Nostalgia

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Lunes 1º de julio del 2019

Indigo miró por la pequeña ventana del avión, pensando en lo extraño que era regresar a un lugar tan conocido pero a la vez tan cambiado. Era lógico considerando que habían pasado cinco años desde que visitó Matera, su pueblo natal, pero la sensación persestía en ella, siendo como aquel sueño que te resulta familiar pero a la vez tiene ese pequeño detalle que lo hace diferente. Sus manos temblaron levemente ante el pensamiento, no sabía qué esperar y mucho menos cómo actuar. En ese momento deseó con todas su fuerzas poder fumar un cigarrillo, como cuando era una adolescente queriendo distanciarse de la realidad desesperadamente.
En el aeropuerto, Dante, su padre la esperó durante dos horas; él también estaba inquieto por la llegada de su única hija. No sólo porque sabía las dificultades por las que ella había pasado desde que se fue a Canadá, sino porque creía que Indie le tendría resentimiento. Empezó a divagar en sus pensamientos, sabía que Indigo ya había conseguido un pequeño departamento bien ubicado en el pueblo, pero sentía debía hacer algo más por su pequeña para remedarle todos esos años en los que fue distante. Entonces, vio a la pelinegra acercarse a él, portando una sonrisa la enrolló entre sus brazos y acto seguido le ayudó con su equipaje.
-Has crecido demasiado- Comentó bromeando el mayor mientras caminaban hacia el auto. La contraria simplemente rió, demasiado cansada como para contestar algo ingenioso.
Caminaron en silencio, su padre notando que ella también había cambiado. Lo revelaba la manera en que caminaba y su vestimenta, ahora era más relajada e incluso colorida que hace años; se notaba que ya no quería enmascararse. También había subido de peso, esta vez su cara irradiaba una increíble felicidad y, simplemente saludable. Cuando llegaron al auto negro, el silencio era incómodo para Dante pues, pensaba que él era culpable por todo aunque su hija no creyera eso. Se subieron al vehículo, Indie miró por la ventana mientras su padre se ponía el cinturón y empezaba a conducir.
-¿Quieres poner algo de música?- Preguntó él, intentando iniciar una conversación no-incómoda.
-Hmmm...no creo- Contestó ella, cerrando sus ojos, el cambio horario la estaba matando.
-¿Segura?, ¿No quieres poner My chemical romance?- La miró de reojo unos momentos, para regresar su vista al camino.
-Papá, no- Suspiró, volteando a ver al contrario. -No tienes porqué comportarte así, no sé qué lo está ocasionando pero, te noto tenso-
-Sí, tienes razón...- Se estacionó en frente de una cafetería, para poder conversar más cómodamente. -Es sólo que me quiero disculpar por estar ausente cuando más me necesitabas-
-Oh, no tienes porqué disculparte. Eso ya está en el pasado- Sonrió algo cansada -No te preocupes, todos cometemos errores; incluso los padres- Bostezó, estaba agotada y le dolía la cabeza. Simplemente quería llegar a su departamento y dormir.
Con eso dicho, partieron en silencio al nuevo hogar de Indigo. El departamento era de un tamaño decente, consistía de un baño y dos habitaciones; una de esas podía ser como un pequeño estudio y ya estaba amueblado. Esto era más que suficiente para la pelinegra, por eso decidió comprarlo aunque le alcanzara para algo más lujoso. Además, de niña siempre había soñado con vivir en un departamento así en el pueblo. Y, también podría comprar más materiales de arte con el dinero que sobró.
-Gracias por recogerme- Mencionó ella cuando su papá puso la maleta sobre su cama.

Al día siguiente, Indigo despertó a las 14:00 horas y tomó un largo baño; la diferencia horaria confundió a su cerebro pero todavía tenía tiempo para visitar la pequeña cafetería que vio ayer. Aunque, esperaba no encontrarse con nadie de la escuela porque eso sería incómodo con un toque de nostalgia.
Salió de su departamento a las 15:45, el clima era agradable, le recordó a cuando su madre la llevaba al parque. Pensar en eso la hizo sentir tranquila, fue como tomar café caliente en un día lluvioso o abrazar a alguien que amas; un sentimiento único que te envuelve en su calidez. En el pasado, ella se hubiera sentido triste al saber que jamás volvería al parque con su madre pero, ahora se sentía agradecida por haber vivido esa infancia aunque no fuera la mejor; estaba agradecida de sentir todo eso porque significaba que había madurado.
Se tomó su tiempo mirando los edificios, se sentía rara caminando por calles que pensó jamás vería de nuevo. Se entristeció al ver que la tienda donde le vendían cigarrillos, aunque era una menor de edad. Vio los nuevos comercios en el lugar de los antiguos, y los que quedaron habían sido renovados. Entonces, afirmó que no sólo ella había cambiado y eso estaba bien. Ahora, estaba llena de curiosidad por las nuevas cosas que encontraría en un lugar ya conocido.

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⏰ Última actualización: Nov 30, 2020 ⏰

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Coronas de flores y cigarrillos (GirlxGirl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora