✧₊⁎parte única⁎⁺✧

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Lo mismo de todos los años.

Gente glamurosa siendo recibida de manera elegante y educada por los reyes de Anyang, siendo seguidos por el hijo menor de ambos, Kim Hongjoong.

Traje negro y corbata roja, elegidos perfectamente para que se acoplen a su delgado cuerpo, de la manera más elegante posible además del pelo largo arreglado de manera en la que se vea desaliñado, logrando así una especie de choque que hace que se vea de la mejor manera posible.

Reyes e hijo siguen saludando durante un rato más, hasta que este mismo se cansa y decide ir a por alguna bebida, mientras va hacia la mesa, saluda a alguno de los invitados, llegando a platicar brevemente con algunos.

Su incomodidad era notable, pero había que hacer eso por el bien del reino.

Por lo que, tras coger su copa de vino y ver que sus familiares e invitados estaban lo suficientemente entretenidos como para no notar su falta en aquella sala, decidió salir como si fuese un fantasma, pensando en no volver a pisar palacio hasta que la fiesta acabe, como bien hacia la mayoría de veces que se realizaba este evento; aunque eso, en esta ocasión, no podía ser ejecutado.

Así que salió a los jardines traseros, llegando hasta un pequeño puente atravesado de un río, sabiendo que ningún huésped va a estar por ahí, siquiera algún criado, de los cuales seguramente estarían todos sirviendo en el salón principal.

Resopló, pensando en que en algunos años más tarde, tendrá que estar ahí metido la noche entera, hablando de asuntos que poco le interesaban, junto a alguna mujer con la que sus padres le obligarían a casarse para beneficiar a ambos reinos y volverse más fuertes y poderosos, lo que implicaba más presión sobre los hombros del chico.

Y, pensando en qué le depararía el futuro, no se dio cuenta de cuándo una figura un poco más alta que él se acercaba y posicionaba al lado suyo.

Saltó y cayó al suelo del susto que se dio, literalmente.

Aunque luego una mano fue extendida por aquella persona, de la cual suponía que era un chico, debido a la risa que le salía por los labios, que no era del todo silenciosa, aparte de ser lo suficientemente grave como para no ser de alguna mujer.

— Tus manos son enanas — fue lo primero que dijo aquel desconocido mientras ayudaba al bajito a levantarse del suelo, viendo posteriormente la clara diferencia entre ambas palmas.

— Vaya, muchas gracias por el cumplido, supongo — dijo él, un poco de ironía tiñendo su voz, mientras también observaba la diferencia entre ambas.

— Y... bueno — dice el desconocido — ¿qué hace un bello príncipe aquí, cuando la fiesta es dentro?

— ¿No crees que debería preguntar yo qué haces tú aquí? — responde Hongjoong omitiendo las palabras bello y príncipe — además, ni siquiera sé tu nombre, puedes ser un asesino en serie que me quiere asesinar por ser hijo de los reyes.

El alto ríe por lo que le acaba de decir el chico — no creo, ¿tú crees que con este traje podría llegar a asesinarte?

Y Hongjoong se para a observarlo detenidamente, porque aunque la luz sea casi nula, se puede observar cómo lleva, al igual que él, un traje, pero de color negro junto unos bordes dorados; él no lleva corbata, por lo que su chaqueta está abotonada, además de llevar bastantes bolsilles; además de eso, su pelo negro está bien peinado haciendo una especie de flequillo en el lado izquierdo.

Hongjoong se encoge de hombros, mirando hacia adelante, mientras pregunta — ¿cómo te llamas?

— Park Seonghwa — contesta — príncipe de Jinju, un gusto.

Royalty [seongjoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora