Little Bad Boy

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Un cibaeño caminaba entre la multitud de personas que habían en el club nocturno, siempre chocando los hombros con los de a su alrededor tratando de hacerse paso. El lugar lleno de luces neón, alcohol, calor y más atormentaba sus sentidos haciéndole un poco más complicado su tarea de búsqueda de su hermano y eso lo molestaba un poco porque no quería permanecer un segundo más ahí, si no estaba en la barra que era el lugar donde sus pies se dirigían, daría media y se iría dejándolo a su suerte. Algunas veces odiaba ser el hermano mayor de casi todos sus hermanos porque tenía que atender responsabilidades como estas. Y si algo les pasaba a su hermano él, junto con su único hermano mayor, Santo Domingo, eran los culpables.

Si lo encuentro le voy a dejar la oreja roja del jalón que le voy a dar. — Dijo en sus pensamientos, siguió caminando hacia la barra donde se observaba a varios bartenders y bármans caminando de un lado a otro atendiendo la gente aglomerada, y entre todas esas personas detectó a su hermano San Cristóbal ligando con una chica.

Caminó un poco más acelerado hacia él y lo tomó del cuello de la chaqueta negra que él cargaba y sin darle tiempo a pensar comenzó a caminar hacia la salida.

El sancristobero sorprendido giró su cabeza para saber quién era el idiota que le estaba quitando la oportunidad de estar con aquella chica que conoció y abrió grandes los ojos al ver a su segundo hermano mayor, Santiago.

Se dejó arrastrar por él y ya cuando estaban afuera del club se zafó bruscamente de su agarre.

— ¿Qué haces aquí? — inquirió irritado.

— ¿En serio me lo preguntas a mí? ¡¿Qué haces tú aquí todavía? ¡Son las tres de la mañana! — le gritó enojado y con rabia.

— ¿Y qué? No es como te importara.

— Créeme, si por mi fuera te dejaría aquí mismo solo, pero Santo Domingo me obligó buscarte. — Entre él y el capitaleño había tenido una pequeña discusión de quién se iba a levantar de su cómoda cama e iría por la búsqueda del menor, y para que aquella discusión no fuera a más lo resolvieron de la forma pacífica, una partida de piedra, papel o tijera.

— Entonces dile a él que se olvide de mí, no volveré a la casa hasta el amanecer. — dijo mientras daba media vuelta y entra al club.

Santiago se quedó ahí parado observando, y cuando lo perdió de vista suspiró pesadamente.

Bueno, lo intenté, a mimir — comenzó a caminar hacia su auto que tenía parqueado a una distancia considerable a donde estaba.

Si San Cristóbal no iría con él tampoco le iba a rogar.

Por otro lado el sancristobero fue otra vez a la barra y para su suerte ahí estaba otra vez la chica con la que estaba ligando.

Se acercó por ella por la espalda y le tocó por el hombro, ella inmediatamente se giró a él sonriéndole seductoramente.

— Hey, perdona que me haya ido así de imprevisto, tuve un pequeño problemita, pero ya se soluciono todo.

— No importa cariño — la chica pasó sus brazos por el alrededor de su cuello y se acercó a su oído para susurrarle — Lo importante aquí es que estamos tú y yo. — dijo con una voz melosa.

San Cristóbal la tomó de la cintura y la acercó a él.

— ¿Qué te parece si tenemos un poco de diversión en otro lado? Este lugar ya me esta aburriendo — dijo el sancristobero en un susurro mordiéndole el lóbulo de la oreja cuando terminó de hablar.

— ¿Qué tipo de diversión? — la chica lo miró de manera inocente, aunque verdaderamente sabía a lo que él se refería.

— Esa diversión en la que vamos a un hotel, y estamos juntos en una cama, donde yo soy tú Christian Grey y tu mi Anastasia — dijo con voz grave mientras entrelaza sus dedos con los de ella — Y gimes mi nombre diciendo "más fuerte daddy".

Bad Little BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora