche el la llevaría al mismísimo infierno. Sintio los fuertes dedos sobre su mandíbula apretando con tanta fuerza
-Soy tu esposo y tengo el derecho -decía mientras apretaba con más fuerza su mandíbula
-Por favor, me lastimas -le suplió en llanto
-Eres una maldita zorra -la empujo haciendo que se golpeara con aquella mesa -, no se con cuantos te has acostado y a mi que soy tu esposo me lo niegas
Ella lloraba negando aquellas acusaciones, pero el no lo creía
-Maldita puta
La tomon por el cuello apretando impidiendo que respira
-Por... favor... no puedo... respirar -decía como podía mientras golpeaba sus brazos
El no la soltaba mientras que ella sentía que iba a morir, hasta que el la soltó. Respiro agitada llenando sus pulmones
-Te juró que no...
Y antes de que ella pudiera decir algo más sintio el golpe en su mejilla. Para después sentir el golpe en su vientre
-¿Que ya maté al hijo de tu amante? -dijo con rabia
Mientras ella se retorcía de dolor. El se sentó contemplando la para después de unos minutos salir de ese lugar. Aún con el dolor ella se levanto mientras hacia sus deberes en su casa, cuando tocaron a su puerta era un joven que parecía dos años mayor que ella
-Disculpe que la moleste -sonrío -, nos acabamos de mudar al departamento de aquí en frente. Y mi madre le manda esta tarta de fresa
-Muchas gracias
Acepto la tarta presintiendo aquella oprecion en el pecho sintiendo un presentimiento de que algo malo iba a pasar
La noche llegó y el llegó, mientras ella servía la cena al terminar todo parecía ir con la calma hasta que el fue a la cocina y observo aquel recipiente. Agarró un cuchillo y se acercó a ella
-¿Que haces? -pregunto con el miedo reflejado en su voz
-¿Quien es tu amante? Que hasta te trae comida a mi casa -dijo con el cuchillo puesto sobre el vientre de ella
-No es así -decía con miedo
-¿Quien es? -preguntaba mientras ejercía presión con el cuchillo sin llegar a clavarle la piel
-No es nadie, por favor me lastimas
-No se como pude fijarme en ti -se alejo arrojando el cuchillo al suelo -, mírate. No vales nada
Salió de aquel lugar mientras ella lloraba dejándose caer en el piso, atrayendo sus rodillas hasta su pecho mientras lloraba cubriendo su rostro entre sus rodillas
Ya había pasado el tiempo sin darse cuenta la noche había caído, pero mucho antes había caído fragmentos rotos de su alma. Ya no era ella, aquellas fuerzas que tenía cuando todo comenzó se habían desvanecido completamente.
El dolor esa tanto que no podía seguir así, si pensarlo tomo la decisión que jamás espero tomar
-No puedo más -susurró aún con lágrimas desbordando por sus ojos
Mientras preparaba la cena las lágrimas salían sin darle tregua. La puerta se abrió dejando ver a su esposo aquel hombre que juró amara y jamas hacer algo que la lastimarla
-Ya llegue -dijo mientras se acomodaba en la mesa -, sirveme que tengo hambre
Ella sin decir palabras sirvió dos platos de comida, al igual que su limonada. Al sentrse lo vio comer, mientras ella poco después imitaba su acción. Al terminar de comer aquel hombre se levanto pero antes de dar paso alguno cayó al suelo mientras escupía sangre de su boca
-¿Que... que has echo? -pregunto con dificultad
Aquella mujer se acostó al lado de él, mientras lo miraba sin expresión alguna
-Dandote algo de mi dolor -ella sin fuerzas dejó su cabeza apoyada en su brazo
-¿Po-por q-que?
-Por que dijiste... -escupió sangre -, que mi... dolor iba a ser el tuyo. S-solo estoy ha-haciendo que tus pa-palabras se cumplan
Ella lo vio como quedaba con los ojos abiertos, antes de que ella los cerrara. Aceptando la muerte con gusto. Dejando en ese mundo. Los fragmento rotos de su vida.
Obra echa por : @ladulcedibla
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Los secretos que guardas
Randomrelatos, hechos por varios escritores todos los derechos reservados. obra totalmente de nuestra autoría