Chocolate.

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Una brisa fresca sopla por los terrenos de Hogwarts, con el cielo despejado y el sol brillando, sin llegar a ser molesto, era un clima perfecto para estar afuera, aunque al ser hora del almuerzo casi todos los estudiantes se encontraban comiendo, pero sin duda cuando terminaran saldrían a disfrutar del perfecto clima que les ofrecía ese sábado.

Pero hay un par de estudiantes que se encontraban disfrutando de la calma, antes de que el torbellino de adolescentes llegara.

Remus y Severus se encontraban sentados junto a un gran árbol cerca del borde que separa los terrenos de la escuela y el Bosque Prohibido. Remus recostando su espalda en el tronco, sentado con las piernas cruzadas, abrazando por el estómago a Severus, que estaba sentado en el espacio entre las piernas del Gryffindor, con la espalda contra su pecho, una posición que tomaban para relajarse, instinto del lobo supuso. Comiendo los chocolates que le había mandado Lucius de su viaje a Alemania, compartiendo algunos con su pareja.

— ¿No has estado comiendo mucho chocolate últimamente? — preguntó viendo cómo se llevaba otro a la boca, ya se había comido media caja.

Severus se le quedó viendo un momento y respondió — es tu culpa — cerró la caja y la dejo a un lado — me contagiaste tu obsesión — dijo con simpleza lamiendo los restos de chocolate de sus dedos, bajo la atenta mirada del otro.

— Lo siento — se disculpó casi sin darse cuenta, más atentó a los movimientos del pelinegro. Severus sabía muy bien cómo distraerlo, al ser esa noche luna llena solo lo hacía más fácil.

— Más te vale — se levantó quedando parado frente a el otro — tu hijo tiene la misma manía por el chocolate que tú.

— Lo siento yo... — se quedó callado y parpadeó, tratando de concentrarse — Espera... ¿Qué?.

Severus solo sonrió. Sacó de un bolsillo de su túnica una hoja de papel y se la entregó a un confundido Remus, el cual la tomó. A medida que iba leyendo sus ojos se abrían cada vez más, al terminar volteo a ver a su pareja mientras intentaba, sin muchas ganas, retener su sonrisa.

— Te felicito lobito, le diste al blanco.

Severus sabía que su novio es muy demostrativo con sus emociones, en especial cuando estaban solos y que cerca de la luna llena tenía menos control sobre él, por eso no se sorprendió tanto cuando Remus se levantó de un salto, lo tomó por la cintura y empezó a dar vueltas con él en el aire, le sujetó por los hombros y lo acompañó en sus risas. Se imaginó que eso pasaría.

Bueno, era eso o se desmayaba. Se alegró de que no hubiera sido la segunda.

— ¡Oh por Merlin!. ¡Sev, un bebé!, ¡Un bebé!, ¡Tendremos un bebé! ¡Un cachorro!. ¡Nuestro! — gritó aún girando con su novio en brazos — ¡Es genial!, ¡Es fantástico!, ¡Es asombroso! ¡Es!... ¡Es!... Espera.

Se detuvo abruptamente y de un rápido movimiento volvió a sentarse, ahora de frente al árbol con las manos apoyadas en el tronco y las piernas cruzadas. Severus, a causa de las vueltas y del rápido movimiento se mareo, cuando se estabilizó se dió cuenta que estaba otra vez en el espacio entre las piernas de su novio, con sus propias piernas rodeandole la cadera al hombre lobo, la espalda contra el árbol y la cara de Remus a centímetros de la suya.

— ¿Desde cuándo lo sabés? ¿Cuánto tienes? ¿Están bien? ¿Cómo pasó? — preguntó a toda velocidad y hubiera seguido de no ser por las manos que cubrieron su boca.

— Desde la semana pasada, aproximadamente un mes y medio, estamos perfectamente sanos — respondió con calma — y sobre cómo. Bueno, creo que te haces una idea.

— Tendremos un bebé — susurró después de un momento.

— Así es.

— ¡Te amo!, ¡Te amo!, ¡Te amo! —Remus lleno su rostro de besos y lo estrujó, sin llegar a lastimarlo, con un abrazo — ¡¡VOY A SER PAPÁ!! — gritó fuertemente.

— Grita de nuevo, creo que no te escucharon en el fondo del lago — el sarcasmo en la frase era claro, pero Remus lo ignoró

— ¡¡¡VOY A SER PA-

— ¡Remus, cállate! — se abalanzó a taparle la boca de nuevo, causando que ambos terminaran en el suelo.

****

— ¿Sev?.

— ¿Mhnn?.

Seguían en el suelo, después de un rato de regaños de Severus y risas de Remus se quedaron en la misma posición en la que cayeron. Remus boca arriba abrazándole por la cintura, con una mano recorriendo su espalda y Severus acostado en su pecho, con una mano jugando distraídamente con su cabello.

— ¿Por eso Lily me preguntó que pensaba de tener hijos?.

— Oh, sí. Le pedí de favor que te preguntara.

— Osea que ella ya sabe.

— No.

— ¿No?.

— No, quería que fueras el primero al que se lo dijera. Aparte de la enfermera solo tú lo sabes.

— ¿Cuándo se lo dirás?.

— Hoy en la tarde me reuniré con ella y Regulus.

— Le tengo que decir a los chicos.

— Me muero por ver las caras de tarados que pondrán.

— ¿Te parece si les decimos a todos juntos?.

— Me parece perfecto — sonrió — te apuesto que Peter se va a desmayar.

— Te apuesto que Lily va a gritar como loca.

Severus se incorporó, quedando sentado en el regazo de Remus, y con un movimiento de varita atrajo la olvidada caja de chocolates.

— ¿Quieres chocolates?.

— Solo si tú me los das.

Se quedaron allí, en su pequeña burbuja, dónde solo existían ellos dos y el fruto en crecimiento de su amor. Luego tendrían tiempo para pensar y planear su futuro, para decirles a sus familias y a sus amigos, ahora solo disfrutarían del momento.

Y de los besos de chocolate, que nunca fueron tan dulces.

~~~FIN~~~

Creo que me dí diabetes a mí misma ♡(> v < )♡

Quedó más corto de lo pensé pero si me gusta el resultado. Tengo más planes para estos dos, por si les interesa.

¿Ideas?, ¿Dudas?, ¿Consejos?, ¿Estrellitas?, ¿Un extra con las reacciones de todos?.

Por cierto, Tobías aquí está muerto desde hace rato así que Sev y su mamá viven tranquilos. Ésta información no afecta en nada a nada, pero me dió la gana de que no molestara.

Nos leemos en otra ocasión.

(●♡∀♡)

Dato extra: Al principio el final era después de que Sev se tirara a cerrarle la boca a Remus, pero luego se me ocurrió lo demás y me dió gracia. ◍•ᴗ•◍

Besos de chocolate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora