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Al segundo siguiente de que procesé con totalidad sus palabras, llevé mis dos manos a mi vientre, acariciándolo con suavidad, cerrando mis ojos con fuerza y preguntándome cómo es que no lo había visto venir, tantas náuseas y tanto dolor solo podían significar que me estaba acostumbrado, mi organismo se adaptaba para el pequeño que crecía en mi interior.

"¡¿ME ESTÁS JODIENDO?!" Oí distante la voz de Sehun, él se alejó de Irene y de mí, caminó por lo largo de todo el lugar y al segundo siguiente Chanyeol entró corriendo, preocupado por lo que estuviera causando que el alfa que altere de esa forma.

El ambiente no tardó en llenarse de las feromonas de Sehun, olía mal, algo que al inspirar lo sentías hasta en la boca y te llamaba a querer vomitar, o quizás solo era yo. En serio necesitaba una cubeta o algo, no podía aguantar tantas nauseas golpeándome como retorcijones que solo lograban hacerme encoger más en mi pequeño espacio.

"¿Qué sucede? ¿Qué tienes, Sehun?"

"Apestas, estúpido." Irene acercó su mano a su nariz, cubriéndola del aroma que cada vez se hacía más fuerte. "Joder, Chanyeol ¡Llévatelo! Parece tóxico."

Sorprendentemente, Chanyeol obedeció y aunque no lo vi, escuché los pasos fuertes y duros de Sehun y del otro alfa, para luego oír una puerta cerrándose con fuerza. Suspiré entonces, liberando todo el aire que ni siquiera sabía estaba aguantando, apoyando mi cabeza en la pared,  cerrando los ojos por un segundo.

No hacía falta sumar dos más dos para saberlo, estaba esperando un hijo de Jaehyun.

Y aunque sentía a mi omega enloquecer de felicidad en mi interior y esas enormes ganas de sonreír al imaginar un pequeño bebé idéntico a ese hermoso alfa, la parte racional de mi cabeza me recordaba donde estaba, con quienes, el peligro que aún corría y como este aumentaría una vez Sehun se tranquilice.

"¿En serio no lo sabías?" Oí la calmada voz de la chica que aún continuaba en la habitación y me cuestioné si debía contestarle, pero al recordarme que me salvó de un trauma del cual seguro ni saldría cuerdo, pensé entonces que quizás se merecía el beneficio de la duda. "No." Murmuré, mirándola por el rabillo de mi ojo derecho. "No debe estar tan grande... Menos de un mes ¿No?"

"No puedo saber eso, lo siento." Irene se colocó de cuclillas a mi lado, mirándome con curiosidad. "Solo sé que estás esperando un cachorro, eso es lindo ¿No? ¿Es de ese chico? Uh ¿Jaehyun? ¿Era así?"

"Sí." Aunque aún me encontraba alerta, me atreví a observarla directamente, dejando que las palabras salieran de mi boca sin siquiera pensarlas. "¿Me puedes traer ropa? Tengo frío." Carajo.

La verdadera razón ni siquiera era el frío, sino la humillación de mi desnudez en un espacio en donde sentía cualquier cosa menos comodidad. Por un segundo, me imaginé que los omega que servían para el tráfico de personas deberían vivir así ¿No? Como animales, totalmente desnudos, esperando que llegue alguien que los quiera usar como juguetes de todo tipo.

"Claro." La dulce voz de Irene me sacó de mis pensamientos, sorprendiéndome por lo amable que sonó. "Igual Sehun seguro tardará en calmarse, déjame traerte algo de la ropa de Chanyeol."

Su suave mano se paseó por mis cabellos y luego se levantó, marchándose. La miré hasta que desapareció por las escaleras y entonces volví a observar justo al frente de mí, sin haber soltado mi abdomen en ningún segundo, cerré los ojos, seguro a Jaehyun le emocionaría mucho saber que las pastillas de Lucas hayan fallado. Quizás me besaría, me cargaría y me daría vueltas como en las malas novelas cursis, aunque en este caso yo moriría de amor, no de lo jodidamente empalagoso que sonaba, sino de lo malditamente mágico que era.

También nos imaginé eligiendo nombres, a Jeno hablándole a su pequeño hermano o a su pequeña hermana, defendiéndole de absolutamente todos tal y como lo hizo conmigo. Él sería el mejor hermano mayor del mundo.

Oí golpes provenientes del lugar donde Sehun y Chanyeol habían entrado, pero ni siquiera voltee a ver, solo protegí mi abdomen y cerré los ojos, hasta que escuché los pasos suaves de Irene y alcé la mirada, encontrándome con ella cargando ropas en una de sus manos y una cubeta en la otra.

"¿Qué...?"

"Tienes nauseas ¿No? Has estado aguantando arcadas desde que llegué, así que si lo necesitas, puedes hacerlo aquí." Dejó la cubeta a mi lado, entregándome la ropa. "¿Eso está bien? ¿O deseas algo más para el frío?"

Negué suavemente, recibiendo las prendas y empezando a vestirme tan rápido como podía, aún mis extremidades no cedían, las sentía entumecidas por los largos minutos que pasé encogido ahí, hecho un ovillo, sin embargo, logré colocarme el pantalón y mis zapatillas, después poniéndome la remera y cubriendo bien mi vientre.

Mi bebé, me dije, nuestro pequeño bebé está aquí. Es nuestro, Jaehyun.

"Gracias." Sobé con mis puños mis ojos, apartando los restos de lágrimas secas que me impedían verla bien. Irene era muy hermosa, y aunque me estaba tratando con tanto cuidado, recordaba muy bien el modo como le habló a Sehun y me imaginé que ella tampoco era la perfecta omega a la que el mundo estaría acostumbrado.

"No agradezcas." Bufó, cruzándose de brazos y dándole una mirada a la habitación donde estaban Sehun y Chanyeol, hacía ya un par de minutos que no se oía nada. "Es mi deber arreglar los desastres de Sehun."

"¿Ustedes... Son...?"

"¿Hermanos?" Negó ligeramente con la cabeza. "Medios hermanos, supongo, mi madre se hizo la omega de su padre, así que no tenemos ni el mismo apellido. No hay lazo sanguíneo, si eso te preguntas." Bajé la mirada, ella no se veía muy contenta hablando de ello. "Por eso somos... Un tanto diferentes físicamente."

"Y por dentro también."

"Eso supongo." Noté su mirada triste antes de que ella me observara y acariciara mis cabellos de nuevo, peinándolos un poco. "Me encantaría dar ahora el discurso diciendo que él no siempre fue así o ese tipo de cosas, pero no puedo mentir, Sehun siempre ha vivido a base de su propio beneficio. Eres la viva demostración de que no le interesa lo que sientan los demás."

"¡Con un carajo, Sehun! ¡Deja de pensar como un estúpido psicópata!"

"¡Lárgate de aquí si no quieres que te destroce a golpes, Chanyeol!"

Los fuertes gritos de ambos alfas nos sacaron de nuestra conversación a susurros, luego de eso vimos a Chanyeol salir de la habitación, golpeando la puerta nuevamente al cerrarla, soltando un gruñido junto con una maldición, pasando sus manos por sus cabellos, tirando de estos con frustración. Irene me miró, entonces me sonrió suavemente, al parecer intentando darme tranquilidad.

"¿Qué pretende?" Preguntó entonces la omega.

"Tu hermano es un imbécil ¿De acuerdo? Un completo animal." Sí, estábamos de acuerdo. "Está colérico, no me escucha, tuvimos una pelea en la que casi me golpea con un madero que encontró." Gruñó, dirigiendo su mirada a mí, intimidándome cuando se fue acercando, a paso acelerado. "¿Sabes qué quiere? ¡Golpearte! ¡Quiere matarte el puto hijo a golpes! ¡Eso quiere!"

Chillé. Un chillido agudo, asustado y extremadamente ruidoso, Irene al instante se acercó a mí y acarició mi espalda, pero me bloquee por los segundos siguientes, no era como si no lo hubiera pensando, ni como si no considerara la mínima posibilidad, pero oír que deseaban matar a mi bebé con Jaehyun asustó tanto al omega en mi interior que no pensé, Irene acercó la cubeta a mí y vomité en esta. Solté todo lo que no había soltado desde que se llevaron a Jeno.

La mano de la omega continuó acariciando mi espalda y oí a la distancia su voz, pero no funcionó, no hasta que me sentí tan vacío que solo escupí y alejé esa asquerosidad de mí, casi pateándola, aunque ella ayudó mucho a que no termine cayéndose. Me mantuve jadeando por aproximadamente un minuto, hasta que por fin, fui volviendo a la realidad. "Doyoung." La oí entonces. "Doyoung, cuenta conmigo. Hasta diez ¿De acuerdo? Diez." Esperó a que mis ojos se conecten con los suyos, entonces inició "Uno."

El hermoso alfa que conocí en aquella galería de arte.

"Dos."

Una docena de flores. Las flores que nadie se había atrevido a mandarme.

"Tres."

La verdad, el ser protegido por sus brazos incluso después de saber que no era como los demás.

"Cuatro."

Sus labios, sus ganas de defenderme del mundo y de cuidarme. De desearme suyo, solo suyo.

"Cinco."

Esa manera como inició la amistad más extraña de mi vida. Sus arrullos, sus palabras.

"Seis."

Aquel día que no me dejó luego de mi ataque de pánico. Su temor y su miedo por mi malestar.

"Siete."

Él y Jeno jugando fútbol. Él cuidando a mi hijo. Él aceptando y haciendo feliz a mi pequeño.

"Ocho."

El celo.

"Nueve."

Soulmates.

"Diez."

Jaehyun.

"¡Doyoung!"

Jaehyun.

"¡Doyoung!" Parpadee repetidas veces para despertar, Irene me miraba preocupada, mientras Chanyeol a la distancia hacía exactamente lo mismo. Suspiré, volviendo a cubrir mi vientre, presionando la yema de mis dedos sobre una zona de este.

Oh, mierda.

"¡Irene!" Reaccioné. Me apoyé sobre mis rodillas para acercarme a ella y tomar sus hombros, sacudiéndola, separando y juntando mis labios, tratando de encontrar las palabras. "Ellos... ¡Ellos! Ellos me... ¡Me golpearon! ¡Ahí! Mierda. ¡Irene! Dime que está bien. Por favor, por favor dime que está bien ¡Él está bien!" Las suplicas salían tan rápido de mi boca que ella tardó en entender, iba a gritarle de nuevo, cuando tomó mis manos entre las suyas y negó con la cabeza.

"No lo sé." Susurró con un tono cargado de tristeza y pena. "No puedo saberlo, sé que hueles a omega en estado, pero no puedo asegurarte que el bebé esté bien, Doyoung. Lo siento."

"¿Te golpearon?" Preguntó Chanyeol.

"Cu-Cuando... Cuando fueron... Por Jeno ellos, uno de ellos me... Oh mierda." Pasé mis manos por mis cabellos para tirar de estos, llevando luego ambas a mi vientre, ya no dolía, pero ¿Cómo asegurarme que él estaba bien? ¿Cómo asegurarme de que mi pequeño hijo con Jaehyun se encontraba vivo? ¿Y si él ya no? ¿Y si los vómitos eran por...? "Te-Tengo que... Tengo que saber- Él, él... Mi bebé. ¡MI BEBÉ, IRENE! ¡MI BEBÉ!"

Las lágrimas volvieron a caer por mis mejillas, pero ahora con tal fluidez que pensé nunca haber llorado antes, porque estas no se cansaban de recordarme lo patético que era. La sola idea de mi pequeño hijo muerto me destrozaba, deseaba pasar mis uñas sobre mi piel hasta sangrar, todo para calmar la ansiedad. Anhelaba salir corriendo de ahí, pero tampoco quería moverme, no sabía con cual opción el dolor sería menor.

"...Mi bebé..." Mis potentes sollozos se hicieron más y más bajos con el pasar del tiempo, hasta que solo fueron lamentos en los que continuaba tirando de mis cabellos tratando de calmarme y presionaba mi abdomen, deseando sentir algo, lo que sea que me dijera que mi segundo pequeño ángel estaba bien.

Pero no sentía nada.

"¿No puedes... Calmarlo?" Oí decir a Chanyeol, hablándole a Irene.

"Es un omega y cree que su hijo está muerto, no sé cómo sean ustedes, "reyes de la cadena de reproducción", pero Doyoung se está pudriendo por dentro debido a sus estupideces."

"Oye, a mí no me mires." Gruñó Chanyeol. "Es tu jodido hermano el que cree que dándole unos buenos golpes solucionará todo, ya le expliqué que si mata al feto en su vientre, puede causar que Doyoung quede estéril, pero no entiende. Es un puto cavernícola."

"Todos ustedes son unos putos cavernícolas." Dijo Irene, antes de volverse a acercar a mí. "Doyoung... Tienes que ser positivo ¿Puedes? El bebé puede estar bien, quizás no le pasó nada malo."

Desee tanto hacerle caso. Desee poder oír a Irene y creer que por una vez en mi vida, las cosas podían terminar bien, pero ya no podía, estaba tan cansado de luchar, de confiar, de creer en el posible final feliz de los cuentos de hadas que ahora solo sentía que mi vida se basaba en una tormenta tras otra y otra.

Era difícil en esa situación intentar ser positivo.

"Doyoung." Me habló Chanyeol. "Sinceramente no me importa lo que te pase, pero si continuas con esa actitud, cuando Sehun salga de la habitación las cosas van a empeorar y ni Irene ni yo podemos hacer nada para-"

Su frase quedó en el aire cuando oímos el timbre de un celular. Los tres nos quedamos en silencio hasta que este sonido dejó de escucharse, sabíamos que Sehun había contestado y por instinto propio, traté de concentrarme en su voz, solo para saber quién lo había llamado.

Pasaron varios segundos antes de que lo oigamos hablar y de nuevo sus feromonas cargadas de enojo llenaran todo el lugar, con mucha rapidez.

"Es importante, sí, es importante. Maldición." Dos segundos después, habló de nuevo, casi gritando, no era tan difícil oírlo, al parecer olvidaba que solo nos separaba una puerta de madera. "¡Está embarazado, con un jodido demonio! ¡Tiene un maldito engendro en el estómago y no es mío! ¡Es de Jaehyun! ¡De tu hijo Jaehyun!" ¿Tu hijo Jaehyun? "¡Claro que eso altera los planes! ¡Me dijiste que se cuidaban! ¡Me mentiste! ¡Esto no era parte del trato! Él es mi omega y que tenga un puto mocoso en el vientre de tu hijo no va a ayudar en la corte ¿Lo sabes? ¡Pueden ganar! ¡Pueden quitarme todo, estúpida!"

A pesar de lo mucho que gritaba, intenté no creer lo que se sobreentendía por obviedad, no me imaginé a esa persona tan malvada y tan fría de corazón para ser quien organizó absolutamente todo. Sin embargo, luego oí la voz de Chanyeol, en un suave susurro.

"Es la madre de Jaehyun." Y sabía que me hablaba a mí.

Entonces absolutamente todo calzó a la perfección. El regreso de Sehun a mi vida no fue casualidad, él no me encontró por estarme buscando, ni siquiera le interesaba antes de que Jinri se contacte con él, y la salida de Jaehyun del país fue parte del plan. Él no estaba conmigo por ella, todo esto fue un frío y enfermo plan para separarme de su hijo.

¿Cómo podía una persona que conocía el amor carecer tanto de un corazón?

"¿Me estás jodiendo?" Volvimos a oír los gritos de Sehun después de otro largo silencio. "¿Cómo puedes ser tan incompetente? ¡ESTO NO ESTÁ BIEN! A mí me vale una mierda si quieres retractarte ¿Ahora te haces pasar por la jodida abuela preocupada porque tiene un puto engendro de tu sangre? ¡No me jodas, Jinri! ¡Doyoung es mío! ¡Me pertenece y ni tú, ni tu hijo, ni un puto demonio que crece en él me van a separar de él! ¡Yo me voy a encargar de esto personalmente!"

"Oh mierda."

Oí a Chanyeol gruñir después de que Sehun silenció. Él y Irene se miraron por largos segundos, en una conversación silenciosa que no comprendí sino hasta que él caminó y entró a la habitación donde estaba Sehun.

Irene no tardó en agacharse para quedar a mi nivel, cuando tomó mi muñeca, la sentí temblar, pero ella parecía bastante segura, incluso soltó un largo suspiro antes de hablar.

"Tienes que salir de aquí."

"¿Qué?" Me ayudó a pararme, aunque casi caí en un primer intento, me mantuvo firme hasta que me pude estabilizar, tratando de eliminar todo el hormigueo de mis piernas.

"Te tienes que ir, Doyoung." Tomó mi mano, observando en todas las direcciones, hasta que tiró de mí, guiándome hacía otra habitación, donde las escaleras iban hacia abajo. "Sehun saldrá en cualquier momento a golpearte, está colérico y puede hasta matarte." Me explicó, mientras la seguía a lo que imaginé era el sótano y ella abría la ventana de uno de los pequeños ventanales de ese lugar, que daban justo hacía el lado de la casa.

"Pe-Pero... ¿A dónde-? ¡Jeno! No puedo irme sin-"

"Doyoung, escúchame." Irene me habló fuerte, decidida, mirándome a los ojos. "Si te quedas, perderás al bebé que tienes en tu vientre y encima Sehun, si sobrevives a sus golpes, te llevará a un lugar del que no puedas huir ¿Quieres eso? ¿Quieres que Jeno pase por todo eso? ¿Estás seguro?"

"Pero si me voy...."

"Si te vas tienes tiempo de pedir ayuda, habla con alguien... ¡No lo sé! Si es cierto lo que Sehun dijo, si el bebé está vivo y es de Jaehyun, eso puede ayudar, todo cachorro merece crecer con sus dos papás, puede que te permitan estar con Jaehyun por tener un hijo suyo en tu vientre ¿Vale? ¡No sé nada de leyes! ¡Pero debes buscar ayuda! Si te quedas... No podré ayudarte, ni yo, ni Chanyeol, ni nadie."

"¿Chanyeol?" Susurré, mirando hacía la ventana. "¿Él está...?"

"Sí, entretiene a Sehun." Irene chasqueó la lengua, acomodando unas cajas para ayudarme a trepar hasta la ventana pequeña de lo alto de la pared. "Pero no será por mucho, está enojado y no quieres verlo enojado."

"De-De acuerdo."

Aunque no estaba seguro de lo que había salido de mis labios, fue más un impulso que una decisión que pudiera pensarse por los minutos suficientes. Irene me ayudó a escapar por ahí, diciéndome que si salía simplemente por la puerta, sería por el primer lugar por donde Sehun me buscaría, así que lo mejor era rodear el lugar, Sehun tardaría en encontrar mi rastro porque al final usaba las ropas de Chanyeol. Quizás si me escondía en el enorme bosque que lo rodeaba, podría llegar a algún lugar sin que me atrape.

"Anda. Ya." Ella insistió, queriendo cerrar la ventana, pero la detuve.

"¿Ustedes van a estar...?"

"No es importante." Me sonrió con una media sonrisa, cargada de tristeza, pero también de resignación. "Chanyeol puede cuidarse y yo estoy... Atada a Sehun por el resto de mi vida, si me mata... Sería una bendición para mí."

"¿A-Atada? ¿Quieres decir?"

"No importa." Ella cerró la ventana y la vi cerrar luego la puerta de la habitación. Lo entendí y aunque no podía quedarme a lamentarme, me sentí mal de que alguien como ella encontrara su alma gemela en alguien como Sehun, porque a veces los amores eran así, tóxicos, salvajes y dolorosos. Malditamente dolorosos.

Una vez fuera, corrí tan rápido como pude, con mis dos brazos cubriendo mi abdomen, me adentré en la cantidad de árboles que rodeaban la inmensa casa y traté de ir en línea recta, olía horrible, además de que era de noche, por alguna maldita razón otra vez la suerte no estaba de mi lado, sin embargo no me cansé de correr sino hasta que vi, a través de los espacios entre las hojas de los inmensos árboles, que ya era de día.

Me dejé caer sobre las raíces de un árbol y jadee incontables veces, no tenía agua, ni tiempo para descansar, pero lo necesitaba, no quería que mi cuerpo me terminara fallando, además ¿Cuándo fue la última maldita vez que comí? Imaginé que me sentía bastante ligero porque luego del vómito, parecía que había sacado fuera hasta mi propio estómago.

Ni siquiera conté cuantas horas caminé antes de encontrarme con un auto que me quisiera llevar. No fue hasta que una pareja de ancianos se apiadó de mí que logré subirme a una van antigua y oxidada, pero lo suficientemente estable para llegar hasta dejarme cerca de mi casa. Ellos me dieron agua y me preguntaron qué me había sucedido, aunque no les respondí, solo deseaba llegar a casa, por alguna extraña razón estaba volviendo al lugar donde sabía sería el primero en el cual Sehun me buscaría.

Caminé a paso lento hasta mi casa, aún mis manos o mis brazos continuaban protegiendo mi abdomen cada que podía, no quería que sintiera el frío que corría por las calles. Esperé también que no haya sentido el tremendo susto que me consumió cuando giré la esquina y vi la puerta de mi casa abierta de par en par. Chillé ahogadamente, imaginando que seguro Sehun había llegado antes que yo.

Avancé con cautela por la vereda del frente, olfateando, tratando de que aún a pesar del viento corriendo, el aroma de Sehun enojado se encargue de alertarme, pero no sentí nada. Solo la brisa fresca y las calles bastante solitarias, aunque eso no era novedad, por donde vivía raramente caminaba gente, incluso a mitad del día.

Y eso que ya empezaba a atardecer. Con inseguridad pero deseando recoger mi teléfono para cargarlo y continuar llamando a Jaehyun, caminé hasta mi hogar. Sí, el plan era estúpido pero tampoco sería la primera estupidez que hubiera hecho, y es que realmente no se me ocurría a quien más llamar aparte de Jaehyun. Quizás él ya estaría de regreso, o al menos, podría contestarme el teléfono, solo eso. Él o Lucas, cualquiera serviría ya que su alfa amigo me llevaría hasta donde estaba él.

Volví a asustarme al ver absolutamente todo el lugar destrozado, los muebles de cabeza y las artesanías, que servían de decoración, rotas; incluso la mesa central del living, el televisor y todo, absolutamente todo. Quizás fueron ladrones o los tipos enviados por el juez desearon darme una lección al final.

Oí un ruido de la cocina y retrocedí un paso, pero no fue buena idea, pisé uno de los muñecos de Jeno, esos que chillaban cuando los apretabas y casi me tropecé hacía atrás. Logré estabilizarme para que luego el inmenso olor de alfa enojado entrara por mis fosas nasales y llegue hasta mi cerebro. Mi corazón se detuvo, todo alrededor de mí se detuvo cuando identifiqué al alfa.

Y no, no era Sehun.

"¿Jaehyun?"




El omega perfecto | JaeDo (The Perfect Omega) AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora