-El burdel-

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-1960-
Bodoque necesitaba urgentemente dinero, había apostado hasta los dientes en el casino y varios matones del señor Manguera le habían enviado matar si no conseguía pagar todo lo que había prometido, titiriteando  en cada paso que daba recorría las oscuras calles de Titirilquen con las manos en los bolsillos mientras fumaba un puro.

-Maldición, estoy en la mierda - alzo su mentón hacia los cielos - perdí tantas apuestas y con lo poco que me sobró compré este estúpido puro, que inteligente eres bodoque -gruño cerrando los ojos inclinando su peso  en un viejo poste de luz.
-
Sacándolo de sus pensamientos una fuerte  ventisca de viento le arrojó un papel abofeteando su mejilla derecha haciéndole dejar salir un quejido. -¡¿Que es está porquería?¡- llevo una mano hacia su rostro retirando el papel -¿Que mier...-aclaro la vista parpadeando repetidas veces para leer lo que contenía el sucio papel.

"¿Necesitas dinero y que sea rápido?! ven con nosotros¡ Con una sesión de trabajo dejaras de ser una persona miserable y ganarás más que los más grandes . Ven y búscanos en "Calle ######### avenida ######### de Titirilquen. !Te esperamos!"

-Vaya, parece que el mundo me manda señales – murmuro para sus adentros mientras que con sus dedos dobló el papel para guardarlo en su bolsillo- en estos casos mi madre estaría decepcionada de mi -camino para el domicilio del volante- sinceramente me importa una mierda. 

Calle tras calle el conejo al fin llegó al destino, alzo su mirada al cielo logrando divisar un cartel que tenía el alumbrado de las palabras " the naughty rabbit".

- Mhm...-dejo salir un zumbido de sus labios mientras miraba la puerta principal de roble, dudo varios segundos si debía llamar a la puerta- necesito ese dinero – negó repetidas veces para golpear suavemente la puerta con sus nudillos esperando respuesta. Al paso de unos segundos logro escuchar la suela de unos zapatos chocar contra el suelo secamente, seguido, un roce entre una ventanilla de madera y la puerta hizo que las orejas del rojizo se alzarán en símbolo de alerta.

-¿Qué mierda hace usted aquí a estas horas de la noche?-  regañadientes una voz rasposa al otro lado de la puerta.

-V-Vengo por el trabajo que anunciaban - rápidamente saco el panfleto de su bolsillo para desdoblarlo y mostrarlo al ser detrás de la puerta.

-Lastima, Ya no está disponible el trabajo, conejito - cerro la pequeña ventanilla con fuerza, haciendo que el orejón saltará en su lugar cerrando los ojos.

-Maldición - maldijo a lo bajo mientras apretaba la mandíbula, giro sobre su eje y bajo los escalones para ir devuelta a vagar por las frías calles del solitario Titirilquen nocturno.
Casi inmediatamente que bajo el último escalón pudo escuchar como varios gritos y sonidos de cosas rompiéndose provenían de aquel local, los golpes cada vez se hacían más y más fuertes hasta que la puerta por dónde antes había tenido la "amistosa" conversación se abrió de un portazo dejando ver cómo un hombre arrojaba a patadas a una pájara de cabellos rubios dejándola rodar por el pavimento.

-! Maldita puta ¡no debiste acostarte con mi mejor amigo, estás despedida, ¿Me oíste perra?-grito enfurecido.

- ¡Pues "tú mejor amigo" me paga muchísimo mejor que tú , malparido Guaripolo¡- orgullosa limpio sus lágrimas para levantarse y sacudirse el polvo , miro hacia un lado chocando miradas con el conejo que había presenciado todo aquel escenario -Buenas noches - hablo para caminar moviendo las caderas hacia la neblina perdiéndose en ella.

-Estúpida Ana - carraspeo un sujeto de tez blanca con el cabello anaranjado y recogido en una pequeña coleta, desvíala mirada hacia el conejo que seguía mirando el rumbo donde se había retirado la dama - ¡hay tu! , Rojito - el consejo le miro dando un respingo - ¿Sigues queriendo el trabajo? , Ya hay vacantes.

-No me convence mucho el ambiente laboral - respondió.

-5 grandes por 3 días -llevo un cigarrillo a sus secos labios para encenderlo.
-¿Cuando empiezo?

(...)

-Sales en 15, rojito, prepárate - aviso Guaripolo saliendo del camerino.
-Lo que tú digas zopenco - respondió el conejo delineando sus pequeños ojos con maquillaje.
-
Bodoque había conseguido trabajo de bailarín en un cabaret de medio tiempo , al principio se sentía un poco humillado por las morbosas personas que le desnudaban con la mirada , tanto que le obligaban a colocar cinta y un palito al reverso de sus orejas para que esta no se vieran abajo de la vergüenza. Con el pasar de los meses logro estabilizar sus deudas aunque aún debía una buena cantidad de dinero, sin embargo ya había familiarizado con varias chicas que ahí laboraban.

Tulio x Bodoque de One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora