New Gen (Inazuma Eleven CS - Riccardo Di Rigo)

𝟎𝟏.

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C A P Í T U L O   U N O:
¡Recuérdame!
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Harper llegó al aeropuerto de Inazuma la noche del día antes de empezar las clases. Bajó corriendo del avión y fue directa a por su maleta.

Nada más pasar por la puerta de salida, Axel y Julia la esperaban con los brazos abiertos.

—¡Cuánto tiempo! Estás más morena. —dijo Julia al separarse.

—Allí pega fuerte el sol. —contestó la rubia entre risas.

—También te noto más crecida. —dijo Axel poniéndose a su lado, tieso como una farola, y midiéndose.

—Sigues siendo más alto, no te preocupes.

El camino hacia casa se hizo corto y ameno, y en más de una ocasión Harper metió en sus frases la palabra 'papá' o 'tía'. Eso se debió a que durante su corta estancia fuera, se dio cuenta de que siempre habían sido eso para ella, y ella nunca les había demostrado cuanto les apreciaba. Era ahora o nunca.

Tanto a Axel como a Julia les dio un vuelco el corazón, y que les llamara de aquella manera, después de todo, fue como un regalo de regreso. 

Además, después de todo lo sucedido y de comprender todo mi pasado, decidí cambiarme el apellido.

Mi apellido tenía que representarme en todas sus formas, y supe que debía cambiármelo, pues al fin y al cabo, Smith no me pertenecía.

Blaze siempre había sido mi verdadero apellido, y era el que debía llevar. Con orgullo.

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—¡Cuánto tiempo ha pasado! —gritó una voz bastante conocida.

Bajé del coche y vi que, efectivamente, era Arion quien estaba tan emocionado por volver a clases.

—Te noto feliz. —dije sonriendo de lado.

—¡Harper! Vaya, ¡cuánto tiempo! ¿Qué tal todo? —mientras nos poníamos al día fuimos andando, directos, hacia el club de fútbol.

—Estoy muy emocionada por volver a jugar con vosotr... —la frase quedó en el aire cuando llegamos al que supuestamente era el segundo campo— ¿Qué ha pasado aquí? —dije al ver que lo habían convertido en una pista de tenis.

—No tengo ni idea... —susurro Arion— Bueno, por lo menos tenemos el campo del edificio fútbol. —yo me limité a asentir con la cabeza, aún extrañada, y seguimos nuestro camino hasta el club— ¡Chicos! Ya he vuelto. ¡Hola a todos! —gritó Arion cuando las puertas se abrieron.

Al igual que yo, Arion tenía en mente una bienvenida a lo grande. Fue un chasco cuando vimos que no era como esperábamos.

—Esto tiene que ser una broma. Una broma de mal gusto. —dije por lo bajo, al ver que no había sala del club ni campo ni nada.

Habían convertido el edificio fútbol en un gimnasio o algo por el estilo.

—Esto, perdonad, —dije acercándome a unos chicos que estaban descansando, con Arion a mis espaldas— ¿Sabéis dónde está el club de fútbol?