Desliz

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Un desliz.



La idea bloqueaba todos mis sentidos, hoy sería la noche que durante seis largos años había imaginado. Era solamente de esperar el momento, en un rato más todos se reunirían en el salón principal para cenar o beber, cómo hacían la mayor parte el tiempo.

Tan idiotas como siempre.
Se habían dejado capturar, lentos y confiados cómo siempre, esos tontos Griffindors. Pero él se había mantenido callado, la confusión se transmitía cuando cruzaron miradas…

Su tía le había preguntado, su voz le había parecido tan lejana mientras lo veía.

Gris tormenta contra ese verde esperanza, un rayo de claridad le hizo mentir. Debía hacerlo, ya no tendría más oportunidades. Así que lo hizo, le mintió en la cara a su tía, a su madre y su padre no dejaba de verle con inquietud desde el rincón donde se sostenía de la pared.

Seguía su camino, guardando tal silencio y manteniéndose alerta en todo momento mientras llegaba hasta donde les habían arrojado.

“¿Qué haces en la mansión Potter?” – pensaba nuevamente desde el momento en que habían llegado esa pregunta no dejaba de darle vueltas. Incluso mientras había mantenido su escrutinio frente a su tía trataba de leer respuestas en sus ojos, pues su rostro estaba tan deformado por el hechizo que seguramente le había lanzado la sangre sucia en un intento de protegerlo; un mal intento de que no lo reconocieran, pero debía admitir que al menos les proporcionaba unas horas más de vida.

“Solo un desliz… eso sería a los ojos de todos. Después de la guerra nada de eso importaría. Si ambos vivían, sería un recuerdo perturbador de guerra o tal vez…” – se tranquilizaba mientras horas más tarde había pasado dando vueltas en su recamará.


La decisión llegó, debía ser justo ahora, no podría pensarlo más tiempo. A esa hora estaba casi vacía la mansión en espera de SU llegada al amanecer todos habían escapado a otros lados para evitar ser torturados si no era el verdadero. A los que les tocaba la guardia seguían durmiendo; el cuerpo le temblaba, asomó su cabeza por el pasillo principal, pero la oscuridad lo inundaba todo, llegó al fondo de la mansión, las cocinas siempre tenían algunos de ellos además de los pocos elfos que aun servían a su familia.

Tuvo que usar un hechizo silenciador cuando las conversaciones llegaron a sus oídos desde el otro lado de las puertas. El latir de su corazón le quería dejar sordo golpeando con fuerza en su pecho y tras sus orejas; guiado completamente por la necesidad, por borrar aquel horrible deseo estuvo donde debía en unos segundos.

Con su varita en alto abrió la reja del calabozo, donde “sus prisioneros” intentaban dormir muy juntos unos cercas de otros…

“Cómo si eso pudiera salvarlos cuando él llegará…” – no pudo evitar el pensamiento acido que se vino tras la visión.

La duda lo embargo al verlo.

El rechazo no era opción, pero morir sin tenerlo resultaba una peor idea.

Obligarlo sería su último recurso, siempre lo había sido pero ya no iba a tener otra oportunidad si la muerte asechaba sus vidas de forma permanente.

“Un desliz. Un desliz. Un desliz…” – sé repetía en su mente a cada momento en todas sus respiraciones; sabía que hacía lo correcto.

Al final de la guerra, vivo o muerto nada importaría, solo el ahora y él quería, deseaba, ansiaba desde que lo conoció que sucediera, por fin Morgana lo ponía en sus manos sin que pudiera negarse.

-Potter – lo llamo con su voz en un susurro, sin dejar que su típico arrastrar de palabras sobre su apellido no faltará para que le reconociera y así lo hizo, esos ojos verdes se abrieron de golpe mirándolo fijamente a pesar de la oscuridad se podían reconocer. – Acompáñame.

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⏰ Última actualización: Aug 26, 2020 ⏰

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