El comienzo

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Una mañana tranquila en el avitual green hils, un erizo azul conocido por ser el erizo más rápido en el mundo: Sonic the Hedgehog. A altas velocidades suele rondar por esa zona, más por diversión que por otra cosa pero en esta ocasión estaba al asecho. Eggman no había atacado desde hace unos meses y eso lo ponía tenso y no solo porque esté preocupado de que él esté planeando algo de nuevo; está completamente aburrido a tal punto que aceptaba las incontables citas de Amy.

Y no es como que le disgustara la verdad.
Al pasar con ella en ese corto periodo pudo ver algo en la pequeña eriza que sin duda alguna piensa negarlo rotundamente.

Pero ese no es el caso. Sonic al no ver algo interesante en su "caminata" matutina, da media vuelta y se dirige de camino a una cabaña en medio de un prado rodeado de hermosos arreglos florales. En la entrada de la cabaña había un buzón rojo junto con un cartel rosa con el nombre de "Amy Rose" estampado en rojo. El erizo cada vez que visitaba a su preciada amiga siempre se impresionaba por el gran dote que llevaba con la floricultura, también además de su gran pasión y corazón hacia la gastronomía.

Nervioso y algo preparado para el gran abrazo de ella; toco la puerta y espero algunos segundos que para él eran horas eternas. Una dulce voz desde adentro de la casa sonó como aviso de que abrirá pronto. Segundos después se abre la puerta mostrando a la queridísima eriza rosa del martillo Amy Rose, sorprendida pero alegre abre la puerta de par en par y le da un tierno abrazo al erizo.

— Sonic! Qué haces aquí tan temprano? Se suponía que vendrías en la tarde para ayudarme con la mudanza — lo soltó cuidadosamente y lo invito a pasar. Este como si fuera ya su casa se tumba en el único sofá que estaba en la sala.

— Si si... solo estaba corriendo por aquí y pensé en venir a saludar — acomodándose dispuesto a dormir un rato mira como Amy solo le sonríe y se va a la cocina. Eso le interesa al erizo, como dije antes le gustaba la comida que preparara Amy, no importa cuál sea le gustara comoquiera. En un instante un olor a salsa de tomate y queso se impregnó en toda la casa, ahora todos los planes de tomar una siesta se esfumaron y solo quedó él hambre y las ansias de comer lo que su eriza preparó.

Perdón. Corrijo: la eriza

De un salto se levantó del sillón y trató de caminar tranquilo y no parecer un niño feliz de que su madre le preparara su comida favorita. Al pasar a la cocina diviso a Amy con una bandeja bastante grande dejándola en el mostrador, Sonic se acercó más para ver que tenía; Pizza casera de peperoni con mucho queso.

— hay Amy como quisiera vivir contigo— babeando por él hambre y la buena pinta que tenía la pizza, no estaba muy consiente de lo que dijo pero la eriza rosa si que lo escucho bien.

— S-Si quieres puedes vivir conmigo... tengo dos habitaciones extra...— totalmente roja se tapa la cara con algunos paños de cocina. Sonic confundido por la respuesta de Amy se pone a analizar lo que había dicho antes para luego volverse estúpidamente rojo.

—EHH Y-Yo... di-digo...— no tenía idea de que decir, ya lo había dicho, ya ella lo había aceptado, ahora que hago? —bueno.. no quisiera ser una molestia sabes? Eres muy organizada y yo soy el rey del desastre— buscando una excusa bastante conveniente para no vivir con ella — e-eso no te gustaría verdad?

Amy solo inclinó la cabeza pensativa —no creo que sería un problema, puedo vivir con tu desorden. No es como si ya lo e vivido— sonrió y con una pequeña risita lo miro —Además necesitas estar en otra parte que no sea en el taller de tails y lo sabes—

El ganador de esta pelea es nada más ni nada menos que Amy.

Con un largo suspiro le dio la razón. Tomo una rebanada de la pizza y le dio un gran mordisco, el cielo mis señores.

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