- Uhm... Hagamos un último juego. – Replicó inflando sus mejillas y exponiendo sus labios.
- Claro, no hace falta que pongas esa cara. – Una breve risa salió mientras que con el dedo índice picaba uno de los pares para desinflarlos.
- El último que quede de pie, deberá hacer lo que sea que el otro diga. – Explicó con total seriedad, aunque su semblante se mantenía tan infantil como al principio de la exposición de su idea.
- No creo que sea una buena idea, ya estás muy ebrio. – Dijo en lo que empujaba ligeramente con su brazo el cuerpo impropio, ese que con un puchero en los labios se acercaba de manera peligrosa. – ¡Ah! – Se quejó al sentir un pellizco sobre uno de sus brazos.
- Está bien, como tú quieras.
Prácticamente, la frase no había terminado cuando tenía frente de sí un pequeño vaso lleno de licor. Lo tomó entre sus dedos y se lo tomó hasta sentir picar su garganta. Sin darle espacio a recomponerse de la amargura, ya tenía otra vez el vaso servido. Esto trajo risas al de ojos color cielo. Mafuyu, no sabe lo que está haciendo. En efecto, cuando estaba sirviendo un poco más, el líquido terminó desbordándose. Por si no fuera poco, así tal cual se lo tomó Mafuyu de un solo golpe.
Un clank se escuchó contra el mesón y lo siguiente que se pudo divisar, era la combinación del licor con algunas gotas de sangre. Esto encendió las alarmas de Uenoyama e intentó limpiarlo con una servilleta antes de proceder a buscar algo menos ortodoxo.
- Déjalo así, está bien. Es solo una pequeña herida, miiira.
Aunque lo hubiera intentado, sus ojos no podían evitar ver la cortada, pues Mafuyu puso su dedo tan cerca de su mirada que esta dolió y tuvo que apartarla. Sin embargo, estaba preocupado porque si bien no era grande, tampoco era pequeña. Solo obtuvo una idea e ingresó el dedo en su boca para lamer las gotas de sangre que salían en un intento de detener el brote. Repasó con su lengua la longitud de la herida y en ese momento aquel dedo fue retirado abruptamente de su boca. Miró con sorpresa y algo de vergüenza. Quizás también me he pasado de tragos.
- Mmnh...
Pero más ningún otro sonido emitió el de menor estatura. Uenoyama creyó que le vendría algún reclamo, mas lo que ocurrió fue totalmente opuesto e inimaginable. Otro trago, en otro vaso; claro. Suspiró de, ¿alivio?, o tal vez de alguna sensación similar. Mafuyu, tras tomarse un trago desbordante como el anterior, corrió por la sala hacia el equipo de sonido, presionó algunos botones y empezó a sonar su canción favorita. A pesar del rock ser su género predilecto, esta tenía un sonido más suave, algo entre rock y blues. Con la misma velocidad con la que fue a colocar la canción, fue a buscar a Uenoyama.
- Bailemos.
Era una escena penosa vista desde lejos, los pies de ambos se pisoteaban a cada rato y las rodillas se enredaban una y otra vez. Pero la felicidad entre los labios y mirada de Mafuyu apartaban cualquier vergüenza que pudieran sentir. Sin darse cuenta, buscando sentirlo más cerca, Uenoyama le apretó la cintura con su brazo. Eso sorprendió al que creía estar llevando las riendas de la danza, por lo que le miró. Se perdió en aquellos ojos que brillaban como el licor que consumieron hace poco y su sonrisa no hizo otra cosa más que ampliarse. Disfrutaron el aroma que se entremezclaba – sus perfumes y alcohol – hasta que la canción hubo terminado. Probablemente, habrían continuado con el baile, pero la canción siguiente era por demás escandalosa.
- Detenla. ¡Haz que se calle!
El hecho de que se tapara los oídos y que gritara como un niño era, por mucho, lo más gracioso que alguna vez había hecho. Enternecido, fue a hacer como le indicó. Mafuyu olvidó que esta es su segunda canción favorita. Al voltearse, brincó por el pequeño susto que le generó encontrarse con el rostro de Mafuyu a escasos centímetros del suyo, casi rozándole la nariz. Exhaló un poco de aire y antes de que emitiera un par de palabras, escuchó:
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Un juego, un reto.
Fanfiction... se dirigió solo hasta la máquina expendedora, guardando las manos entre sus bolsillos porque hacía algo de frío. A medida que avanzaba se cuestionaba por qué estaba haciendo eso en medio de la noche y cómo se le ocurría dejar solo a Mafuyu, quie...