Prólogo

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La persecución | Narradora

La lluvia no tenía intención de detenerse y el bosque comenzó a ser más grueso. Esa chica mira a sus espaldas de nuevo para comprobar quién la seguía. Al ver que no había nadie, se calmó y continuó por su camino, ralentizando el ritmo. Respiró profundamente para recuperar la respiración y la energía. La pobre chica de pelo plateado buscó desesperadamente un lugar para pasar la noche con sus hermanas. Esas heridas que ellas habían recibido le preocupaban mucho. Al contrario, ella no había recibido ni un solo rasguño. Deja caer delicadamente la chica rubia que había sostenido sobre sus hombros por todo el camino y la chica castaña que tenia cargada en sus brazos. Ella decide alejarse un poco para ver si había un pueblo cerca donde podían refugiarse, pero de repente oye una voz débil llamándola. Se dio la media vuelta y vio que quien la llamaba no era otra que su "hermana", quien estaba tirada en el suelo. Intentó hablar como pudo.

— Elizabeth... huye, dejarnos aquí. Sólo seremos una carga para ti

— sabes perfectamente que no lo voy a hacer

La expresión afligida de la chica se convirtió en una expresión de frustración. Algunas lágrimas comenzaron a bajar de esas mejillas llenas de sangre y arañazos.
La tercera chica poco a poco comienza a abrir los ojos. Elizabeth se acerca a ésta y la ayuda a levantarse.

— Diane... ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? ¿Te golpeaste la cabeza? — pregunta preocupada

La chica pelicastaña mira fríamente a su hermana y dice — ¿Por qué te preocupas tanto por mí ahora?

Una sonrisa se dibuja en los labios de la oji azul — Porque eres mi hermana... pase lo que pase

La oji morada estaba a punto de decir algo, pero unos gritos la interrumpieron. Eran los caballeros que las estaban buscando. Elizabeth corre hacia la rubia para llevarla de vuelta a la espalda.
La chica castaña toma la de pelo plateado por la muñeca — yo me encargo de ella — dice con firmeza.

Las tres chicas se esconden entre los árboles. Los guardias se encontraban allí cerca, pero al ver que no había rastro de ellas decidieron regresar al castillo para informar un superior. Tan pronto como dejaron el lugar, Diane advirtió a sus hermanas que tenian via libre para salir. Corrieron al máximo de las fuerzas hasta que la joven rubia protestó — Diane deberias descansar un poco, te estas esforzado mucho

— si me paro ahora nos van a encontrar, no te debes preocupar por mi Elaine — dice con la respiración pesada y sin dejar de correr

Otra lagrima baja por su mejilla — disculpame... — sussurra

— ¡Diane atención! — grita Elizabeth empujándolas.

Un árbol cayó en el lugar en el que en encontraban antes. La caída fue muy brusca. Elaine abre lentamente los ojos y ve que a lado suyo estaban las dos chicas... inconscientes.

— ¿Diane?... ¿Elizabeth?... — dijo preocupada. La pequeña chica buscaba mover sus manos, pero el dolor no le permitía mover ni un dedo — no...

Cómo nuestros destinos se cruzaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora