Capítulo único

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~ Dedicado a todas las personas que aprecían al personaje de Mateo Symanski y, de paso, le tienen gustico al Matemo ~

Invito a acompañar la lectura con la música para vivir a tiempo real el fuego de Mateo, jeje.


Caminaba a paso firme. Probablemente, el más firme de su historia y, a su vez, el más ligero.

El cambio en su andar no tenía nada que ver con el camino, pues estaba recorriendo los mismos pasillos que le vieron crecer desde joven. Tampoco había implicaciones de su vestimenta, o las personas que le aguardaban al cruzar el recodo donde reposaba un hermoso retrato de su difunta abuela materna.

Era él. La metamorfosis se había extendido por su pecho, recubriendo cada angustia, invadiendo todo rincón de su cuerpo hasta llegar a su cerebro y arrancar el cerrojo que mantenía cohibida su verdadera esencia. Su auténtico yo



Yo solía ser la clase de chico

Que nunca te dejaría ver el interior.

Yo sonreía cuando estaba llorando.

No tenía nada más que una vida que soltar.

Pensé que tenía mucho qué probar.

En mi vida, no hay negaciones 🎶



Develarse ante el espejo había sido tan satisfactorio como sorprendente. ¿En serio ese era él? O mejor dicho, ¿ese siempre fue él?


Seguramente sí, pensó sin un ápice de duda ni remordimiento, porque al contemplarse, solo creyó que jamás se había visto tan rozagante.



Adiós a todos mis ayeres.

Adiós, nos vemos. Estoy en camino  🎶.


¿A quién más sino a él debía rendir cuentas de sus gozos, de sus angustias, de sus aspiraciones? Su nacimiento había estado demarcado por designios de otros que distaban a años luz de sus propósitos, y contra ellos tuvo que batallar sin escudo y armadura, solo alzando sus desnudos puños sangrantes y repletos de cicatrices. A merced de las llamas y las lanzas, de los rezos y de las codicias de otros.

Pero ya nada era igual. 

Ahora estaba feliz, tranquilo y lo más llamativo era que podía demostrarlo con una sonrisa genuina. No una de cartón como tantas veces tuvo que dibujar para sus padres, para sus colegas, para los ejecutivos, para la sociedad.

El día que al fin pudo hacerlo de corazón, fue consciente de la cantidad de energía que gastaba en esa mentira. Sus músculos se destensaron en el acto y segundos después sintió el típico dolor residual de la postura rígida, de la farsa, la careta al fin cayendo, pero rápidamente se curvaron estimulados por esos nuevos sentimientos que él estaba permitiendo aflorar como si hubiesen sufrido un invierno de mil años para al fin liberarse. 


Un nuevo amanecer estaba despuntando en sus pupilas.

Y fue hermoso, una revelación llena de lágrimas de alivio y abrazos cálidos. Palpó su ser como si apenas se reconociera, como si fuese la primera vez que chocaba de frente con quien siempre estuvo en las sombras. Se regaló la dicha de la aceptación, de encontrarse y no girar el rostro avergonzado. No había motivos para ello, su reflejo se había vuelto nítido. Él no era su enemigo.

Everyday [ᵐᵃᵗᵉᵐᵒ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora