"Perfecta"
-Jesse y Joy-~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Se mira en el espejo, sin gustarle lo que encuentra. Ella quiere hacer notar que es más de lo que aparenta.
Helena con lágrimas en los ojos se da la vuelta, dándole la espalda al espejo que hace sólo segundos reflejaba la imagen de una mujer con una belleza peculiar y única, más no muy bien aceptada por la sociedad. Una sociedad que la ha hecho odiar su cuerpo.
Así que con sus curvas y mejillas regordetas, cambia la ropa que tanto le gusta por una más llamativa para aparentar más de lo que es.
Llena de inseguridad, tiene tanto para dar...
Mientras tanto Galilah, rebusca sin cesar entre su armario la ropa adecuada; aquella que todo el mundo cree que se vería perfecta en ella. Va desesperada sin encontrar su vestido, sin darse cuenta del pequeño banco que había ahí mal puesto.
Se tropieza, quedando de frente al espejo. Se queda mirando su reflejo, aquel que parece ser ajeno. Tantas expectativas de los demás la han hecho cambiar, haciéndola creer que es más importante la opinión de los demás sobre ella, que el bienestar propio. Galilah ya no quiere ser prisionera de un cuerpo que ya no parece suyo, pero sigue manteniéndose firme ante el hecho de ser perfecta ante los ojos de los demás.
Será ella esclava de lo que la gente de ella piensa, prisionera de su cuerpo como triste consecuencia.
Decide dejar de buscar el vestido que hace sólo segundos necesitaba.
Ahora deja de buscar, que tu alma quiere hablar...
Ambas mujeres se quedan reflexionando por un momento las diferencias de qué es lo que quieren, y qué es lo que creen que los demás quieren ver de ellas. Aún así, siguen creyendo que con esos cambios su vida estará bien; que la belleza exterior vale más que lo interior.
Y aunque por más que se quieran convencer de esas cosas, ambas saben que nada de lo que hacen está bien, que no es algo bueno temer a ser quienes son en realidad.
Cierra los ojos y ve tu belleza interior, no tengas miedo de ser el tesoro que escondes hoy... Oh oh oh... Oh oh oh... Perfecta te hizo Dios.
Helena sale de su casa, sin comer nada. Piensa que de ahora en adelante será como aquellas chicas con cuerpo perfecto, tal vez así ella conseguirá ese tal "amor propio".
Ahora vive, siente, acepta todo lo que te rodea. Y aprende a amarte por tu ser, y no por tu apariencia.
Por otro lado, Galilah está viendo sus medidas, comprobando que no esté "fuera de forma". Se sube a la pequeña báscula como todos los días, marcando el mismo peso de casi siempre.
A veces ella piensa que esos números que marcan su peso, es la felicidad.
Que una báscula no es, la que da felicidad...
Pero, alguien especial tiene preparado algo para ellas, para abrirles los ojos y que sepan que la belleza interior es la mejor, para hacerlas sentir como lo que son: Tesoros inigualables.
Cierra los ojos y ve tu belleza interior, no tengas miedo de ser el tesoro que escondes hoy... Oh oh oh... Oh oh oh... Perfecta te hizo Dios.
Y entonces, ambas mujeres diferentes pero con el mismo pensamiento, llegan a la plaza. Para sus grandes sorpresas, hay un montón de gente repartiendo folletos, caminando con carteles, hablando con varias chicas, secando lágrimas de algunos, etc.
Una amable mujer, rellenita pero irradiando felicidad, se acerca a Helena.
Una señora con baja estatura y cuerpo raro, se acerca a Galilah.
Ambas señoras juntan a las dos chicas, ellas se miran.
Galilah sólo tiene ganas de llorar, al darse cuenta de lo que está pasando. Mientras que a Helena ya se le han salido varias lágrimas.
– Vales lo que pesas en oro, tu alma es un bendito tesoro –dice una de las mujeres tomando las manos de Helena.
– Cierra los ojos y ve tu belleza interior, no tengas miedo de ser el tesoro que escondes hoy –le dice la otra mujer a Helena.
Ellas ven todos los carteles, con los sentimientos a flor de piel.
Ese día, las dos reflexionan una cosa: Si no te amas a tí mismo, ¿Cómo pretendes que los demás puedan hacerlo?
Ni la ropa cara, ni la ropa que le guste a todos menos a tí, ni la báscula, ni mucho menos lo que piensen los demás sobre tí, da felicidad. Sí, puede ser momentánea, pero no te durará para siempre. La ropa se puede ir, la báscula se puede romper, lo que piensan los demás puede desaparecer; en cambio la aceptación propia y el amor, siempre estarán dentro de tí, ayudándote a ser quien eres para poder alcanzar la verdadera felicidad.
Ambas aprendieron a aceptarse por lo que son, y no por lo que los demás quieren que sean. Aprendieron que el mejor tipo de amor, es el propio.
Unos pequeños kilos demás, pueden ser exceso de belleza, si así quieres pensarlo.
El cuerpo perfecto es aquel que tú aceptas, el que tú realmente amas.
Desde entonces, las dos comenzaron a mostrarse tal cual eran. Perdieron aquel temor de enseñarle al mundo sus verdaderas esencias.
No tengas miedo de abrir esa puerta de tu corazón...
Helena dejó de ponerse ropa llamativa que ocultaba su figura, empezó a llevar la ropa que tanto le gustaba y que resaltaba sus curvas.
Galilah abandonó eso de las dietas perfectas, ejercicios, ropa que no le agradaba, comenzó a ser feliz rompiendo todas esas estructuras.
Y ahora cada vez que se cruzan en los pasillos de la universidad, ambas se recuerdan una cosa:
Perfecta te hizo Dios.
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Pequeña historia inspirada en la canción "Perfecta" de Jesse y Joy ✌.
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Letras color pastel
RandomPequeñas historias, que dejan grandes marcas. Algunas, pueden ser oscuras, pero créeme que la mayoría son bellas enseñanzas de aquellas letras color pastel.