Está muy oscuro aquí, quiero ya irme pero... Solo no puedo, ya no tengo nada pendiente ¡Ya estoy con Charles! Aún así... Duele estar aquí.
Logré escuchar algo, son voces... Yo solamente impulso a esta máquina y la consciencia artificial hace todo, y...
Las memorias permanecen siempre ahí pero siendo ignorada por muchos. Pero en un punto, se las recuerda como una historia.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los pasos resonaban por aquella fábrica, o una especie de lugar donde estaba todo. Pisos diferentes donde cada robot estaba, unos modelos denominados como "Torture". Había en total siete robots, o tal vez no esté diciendo la verdad y haya más, ese lugar había varios pisos... En total 13 pisos. Aquellos robots estaban sin rumbo alguno, siendo impulsados por almas que solamente eran una especie de batería en sí, no podían ya controlar nada y solamente podían observar y ver que hacían los robots.
Habían jóvenes que por su incapacidad de razonar digo... ¿Quién iría a ese lugar? Pues, los jóvenes que iban pues llegaban a fallecer, para las personas eran desaparecidos, para esa fábrica eran presas y para las almas eran asesinatos. Veremos a un robot, su color estaba desgastado y los dientes afilados, ojos con aquel deseo sanguíneo. El alma que estaba ahí no hacía nada, miraba pero no controlaba nada, ¿Qué debía hacer ahora?
Lo buscaba a aquel hombre que aborrece, él que llegó a arrebatarle su familia de poco a poco y simplemente lo destrozo eso por dentro y rompiendo su cordura de poco a poco. Sinceramente, solamente buscaba a aquel hombre que debían matar para que la "profecía" llegue a su fin.
Ahora quería solamente ya descansar en paz, ya no sentir aquel dolor infernal que sentía en sí cuando perdió a su familia y a los que apreciaba, pero si un dolor en estar en el traje y sin poder volver a ver la luz del día. Rogaba para que escucharán sus palabras pero la voz era callada por la inteligencia artificial, permitiéndose solamente ser un robot sediento de sangre. Rogaba y lloraba en silencio, esperando en algún momento que alguien lo ayude a él y a los que estaban ahí.
Desde afuera del edificio, dos personas habían llegado y observaban aquella fábrica abandonada. « ¿Es aquí, señor Vincent? » preguntó el detective, o policía como ustedes prefieran, su nombre era Carson Takaliken. Vincent Bishop miró al más joven y asintió, habían pasado unos cuantos años desde que se supo algo sobre los animatronicos de un restaurante donde encontrábamos a una primera versión de Kitty Fazcat y a Lockjaw, anteriormente conocido como Frankburt.
Había otros robots de ese lugar como Sugar, Vigo, Doug y quién sabe cuántos más. La particularidad de estos es que al instante de que alguien entraba en el traje lo mataba o algo así, no entendía eso. Lo que si sabía es que había destruido a la máquina hace años atrás junto a su mejor amigo. Vincent sabía que esos trajes eran peligrosos para muchos... Y que eran monstruos sedientos de sangre que deben ser eliminados para que lo que aquel hombre no siga con su relato. « Entremos. Y no me vengas con que me moriré fácil que no pienso hacerlo aún » dijo, llegando a reírse leve y cosa que Carson igualmente se rió.
Se acercaron a la puerta y comenzaron a quitar las tablas con la fuerza que tenían ambos. Al quitar las tablas, entraron a aquel abandonado lugar sin vida, ni luz o algo por el estilo. Vincent junto a Carson cerraron la puerta y sabían que los robots no saldrían, estaban tras de Carson ahora debido a la profecía que había para así ya no tener que obedecer un protocolo. Si fallaban, la profecía seguirá hasta que alguien le de fin a una persona.
