Un viejo am(or)igo.

3.7K 455 200
                                    

Mirando hacia el cielo cubierto de nubes grises, Lucius Malfoy se dirigió con paso seguro hacia las puertas de la vieja casa. Hoy no tenía la excusa de su hijo visitando al otro niño; hoy no tenía la excusa de necesitar con urgencia una poción o la ayuda del otro hombre.

Lucius estaba allí porque así lo quería.

La puerta se abrió con fuerza y el cansado rostro de Severus Snape lo recibió con el ceño fruncido. El estrés y la presión de la guerra se hicieron notorios en ambos hombres, pero Severus era, por supuesto, el más afectado. Una venda cubría lo que sabía era una mordida en su cuello; el cabello, menos grasoso de lo que Lucius recordaba, caía en suaves ondas por debajo de sus hombros, y algunas pocas arrugas ya eran visibles en el rostro del hombre de treinta y ocho años.

Lucius sintió, no por primera vez al verlo, que podría darle el mundo entero si así Severus lo quisiera.

—¿Necesitas algo, Lucius?— Severus habló con la voz aún ronca por la herida, sonando molesto, a pesar de que sus ojos negros eran tan inexpresivos como siempre.

—Sólo visitando a un viejo y querido amigo, Severus— Lucius sonrió cuando su amigo puso los ojos en blanco y se movió para dejarlo entrar. Disfrutó del suave olor a café y libros que inundaba el hogar del pocionista. Sonrió más cuando Severus cerró la puerta y se dirigió al salón—. ¿Has estado bebiendo tus pociones?

Harry estaba sentado en un sofá individual cercano a la chimenea y le sonrió brevemente a Lucius cuando lo vió entrar, saliendo rápidamente del salón por una de las puertas secretas detrás de las repletas estanterías. Lucius sólo se sentó con elegancia en el sofá abandonado y esperó pacientemente a que su amigo hiciera lo mismo luego de pedirle a un elfo doméstico un servicio de té para los dos.

—Por supuesto. Harry se asegura de ello, créeme— una mueca de disgusto cruzó por el rostro del pocionista y Lucius río suavemente—. ¿Necesitas algo en específico, Lucius? Pensé que traerías a Draco mañana.

—Y lo haré— Lucius asintió en agradecimiento cuando Severus le pasó una taza de té y bebió un sorbo, complacido al notar el dulce justo como prefería—, pero hoy quería verte. No necesito nada, gracias. Simplemente quería estar contigo.

Severus apretó la mandíbula levemente, pero no hubo ninguna otra reacción hacia las palabras de Lucius. No se molestó en pensar en ello y miró hacia el fuego crepitante con calma. Había un hipógrifo en la habitación en ese momento, y si no se trataba con cuidado, atacaría. Muchas cosas se dijeron desde el día en que se conocieron, algunas buenas y otras malas; pero había otras muchas cosas que callaron, que simplemente dieron por hecho o que arrojaron sin pensar a la basura.

Severus había destrozado por completo la vida de Lucius desde que comenzaron a conocerse, y Lucius nunca había estado tan agradecido pero a la vez tan enojado con una situación.

Lucius siempre pensó que era obvio, pero descubrió de la peor de las maneras que no era así.

Lucius se sentía poderoso cuando Severus estaba a su lado. Era poderoso, fuerte, indomable e indestructible cuando esos ojos negros y aburridos lo miraban; se sentía como el rey del mundo cuando esas manos callosas y fuertes lo tocaban, y se sentía gelatinoso cuando las extrañas e insólitas sonrisas de medio lado y sin maldad eran dirigidas hacia él. Lucius era el gobernante de todo y todos, si Severus estaba a su lado.

Pensó que el Señor Oscuro era la mejor opción para sobrevivir a la obvia Guerra, hasta que su universo fue cruciado y gritó en agonía. Pensó que el Señor Oscuro estaba bien, hasta que su soporte rogó de rodillas y lamentablemente patético que salvara a la sangresucia de Lily Evans Potter. Deseó que el Señor Oscuro la asesinara cuando se dio cuenta que el amor no era más que estupideces, y luego se arrepintió con fuerza cuando sintió su propio corazón romperse ante el llanto desconsolado y agobiado siendo levemente ahogado en su pecho.

Un Viejo Amigo [Snucius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora