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20. Cinco Hargreeves

Antes

Leah tarareaba su canción favorita del momento mientras se dirigía al comedor de la mano de cinco, para la cena.

El chico a su lado a pesar de lucir demasiado serio para su edad no pudo evitar sonreír de lado al ver la alegría de la pequeña morena. 

—Esta noche, Leah quiero que me sigas a mi habitación después de terminar la cena —dijo sin mirarla mientras avanzaban más y más al comedor

La chica lo miro dejando de tararear con una sonrisa ladeada y con las cejas alzadas —¿No crees que es muy pronto para nuestra relación?

Las mejillas de Cinco Hargreeves se pintaron de un color rojo intenso y con una tos muy fingida trato de evadir la incomodidad —No me refería a eso, pero si es tu intención podemos adelantarnos hasta ello

Fue el turno de la morena sonrojarse.

Ambos llegaron al comedor ocupando sus respectivos lugares en silencio en espera que su padre llegara, sus otros hermanos ya se encontraban ahí, incluso su Madre quien sonreía sin cansancio a cada uno.

Todos, sin excepción se pusieron de pie al escuchar abrirse la puerta, los pasos fuertes de Sir. Reginal quien había llegado.

Su Padre fue el primero en tomar asiento, sin saludar ni sonreir, solo se sentó ahí enfrente de todos, su Madre lo hizo segundos después y luego todos ellos.

Las 10 personas en esa habitación comían en silencio, cada uno dentro de su propio mundo, en sus propias actividades individuales.

Por lo tanto el golpe que ocasionó Cinco en la mesa hizo que todos brincaran del susto, incluso a la pequeña Ocho que recitaba su mantra mientras producía pequeñas bolas de energía de color rojo con su mano —Nacemos con la Aurora y morimos con el atardecer.  — ocasionando una pequeña explosión que hizo que su padre la mirara de forma desaprobatoria, sin embargo el regaño que realizo fue dirigido a su hermano

 — ¡Número Cinco!

 — Tengo una pregunta  — se excusó por su comportamiento

 — El conocimiento es un objetivo admirable, pero conoces las reglas, no hablen durante la comida. Están interrumpiendo a Herr Carlson

 —Quiero viajar en el tiempo

 —No 

 — Pero estoy listo  — argumentó molesto, levantándose de  su lugar designado  — He practicado mis saltos espaciales como dijiste  — para comprobarlo realizó uno a pareciendo a lado del hombre en un parpadeo  — ¿Ves?

— Un salto espacial es trivial comparado con lo desconocido del viaje del tiempo: uno es como deslizarse por el hielo y el otro es como descender ciegamente a las profundidades de las aguas congeladas  y reaparecer como una bellota

La morena asintió en comprensión al mismo tiempo el chico miro confundió a su padre y expreso —No entiendo 

 — Y es por eso que aún no estas listo

Cinco miro a la morena y está lo miro con preocupación y algo de miedo, sin embargo el muchacho solo rodo los ojos y dio media vuelta dispuesto a salir del comedor.

Leah se levanto de golpe negando con la cabeza mientras los pensamientos inundaron su mente, sabía lo que el chico quería y haría, porque la había citado mas tarde en su habitación, el tonto quería probar el viaje en el tiempo sin el consentimiento de su padre, sus piernas reaccionaron antes de darse cuenta de lo que hacía, salió corriendo detrás de él.

Los gritos de su padre se escuchaban de fondo casi sin oir

—¡Número Cinco, Número Ocho! ¡Regresen aquí, aún no se pueden retirar de la mesa!  

Llego justo a tiempo antes de que su hermano intentará dar su primer salto  —¿Cinco, qué estas haciendo?, ¡Debemos volver al comedor!

 —No, haré esto y le demostraré al viejo que esta equivocado. Iré durante un minuto y regresaré, luego de comprobar que todo es seguro volveré por ti y te llevaré conmigo.  — El chico la tomo de las manos y unió sus frentes para estar más cerca  — volveré por ti, así que espérame aquí, Leah. No tardaré nada

Beso su frente antes de alejarse y dar su primer salto

Tardo más de lo esperado, el azabache no regreso, así que se sentó a esperar en la cama, mientras intentaba distraerse con canciones, juegos.

Cinco, Diez, Veinte minutos... pero no. Su Cinco no regreso esa noche, ni la siguiente, ni siquiera en los siguientes años.

Estaba segura porque ella espero ahí sentada, en el mismo lugar  durante los primeros meses que se convertirían en años, después de eso vagamente lo hizó, Ben y Klaus la sacaron de ahí

Y cada vez que regresaba al cuarto de cinco a esperar un sentimiento amargo y de tristeza la invadian.
Diego fue el que la hizo entrar en razón, no podía quedarse toda la vida en esa cama, se estaba marchitando.

Entonces un día no volvio, abandono la academia Umbrella igual que sus hermanos.

Cinco Hargreeves se había ido esa noche y no regresó por ella como lo había prometido.  Eso causo una desesperación y desequilibrio en Leah Hargreeves. Haciéndola la chica fuerte y sarcástica que era ahora, dejó en esa habitación encerrada a su versión pequeña y tierna a la que le gustaba cantar sus canciones favoritas a sus hermanos por mucho tiempo.