Primera Ruptura.

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14 de enero.

Chenle recuerda su enamoramiento con Donghyuck. Lo recuerda demasiado bien.

Llevaba sintiendo cosas por el mayor desde hacía meses, más nunca le había confesado a nadie sobre ese tema.

No hasta esa semana.

Aquel día martes, en el descanso entre las clases se reunió con su amiga, Miso.

-Miso-noona, necesito decirte algo -el joven estaba claramente nervioso y jugueteaba con sus dedos.

La pelirrosa notó el nerviosismo en su amigo y apoyó su mano encima de la del contrario, tranquilizándolo.

-Chenle, sea lo que sea, puedes confiar en mí. Soy tu mejor amiga, no te voy a juzgar.

El pelirrojo inspiró, llenándose de valor.

-Me gusta alguien -Soltó, alertando a la mayor.

-Ay, ¿mi Chenlecito está enamorado? -apretó las mejillas del chico aún escuchando como este se quejaba.

-Te he dicho que me gusta no que estoy enamorado -objetó cruzándose de brazos.

-Ya, ya, perdón -se disculpó Miso con una sonrisa burlona-. Bueno, ¿Y? ¿Me dirás quién es o tengo que adivinarlo?

Hacer que la chica adivinara no sonaba tan mal pero sabía que esta lo ignoraría.

Nuevamente inspiró para conseguir coraje y soltó el nombre.

-¿Lee Donghyuck? -su amiga trató de no gritar.

El menor tapó la boca de la chica con fuerza.

-¡Cállate, te van a oír! -la otra asintió con la cabeza y Chenle dejó caer sus manos-. Sé que es algo estúpido, él es un curso mayor y jamás se fijaría en mí.

-No es estúpido Lele, yo también soy un curso mayor, ¿recuerdas?

-Lo sé, pero contigo es diferente, tu eres demasiado buena.

-¿Debería ofenderme? -los dos rieron tras la pregunta de la mayor.

Poco a poco el tema fue cambiando hasta que sonó la campana que anunciaba que debían volver a sus respectivas aulas.

Lo que Chenle no esperaba era que Eunjo, una de las chicas más curiosas del instituto andaba cerca todo ese tiempo, y su confesión sobre los sentimientos de este hacia Donghyuck habían provocado algo de celos en ella.

🕐

15 de enero.

Chenle no esperaba que su vida se tornara tan cruel de forma tan rápida. Tan solo había pasado un día cuando en el descanso de aquel miércoles Donghyuck se acercó a él.

Iba acompañado de sus habituales amigos y alguna otra gente. Una de las chicas presentes miraba a Chenle con una expresión de asco que el otro no entendió. Hasta que el mayor habló.

-Zhong Chenle, ¿cierto? -la voz seria de Donghyuck hizo que el pelirrojo asintiera tras escucharlo pronunciar su nombre- Alguien me ha dicho que te gusto.

Todo su cuerpo se tensó. Nadie lo sabía hasta ayer y por la expresión de su amiga, que se encontraba presente, sabía que Miso no se lo había contado. Debió haber sido más precavido al contar su secreto.

Ante la falta de palabras del menor, Donghyuck avanzó un paso hacia él y continuó hablando con la misma expresión de seriedad.

-Sean cuales sean tus sentimientos hacia mí, el grado en el que te guste, estés enamorado lo que sea. Olvídate. Yo no soy gay, así que puedes intuir que no tienes ninguna oportunidad. Mételo en tu cabeza, no va a pasar -cada palabra estaba aplastando más su corazón, el cual sentía romperse en pedazos- Además, -Donghyuck lo observó de arriba a abajo- tampoco eres gran cosa.

Sin poder soportarlo más, Chenle salió corriendo, tratando de que el resto no vieran las lágrimas que asomaban por sus ojos.

Corrió fuera del instituto, siguió corriendo por unos minutos hasta que ya estaba unas calles lejos y sentía que le faltaba el aire.

Saco la pequeña caja que contenía los engranajes de su corazón, como sospechaba algunos de ellos se habían desencajado. Definitivamente debía llevarlo a un reparador.

🕜

Cuando llegó al pequeño taller que había cerca de su casa se escuchó una campanita al entrar. El lugar era acogedor aunque algo desordenado.

Poco después el dueño del taller se asomó por la puerta que daba a su almacén. Era un chico joven, Chenle hasta podría afirmar que no llegaba a ser dos años mayor que él. Su pelo castaño tenía bastantes mechones rebeldes y su ropa y delantal eran de tonos marrones y negros.

-¿En que te puedo ayudar? -preguntó con una sonrisa, bastante bonita a decir verdad.

Chenle sonrió avergonzado de vuelta y depositó la pequeña caja en el mostrador.

-Espero que no sea grave -dijo con un hilo de voz y de forma casi inaudible.

El joven abrió la cajita e inspeccionó los engranajes con una lupa. Volvió a mirar al pelirrojo después de llegar a una conclusión.

-Ha sido algo leve, es fácil de arreglar porque solo se han desencajado y movido algunos de los engranajes.

Con unas pinzas y otra vez la ayuda de la lupa estuvo trabajando en el mecanismo unos cortos minutos.

-¡Listo! -su sonrisa era cálida cuando le ofreció la caja de vuelta al menor.

Y esa fue la primera vez que Chenle pensó que la sonrisa de Renjun era preciosa.

Clocks {Renle}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora