Capítulo único

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Después de todo lo sucedido con Eurus todo se había estabilizado, aunque sabía que era poco probable que su hermana tuviera remedio Sherlock considera de gran utilidad sus visitas intercambiando notas musicales, ya que era una forma de comprender mejor su mente y vigilar que todo no volviera a descontrolarse.

John se había mudado con Rosie al apartamento de al lado, ya que resultaba más útil a la hora de intervenir en los casos. 

Todo comenzó de forma normal, lestrade llamó porqué una mujer había desaparecido y el caso se había quedado estancado, lo único diferente era la presencia de un policía un tanto sarcástico llamado Jones.

Este último consideraba que era imposible que los secuestradores hubieran usado una especie de planta para drogar a la víctima, teoría que apoyaba fervientemente Sherlock, la conversación como John podía prever fue cuesta abajo.

-Este departamento debería plantearse dejar de contratar personal que lo único que saben es decir estereotipos anticuados hasta que tengan suerte y den con la tecla en algún caso con menos de un dos y se sientan orgullosos por ello (dijo Sherlock).

-O deberían dejar de consultar a aficionados (dijo Jones)

-Yo no soy ningún aficionado

-Ya es suficiente, no hay tiempo para esto (espetó lestrade)

-Pues lo pareces, lo único que me sorprende es que nadie haya decidido quitarte esas ideas absurdas abofeteándote la cara con ese ridículo sombrero que sueles llevar, ¿Por cierto dónde está? 

-¡Jones! (volvió a intervenir lestrade)  

John esbozó una media sonrisa de forma sutil, pero Sherlock se percató de ello, entonces su expresión cambio de irá a algo que John no supo decir con precisión, ¿Había herido a sherlock?

-¿Qué te hace tanta gracia, John? Mira el secuestrador ha sido su hermano, pretendía cobrar el rescate que pagaría por ella su marido, es elemental para cualquiera que mire más allá de sus zapatos, ya que no hago falta me voy a hacer algo que no sea una perdida de tiempo.

Al llegar a casa Sherlock estaba frente a la ventana con su violín, no pareció reaccionar a la llegada de John.

-Sherlock sé que ese policía era imbécil y no debería haberme reído pero no creo que fuera en serio y además debes de reconocer que no se lo pones fácil a nadie.

-No si son imbéciles

-¡Por dios podrías por un momento comportarte de forma normal! 

- ¿Qué es normal John? Ademas, ¿De verdad quieres que hablemos? Te hace gracia hablar de golpearme porque tú ya lo has hecho.

John fue a hablar pero Sherlock lo interrumpió 

-Me dices que me comporte de forma más normal y considerada pero no sé lo que quieres,  fingí mi muerte porque las personas que conocía estaban amenazadas y me aleje de mi casa durante dos años en los que fui torturado para acabar con una organización criminal y tú me recibiste a golpes, después te casaste e intente ayudarte y cuando regresaste después de un mes ocurrió lo del chantaje, con lo que me gane un disparo y una misión suicida en Europa del este, después vino el caso Norbury y....(Sherlock parecía no saber cómo seguir) cuando todo se derrumbó al parecer yo tuve la culpa por lo que volviste a golpearme. Si tan horrible te parezco que haces aquí. 

Después de eso Sherlock se marchó a su habitación y cerró de un portazo.

John se sintió mareado, nunca había visto a Sherlock así y lo peor de todo es que tenía razón. 

Los días siguientes fueron complicados, sherlock no parecía tener intención de moverse de donde estaba y John no sabia como resolverlo, así que decidió dejarle espacio, después de todo era lo menos que podía hacer. Cuando transcurrieron un par de semanas la señora Hudson le invitó a su cocina a charlar.

-Está mal John, no habla, ni siquiera para corregir a nadie.

-Lo sé pero no se me ocurre que puedo hacer.

-Ve a hablar con él, a lo mejor en esta ocasión contesta, tengo aquí unas cuantas galletas que iba a llevarle, puedes hacerlo tú.  

John subió al piso, esperando que al menos lo escucharan. Estaba en frente de la puerta del dormitorio con la bandeja que dejó cuidadosamente en el suelo y llamo, pero no hubo respuesta, hasta que se abrió y vio como un detective consultor se alejaba al fondo de la habitación y entró.

-Sherlock, no soy bueno en esto, horrible en realidad, pero esto es necesario. Tenías razón, he sido un amigo terrible en los últimos tiempos. Cuando te fuiste, todo se volvió negro  y luego regresaste y parecía que te lo tomabas a broma, así que creo que de alguna manera te guardaba rencor y no vi como te afectó todo ello, pero eso no justifica nada de lo que ocurrió con Mary y lo siento, supongo que nunca llegue a decírtelo. 

No hubo ninguna replica, acto seguido sherlock se levanto en silencio  y se sentó en su sillón mientras revisaba su ordenador murmurando sobre casos antiguos y  lentamente John se coloco frente a él. 

Durante un tiempo sherlock se mantuvo distante, pero poco a poco todo volvía a la normalidad y John daba las gracias por ello. Al principio era sutil, los casos de siempre, una taza de té, algún toque casual, Sherlock parecía feliz e incluso se dedicaba a jugar a ejercicios de memoria con Rosie. Un día se presentó un crimen bastante particular.

-¡NO, NO,NO! ¡Nada tiene sentido! (sherlock se había pasado los últimos veinte minutos gritando a la pared empapelada con detalles del caso).  

-Quizás sea necesario enfocarlo de otra forma. 

-¡Pero es que es imposible, no puede ser que se viera al sujeto en el pasillo y junto a la piscina al mismo tiempo!

-A lo mejor era mago (dijo John de forma jocosa). 

El gesto de sherlock se suavizó en una mueca de realización.

-¡Eso es! ¡utilizo el reflejo del espejo y la luz de esa superficie lisa como en aquel truco! ¡eres un genio!

John iba a contestar cuando de repente sintió unos labios que acariciaban los suyos. El beso fue breve, pero intenso y lleno de entusiasmo, empezaba a responder cuando sherlock se separó y salió corriendo.

-¡Vamos, no hay tiempo John! (dijo mientras bajaba las escaleras). 

John sonrío y se dirigió hacia la puerta, pensando en todo lo que estaba por venir.  

-Maldito genio loco (dijo para sus adentros). 





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