Familia

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*En este capítulo se describe un ataque de ansiedad, esto no es una experiencia que debamos romantizar pero creo que en la situación que se encuentra Horacio es lógico y probable que sufra de uno.
Los pensamientos de Horacio se señala por el uso de cursiva.*

Narra Horacio

Odio mi vida. No entiendo nada. Mi cabeza va a explotar.
Mi hermano, mi confidente, la persona que siempre ha estado a mi lado se ha ido y solo queda Pogo, el payaso loco con el que no quiero volver a convivir. Pero yo sé que Gustabo esta ahí dentro, en alguna parte y no puedo permitir que le hagan daño.

Por otro lado Conway, el único hombre que he tomado como referente paterno, que esta comenzando a mostrarse cariñoso y orgulloso de mí cuando estamos a solas es la persona que mi hermano quiere matar. Esto tampoco lo puedo permitir.

Además de esto, por si la ecuación no fuera lo suficientemente complicada, mi puesto como agente de la ley, no solo del CNP sino también del CNI, me señala la meta clara de desmantelar esa mafia en la que mi hermano está involucrado y que ya se ha llevado vidas de algunos buenos agentes de nuestra malla.
Gustabo nos aseguró en la reunión que su única motivación es la muerte del superintendente pero ya han hecho daño a personas inocentes solo para dar mesajes, como si fueran peones y no puedo evitar que el amable rostro de Torrente aparezca en mi memoria.

Mi cabeza duele y mi brújula interna se debate... Yo... yo solo quiero ser Horacio.

De repente como si fuera una bofetada siento que me falta el aire pese a que este respirando bastante acelerado.

¿Qué está pasando?

Mi pulso se dispara y mi vista se hace cada vez más borrosa, no puedo centrala en ninguna parte. Intento gritar pidiendo ayuda pero mi voz sale como un pequeño hilillo imperceptible.

Cada vez me siento peor y consigo apoyarme en la pared más cercana del cuarto del CNI que he elegido para dormir cuando mis rodillas comienzan a temblar y me deslizo por ella hasta acabar sentado con las rodillas en mi pecho.

-...asio -oigo la voz de alguien, pero es como si me llegara distorsionada o obstruida...Como si mi cabeza estuviera hundida en el agua- ¡Horasio! - esta vez la voz es más clara, potente y cercana y consigo levantar mi cabeza hacia ella.

Delante de mí, a unos cuantos pasos esta el comsario que hace unos meses rompió mi corazón como nadie lo había hecho hasta ese momento, la verdad es que al principio me dolió muchísimo, pero comprendo que no fue la manera indicada para tratar el tema y que solo lo espanté. Ahora mismo ese dolor me parece un triste preludio del que siento ahora mismo.

El ruso me mira desde la puerta clavado en su posición como si valorará  si debería intervenir o dejarme solo, pero cuando nuestras miradas se conectan le veo abrir los ojos con sorpresa y casi arrojarse hacia mí.

-Horasio, tranquilo. Estoy con usted- la mismas palabras que hace un día me decía desde la radio para que no me sintiera solo en medio de un fuego cruzando, temiendo casi más por la vida de mis seres queridos que por la mía y sin poder hacer nada. Sin poder tomar una decisión sobre lo que hacer hasta que el super y Gustabo quedaron incoscientes.

-Horasio mireme, céntrese solo en mi voz. Intente no pensar en nada más.- la voz de Volkov sonaba más calmada y enfática que en ningún otro momento que yo recuerde. Su brazo izquierdo estaba apoyado en mi antebrazo mientras que el otro se mantenía aferrando mi tobillo mientras dibujaba círculos con su dedo pulgar. ¿Qué sucede y por qué Volkov actua así?

-Horasio, voy a retirarle el pasamontañas- mientras me lo decía agarraba los bordes del mismo localizado en mi cuello y tiraba hacia arriba. Cuando le miro sin la prenda de ropa que esconde mi identidad me siento casi abochornado, hacia mucho que Volkov y yo no estabamos a solas sin que yo llevara eso tapando mi cara. Desde...

Durmiendo en el CNI/ VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora