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lo primero que llamó mi atención nada más entrar al club fue tu camisa.

una prenda roja de algodón que se ceñía perfectamente a tu cuerpo y me hacía enloquecer. tan solo ver tu pecho marcado en aquella ropa hacía que mis pensamientos fueran desviándose hacia un lado oscuro de mi cerebro, uno que fantaseaba con quitarte la tela y dártela para que me ataras con ella al cabecero de la cama, uno que sacaba lo más erótico e indecente de mí.

quería hablarte, lo necesitaba, decirte lo bien que te quedaba eso, lo mucho que me gustaba la forma de tu cuerpo, los músculos que se notaba a leguas que tenías, lo fuerte que parecías, pero también lo guapo que eras y lo genial que hacía esa barba ver tu perfecto rostro, pero tenía miedo de cagarla.
me senté en una mesa cercana a la tuya, podía ver todo lo que hacías, te admiraba desde una distancia prudente y tú parecías no notarlo.

parecía que no lo hacías, hasta que te levantaste y te acercaste a mí.

sin decir nada dejaste un papelito en mi mesa, uno color violeta, y fuiste hacia el baño. cogí ese papel y leí con atención lo que escribiste en él. me sonrojé al saber con exactitud lo que iba a pasar.

me levanté y fui tambien hacia los baños, la noche acababa de empezar.

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nada más entrar sentí tus manos en mis caderas, empujándome con delicadeza hacia la pared y arrinconándome contra esta. me miraste, lo noté, y sin embargo no pude apreciar bien tu rostro, pues las luces eran de un color carmesí, un tono parecido al de tu camisa, la cual yo me encontraba desabotonando, aunque mis manos temblorosas me impedían ir con rapidez.

te quité la prenda, la tiré al suelo y me abracé a tu cuello para poder coger estabilidad y ponerme de puntillas para besarte. ataqué tus labios como si yo llevara semanas sin comer y tu boca fuera un delicioso plato de comida. sentí como una de tus manos subía a mi cintura y la tomaba con fuerza, eso seguramente dejaría una marca roja, la marca de tu mano. la otra había ascendido a mi nuca, su función era profundizar el beso, y oh, lo estaba haciendo bien. pocos segundos después nos tuvimos que separar, pues el aire estaba empezando a faltarnos y por poco que nos gustara separarnos era necesario respirar, llenar nuestros pulmones de aire como si después fuéramos a lanzarnos al mas profundo mar y necesitáramos todo el oxígeno posible.

besos, caricias, palabras, solo eso, proveniente de ti, hacía que todo mi ser temblara, que cada parte de este sintiera una agradable sensación, un cosquilleo que me ponía nervioso pero a la vez me agradaba tener. porque así tenía claro que me gustaba todo lo que hacías, me volvía loco que tocaras cada parte de mi desnudo cuerpo sin pudor, que me hicieras tuyo en ese baño, que me susurraras cosas bonitas al oído para que no tenga miedo y el dolor se me pase volando, todo eso, Samuel, te hace perfecto.

finalmente lo lograste, me corrí, manchando parte de mi abdomen y también la pared del baño, y tú lo hiciste dentro mía, haciendo que un líquido blanco y caliente se escurriera por mis muslos cuando saliste de mi interior.

me ayudaste a limpiarme, tambien dejamos la pared tal y como estaba antes, nos vestimos y salimos de ahí, cada uno por su camino pero ambos con una sonrisa plasmada en el rostro, una sonrisa que indicaba que ninguno iba a olvidar esa noche.

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sinceramente no sé qué es esto ni por qué lo escribí, pero hoy ando inspirada NAJKDJS

𝚛 𝚎 𝚍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora