Capítulo 4: Porque comer no es tan bueno como parece.

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Notas originales del 2014:

Aviso: Lameto la demora del capítulo, puesto que me dispuse más a querer terminar mi otro fanfic, a continuar éste. Sumándole además que me dio tendinitis en ambas manos y tenía que darme varias descansos cada vez que escribía porque el dolor era mucho.

Y muy importante: este capítulo puede incluir escenas fuertes por exceso de sangre y alto morbo asqueroso. Quedan con la advertencia.

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No más, antes de cualquier cosa, prefería ir a revisarme si tenía alguna "marca" nueva. Porque ahora las piernas me ardían bastante y sentía algún líquido —sangre,¿tal vez?— escurrir por debajo de mis pantalones, me niego a pensar que me meé encima o que el pedo de hace un rato me salió "premiado".

Conociendo a Lars, él siempre entra a una habitación así no más, sin haber tocado antes la puerta. Por tanto, lo más correcto sería entrar al baño y darme una buena ducha.

Me aseguré de que no hubieran moros en la costa y corrí al baño, cerré con seguro la puerta y me desvestí con toda la seguridad del mundo. Entré a la ducha, encendí la regadera y miré mi reflejo a través de los azulejos —y más que azulejos, son espejos, digo, te puedes mirar con extrema claridad—. El pentagrama que estaba en mi abdomen, lo volvieron a abrir. Porque hace unos días atrás estaba cicatrizado, ahora que lo abrieron, estoy lleno de sangre seca. Oh, como agradezco que mi ropa sea negra, así no se nota nada.

Acaricié con suavidad mi piel tratando de remover la sangre, hice lo mismo con el resto de mi cuerpo hasta que...

Me cubrí la boca para evitar gritar como niña.

Tenía escrito en mis dos piernas —con una letra muy prolija y perfecta— todo un testamento por decir de forma retórica, así de puta madre.

No sabría cómo explicarlo muy bien... Tenía escrito "Los siete" en la pierna izquierda, y "pecados capitales" en la derecha.

De ahí estaba redactado un pecado en cada pierna, dejando al último pecado, "envidia", cortado a la mitad. Decía "env" en una y "idia" en la otra.

Me costó al principio leer lo que decía porque la sangre brotaba a... ¿litros? No, eso es muy exagerado. Pero así se sentía. Cuando dejé de sangrar, lo pude leer muy bien y quedé todo shockeado.

Recordé las palabras del "Otro Lars que no es Lars", no sé... yo esperaba dibujitos o algo así. ¡Y no un testamento que se nota que fue hecho por el diablo!

Esta noche tocaría, según el orden en que está escrito en mis piernas, la gula. Ok, comer no es nada malo.

Yo nunca he sido alguien que come en exceso —el alcohol aquí no cuenta, perras—, todo por ser vegetariano, los chicos gastan más en mierda con carne y embutidos que en sus vegetales. Se podría decir que mantengo mi "figura", a pesar de no hacer ejercicio.

Pero yo nunca le diría que "no" a comer, si se debe hacer: lo hago. Entonces, ¿qué podría salir mal?

Mi relajante ducha se detuvo y me quedé pasmado, tratando de pensar en lo peor que podría pasar. Negué con la cabeza y continué mi baño, si me ponía a pensar sobre mis miedos, seguro Satán se va a aprovechar de eso para joderme la existencia, como siempre.

No diré nada de lo que hicimos la banda hoy con gran detalle; un montón de papeleo con respecto a las grabaciones con Megaforce Records, uno que otro desmadre con Anthrax.

No obstante, me cuidé bien de no comer demasiado ni de ingerir alcohol para poder estar sano en la prueba, sí, lo pensé muy bien, no quiero vómitos.

La pesadilla de Hammett (Metallica, KLARS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora